Natalia Recio vive en Cambridge, Inglaterra, desde hace ya cuatro años y medio. Trabaja como sanitaria en el Hospital Universitario de la ciudad. Su vida cambió radicalmente hace una semana por la pandemia del
coronavirus que está azotando el mundo. En Inglaterra, a día de hoy, hay más de 2.000 contagiados y, sin embargo, el gobierno del país ha decidido no tomar ninguna medida restrictiva para evitar que el número de enfermos siga aumentando.
Por esta razón , Recio, junto a sus tres compañeras de piso –también sanitarias–, tomaron la decisión de encerrarse en su casa y hacer su propia cuarentena voluntaria. Este confinamiento, cuenta Recio que es por “la seguridad de nuestros pacientes y después la nuestra”. Además asegura que los ingleses todavía no están preocupados, que los que están empezando a aislarse son “europeos que vivimos en Inglaterra”.
Natalia Recio piensa que la vida del país no se ha alterado por que “no le han visto, todavía, las orejas al lobo. Están como estábamos hace apenas unas semanas en Italia o España, pero sé que todo llegará. Los europeos estamos aislados porque somos conscientes de la situación que están sufriendo nuestras familias”, asegura.
También cuenta extrañada que “en Inglaterra hay dos versiones opuestas”, y que se respiran aires contradictorios porque “por un lado ves el desabastecimiento de productos básicos en el supermercado y la locura del papel higiénico. Pero, por otro lado, todos los locales, pub nocturnos, cafeterías y restaurantes siguen abiertos”.
La histeria colectiva, según Recio, es muy extraña. Asegura que los colegios públicos y las universidades siguen abiertas, la gente va a clase con total normalidad. Aunque los colegios y centros privados sí que han cerrado para evitar contagios entre el alumnado y los profesores.
“Hace un par de días el Gobierno nos dio un aviso de que la gente se quedara más tiempo en casa del habitual”, pero asegura que fue solo a modo de consejo. “La situación no tiene sentido porque los bares y pub están a reventar los fines de semana. Solo se han cancelado los grandes eventos como partidos de fútbol, meetings y San Patricio. Lo demás sigue normal. La gente sale, hace deporte por la calle y los gimnasios continúan abiertos, aunque limitan el número de personas” dice. De cerrar sitios, nada. Ni fronteras ni nada”, confiesa.
“Respeto mi trabajo, en la planta de oncología hematológica tengo pacientes muy vulnerables y el contagiarse con coronavirus les mataría”, asegura como sanitaria.
Mientras, el gobierno inglés sigue sin tomar medidas. La ceutí asegura que le afecta personalmente esta situación porque está muy desubicada, es todo “incertidumbre”. Su preocupación va en aumento porque no sabe qué va a pasar con su trabajo ni cuánto tiempo va a pasar en casa, además “se ha estimado un número aproximado de 250.000 muertes en el país hasta agosto” porque supuestamente el verano y el calor matan al virus. Pero en Inglaterra, y en concreto en Cambridge, el verano dura máximo dos semanas.
Recio está convencida de que “la cuarentena voluntaria es lo que hay que hacer. El gobierno me ha aconsejado eso y, sobre todo, lo hago por mis pacientes que tienen un alto riesgo de contagio y de muerte”, lamenta. Además, asegura que se siente muy sola y poco respaldada por las autoridades y por el hospital porque todo sigue con normalidad.
Esto se le junta al estar fuera de casa y la preocupación por su familia en España: “Me preocupa porque estoy sola y ellos aislados. Muchos de mis familiares son casos de riesgo. Yo no sé cuándo voy a volver a verles porque no se si podré volver cuando acabe la cuarentena en España. Seguramente yo seguiré aquí encerrada”, confiesa con preocupación.
Aun así tiene la esperanza de que esto acabe de la mejor manera posible, que se controle el número de contagios y muertes y que el gobierno inglés tome decisiones contundentes como las del resto de países vecinos para cuidar a su población.