Se llama Zuhair Ahmed Ahmed, es de Ceuta y se fue a Siria e Irak a combatir en las filas del Estado Islámico. Este domingo el diario El País habla con él, en una conversación en exclusiva, en la que este ceutí, de
la barriada del Príncipe, cuenta su historia, aquella en la que estuvo siete años en el bando del ISIS. En prisión en Siria, Ahmed se entregó hace ahora exactamente dos años -18 de marzo de 2019- cuando las fuerzas kurdo-árabes proclamaron la caída del autoproclamado califato del Estado Islámico. La periodista Natalia Sancha, desde aquél país, habla con este español que cuenta en la entrevista su vida al servicio del Estado Islámico y también la que tenía antes en nuestra ciudad. Se fue de Ceuta a los 22 años, en mayo de 2013, cuenta en lo que es la primera entrevista a un preso español del ISIS. Fue uno de los primeros que se dirigió a Siria e Irak para combatir al lado del Estado Islámico. Lo hizo junto a otros tres amigos con los que pasó la infancia en el Príncipe y que ya murieron inmolándose en operaciones
terroristas. Estuvieron en la célula Tarik Ibn Ziad, buscada por la justicia española. “Nos presentamos voluntarios para hacer operaciones suicidas”, en esta entrevista con El País. Su vida en Ceuta, explica él mismo en la entrevista, se basó en trabajos temporales, como por ejemplo la limpieza de muchas calles de nuestra ciudad. Abandonó el instituto a los 14 años para hacer un curso de informática y define su vida en Ceuta como "normal". Sobre su actividad ya a las órdenes del ISIS, explica que estaba destinado a cometer un atentado suicida en España, pero "no podía hacer la yihad en Ceuta. Ni podía ni quería, no quería con la gente que estaba allí". Reconoce este ceutí haber combatido en Siria e Irak durante cinco años. ¿Cómo llegó allí? De nuestra ciudad se fue a Málaga y en la capital de la Costa del Sol cogió un avión rumbo a Turquía. Después cruzó a pie la frontera que este país tiene con Siria para así llegar a Alepo, la que era ciudad más poblada del país, más tarde convertida en ruinas. “Queríamos ayudar a nuestros hermanos musulmanes sirios a los que estaba matando el régimen y contactamos con unos amigos de Castillejos que nos dieron un contacto para viajar allí”, cuenta Zuhair Ahmed en esta entrevista, que incluye vídeo, en el diario El País. Recibió, como los otros ceutíes que fueron con él, "un mes y poco más de entrenamiento físico y en armas", con preparación psicológica, por ejemplo sobre “cómo conducir el vehículo antes de inmolarse contra los objetivos”. Tenía un sueldo de 100 euros al mes. Zuhair, actualmente en silla de ruedas por las consecuencias de un ataque en 2015, también estaba destinado a inmolarse en algunas de los muchos atentados que se cometieron en aquellos años, pero se echó atrás hasta en dos ocasiones. “Vine a hacer la yihad, pero no vi que eso fuera lo que tenía que hacer”, reconoce en esta entrevista que este domingo se publica. Primero tenía que hacer explotar su carga de explosivos contra una posición del Ejército de Iraq, pero asegura que se echó atrás al "ver civiles". Testigo de la fuga de miles de presos
yihadistas en 2013, también combatió en la ciudad iraquí de Faluya, donde “establecíamos retenes y registrábamos los coches en busca de soldados iraquíes que más tarde eran interrogados”. Regresó a Siria, cuenta en este exclusivo relato a El País, para hacer "vida normal con amigos en el califato". Allí se casó, tuvo un hijo, de cuatro años pero del que no sabe nada desde hace más de dos. Con todo ello, asegura no "arrepentirse" aunque reconoce que "no veo que mereció la pena" todo lo que hizo.