Culpable. Sin duda alguna. El Jurado así lo ha decidido: que el llamado G.A.L., detenido en junio de 2016 en Ceuta por asesinar al regente de un bazar chino en San Roque, es el responsable de aquella muerte que fue mediática por la crueldad que puso de manifiesto. Se le atribuye su relación con un delito de asesinato mediando precio y otro en grado de tentativa, además de un robo con violencia. Lo que no se ha podido identificar es quién fue el que encargó esa muerte.
La Audiencia Provincial de Cádiz en Algeciras ha acogido la sesión con Tribunal de Jurado, sentándose en el banquillo este hombre, residente y con familia en Ceuta, que buscó refugio en nuestra ciudad tras cometer el crimen.
Según relató la Fiscalía, el acusado entró en el bazar y preguntó al regente dónde había cuchillas de afeitar, después se dirigió a la zona que le indicó. Allí se acercó el hombre y el procesado le preguntó por productos de ferretería para llevárselo a un lugar más apartado.
Entonces, aprovechando que ambos estaban solos, “movido por el ánimo de acabar con su vida”, le asestó 21 puñaladas con un cuchillo de 20 centímetros en varias partes del cuerpo, incluidos órganos vitales como el pulmón, el hígado, los riñones o el corazón. El hombre “no tuvo capacidad alguna de reaccionar ante lo inesperado del ataque y la imposibilidad de huir a causa de su incapacidad física”. Murió de forma violenta.
G.A.L. también apuñaló a la mujer del comerciante, clavándole un cuchillo en el cuello. No murió de milagro porque la fémina fingió estar muerta. Cuando vio al criminal abandonar la tienda avisó a la Policía. Gracias a las cámaras de seguridad del local fue fácil dar con la identidad del ahora condenado por el Jurado, quien huyó a Ceuta buscando así el refugio.
El Jurado considera culpable y también cree que cometió el crimen a cambio de dinero, de hecho un día antes habría inspeccionado el lugar para saber cómo actuar. En el banquillo se ha sentado otro acusado que no ha podido ser relacionado con los hechos.
Desde los hechos, se sospechaba que el asesino había encontrado su perfecta ocultación en Ceuta, ya que aquí tiene familiares y domicilio. Estaba en alerta la UDYCO, la Guardia Civil y todas las demás fuerzas de seguridad, ya que tenían información de que se ocultaba en Benzú. Se le detuvo en Benítez, tras montarse un dispositivo de seguimiento, haciéndose cargo de él la Guardia Civil.
La misma tarde del crimen, el acusado tomó un ferry y se presentó en Ceuta. En la ciudad buscó ocultarse. Las investigaciones llevadas a cabo llevaron a este hilo conductor, por lo que agentes de Algeciras se desplazaron hasta Ceuta coordinando un operativo para esperar a su detención.
No se produjeron entradas y registros en viviendas, ya que el investigado fue detenido en la propia calle después de haber abandonado su domicilio. Fue así como terminó la primera parte de una historia que ahora ha tenido su castigo judicial.
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