Ceuta y Melilla representan, en mi opinión, unos modelos de la convivencia ciudadana que, en un tiempo próximo, viviremos en el resto de España. Este será el inevitable resultado del imparable proceso de intercomunicación y de globalización que experimentamos en el mundo entero. Es importante que tengamos en cuenta que, para convivir en paz y, sobre todo, para colaborar eficientemente en el bienestar común, es imprescindible que comprendamos a los que son diferentes, a los que piensan, sienten y actúan de maneras distintas. La condición necesaria, como es sabido, es que nos respetemos mutuamente en una atmósfera de verdadera libertad.
¿Cuál es -me pregunta Ramón- el punto de partida para alcanzar esas metas? La profunda convicción -le respondo- de que todos los seres humanos somos importantes y, además, de que tenemos la obligación de cuidarnos mutuamente. La convivencia humana no es posible mientras no admitamos el amplio abanico de la diversidad humana. Anthony Kwame, concluye su libro titulado Mi cosmopolitismo (Katz, 2008) afirmando que, para lograr ese necesario ideal es imprescindible que cumplamos dos condiciones: la primera, que empecemos a cultivar cuanto antes la “tolerancia”, la aceptación de los modelos que otras personas eligen para construir sus vidas, y, la segunda, que practiquemos la “humildad” cuando interpretamos nuestros hábitos de comportamiento. Hemos de ser tolerantes con otras culturas y humildes con la nuestra, pero, sobre todo, hemos de valorar y respetar a las personas que las practican.
Quiero pensar que es cierto ese pronóstico según el cual algún día tendremos ese mismo modelo de convivencia en el resto de España
Me gusta y entusiasma el mensaje de paz y tolerancia que transmites. Ojalá, como afirmas, podamos disfrutar pronto en toda España de un ambiente similar. Es imprescindible que asi sea si queremos avanzar como nación civilizada y tolerante.
Una auténtica lección para la convivencia democrática.