Los Gobiernos ceutí y melillense quieren eliminar cualquier interpretación que se pueda hacer desde las instituciones comunitarias que pueda impedir una mejora en las comunicaciones de las dos ciudades con la Península.
Fue uno de los acuerdos que se alcanzaron en la jornada del jueves, con motivo del encuentro que los dos Ejecutivos celebraron en Málaga.
Aunque se reconoce que los problemas de comunicaciones no son los mismos, puesto que en caso de Ceuta es que no hay un areopuerto y se está intentando recuperar la línea de helicópteros y que existe un problema crónico de carestía del billete de barco, en Melilla, aunque mejoran las infraestructuras resulta que está a más distancia desde la Península, tienen muy claro que el aspecto común es la extrapeninsularidad y que por lo tanto se necesita un tratamiento singular desde el punto de vista de los mecanismos de intervención, tanto en el caso del Gobierno de la Nación como de las autoridades europeas.
Lo que sí tienen muy claro tanto Imbroda como Vivas es que la distancia de la Península no puede ser objeto de un boomerang que se vuelva no solamente contra los propios ceutíes y melillenses cuando viajan a la Península, sino que tampoco debe ser un obstáculo insalvable para que lleguen turistas y viajeros a las dos poblaciones, como sucede en estos momentos concretos.
Por poner un ejemplo, en el caso de Ceuta, una de las fórmulas que se está estudiando es la posibilidad del establecimiento de unos precios máximos por parte de la Administración central a todas las compañías que navegan en la línea entre Ceuta y Algeciras dentro de las obligaciones del servicio de interés público, ya que todas están sometidas a los permisos que da Marina Mercante para cubrir una línea marítima y la aplicación de los correspondientes viales.