Ceuta ha recuperado este domingo su tradición centenaria del Corpus Christi en su más amplia esencia después de los dos años de la pandemia en los que las conmemoraciones estuvieron marcadas y recortadas por el Covid. La ciudad se ha engalanado con alfombras florales y ha puesto su mejor cara para la procesión que discurre con total normalidad por las calles del centro. Unas vías abarrotadas de público, que no se ha querido perder esta importante para la ciudad.
Aunque los actos eucarísticos empezaron el pasado jueves, este domingo como mandan los cánones es el día grande del programa de este solemne y concurrido Corpus de Ceuta. El blanco de los niños de comunión ha sido el color predominante en el centro de la ciudad caballa durante el paso del cortejo.
A las ocho de la tarde, el vicario de Ceuta, Francisco Jesús Fernández, ha oficiado la misa celebrada en la Plaza de África. Acto seguido, en torno a las ocho y media, el presidente de la Ciudad, Juan Vivas, ha salido por la puerta principal del Palacio de la Asamblea para entregarle el Pendón Real al comandante general de Ceuta, Marcos Llago.
Posteriormente, la corporación y autoridades locales han acompañado al comandante general hasta la Catedral, desde donde ha partido el cortejo procesional con una custodia catedralicia que ha sido restaurada por el orfebre Alberto Quirós y que procesiona en el paso de Santa María de África con motivo del 75 aniversario de su Coronación Canónica.
Tarde-noche colorida, sobre todo en la Gran Vía y en Jáudenes, donde miles de claveles y cajas de pétalos han alfombrado las vías con los escudos y motivos diseñados por el Consejo de Hermandades y Cofradías.
Tras pasar por Jáudenes, Victori Goñalons y la Gran Vía, la procesión se encamina por la Bajada del Sin Nombre para volver de nuevo a la Catedral. Ya frente al Palacio de la Asamblea, el comandante general devuolverá el pendón a Juan Vivas, que lo enarbolará desde la primera planta del Palacio Autonómico durante el desfile de la Unidad de Honores.