La imagen de un subsahariano portando un cartel en el que podía leerse “Ceuta, vergüenza de Europa” se ha paseado por las páginas de diarios españoles y europeos en un ejercicio de manipulación difícilmente superable: relacionar las muertes en la frontera con la propia ciudad. Hace años que muchos se han dado cuenta de que Ceuta, junto con Melilla, son el talón de Aquiles de España, y más en concreto de la España democrática y constitucional.
Al igual que Arquímedes sostenía aquello de “dame un punto de apoyo y moveré el mundo”, todos aquellos que esperan destruir la nación española y su sistema político, han encontrado en el desprestigio de Ceuta (y Melilla) una eficaz palanca para desprestigiar a España. Ambas ciudades representan, para los separatistas y los amantes de los populismos, una realidad incomoda, unas ciudades que hacen gala de españolidad. Esto, unido a las tensiones e incidentes que provoca ser frontera con África y con un país islámico, les permite presentar a la ciudad y a sus ciudadanos, como la quinta esencia del españolismo eliminable: casticista, conservador, racista y (ahí es nada), antidemocrático. Esta es la razón por la que los separatistas y los populistas apoyan cualquier circunstancia que ponga en la picota a la ciudad. No es la primera vez, ya se hizo con la revuelta del Ángulo en 1995 y lo seguirán haciendo siempre que ocurra una desgracia como la del 6 de febrero, o siempre que la ciudad esté en peligro como cuando se ridiculizó el asunto de El Perejil o siempre que se les permita introducir alguna cuña que desestabilice la ciudad (ese es el interés por el dariya en formaciones separatistas como Esquerra Republicana o el PNV).
Así, se da la circunstancia de que veamos pasear por la ciudad a gentes como el representante de Amaiur que ha venido a dar lecciones de moralidad y vilipendiar a la Guardia Civil (otra institución españolista en el imaginario separatista) acompañado de otro señor de IU. No está mal, los amparadores de etarras y los alienta robasupermercados juntos al alimón demagógico. En cuanto a las manifestaciones de la comisaria europea, Cecilia nosequedelikea, al habitual desdén de germanos y nórdicos por nuestro país, se le añade una asesora socialista catalana. No hacen falta más comentarios. Parece confirmarse el axioma de que detrás de cada decisión de las instituciones europeas que perjudique a España, hay un español. Uno o una.
Mientras todo esto sucede, los ceutíes seguiremos soportando estoicamente que la ciudad sea el muro de contención de lo que no quieren en Europa mientras somos insultados porque tal labor se desarrolló en nuestra ciudad o seguiremos considerándonos españoles mientras que los anti-España nos utilizan como palanca contra la nación. Y todo esto, aderezado con el empuje mediático de la serie de Telecinco, ficción que se empeñan en presentar como realidad y que solo cuenta medias verdades. ¿Qué les parece el panorama?