Entre las fuerzas de seguridad hay una auténtica obsesión: llegar a la cúspide del lucrativo negocio de la droga. El narcotráfico se erige en una gran empresa que se mueve al margen de la legalidad, que maneja miles de millones, que se entremezcla con su necesario blanqueo de capitales y en donde los ‘peces gordos’, sus líderes, nunca tocan la droga.
Llegar hasta ellos supondría desestabilizar las bases de una auténtica máquina de hacer dinero hasta destruirla. Mientras tanto se ejecutan pequeñas o grandes mordidas que liman esos cimientos, poco a poco, en un camino que no está exento de problemas.
La ya denominada ‘Fariña del Sur’ copa desde hace semanas el protagonismo de los medios informativos de todo el país. Las narcolanchas sacan toneladas y toneladas de hachís moviéndose en ese particular triángulo que hunde sus vértices en Marruecos, el Campo de Gibraltar y Ceuta.
Nuestra ciudad se sitúa en un punto estratégico en este negocio, es clave para quienes convierten cada porro que se fuma en las esquinas en un suculento negocio que reporta millones a los grandes narcos y que es entendido como un trabajo para los pequeños eslabones de la cadena: los gomeros, los que pagan sus pases de hachís con los ya consabidos 3 años y 6 meses entre rejas. Les sale rentable. Asistencia jurídica pagada, ropa recibida en prisión... el lote completo por los favores prestados y el mantenimiento de la omertá.
Pero en esta historia del narcotráfico quedan otros ‘actores’, los que encarnan el papel de medrar, al máximo, este negocio a base de intervenciones policiales, investigaciones y colaboración con las unidades centrales y del sur peninsular.
Precisamente de esta última han nacido muchos de los golpes antidroga asestados en las últimas semanas y que, curiosamente, han tenido a ceutíes implicados. En muchos casos como cabecillas. La Blue Whale o la Cabracho son solo algunos de los nombres casuales que etiquetan golpes al tráfico de hachís, con aprehensiones de toneladas de mercancía y desestabilización de las pequeñas organizaciones que le hacen el trabajo a los señores de la droga.
La labor de la Unidad de Droga y Crimen Organizado (UDYCO) de la Policía Nacional de Ceuta asoma en estas investigaciones. Está detrás, aunque no siempre ha trascendido. Trabaja sobre un terreno, el de Ceuta, en donde se mueve un tanto por ciento elevado de los lugartenientes del narcotráfico.
“Aquí están los intermediarios de la droga. El dueño de la mercancía está en Marruecos y los compradores de la droga en la península”, explica para FAROTV el jefe de este grupo de profesionales, erigido en una pequeña familia en donde ni las horas se cuentan ni tampoco las presiones ejercidas por un mundo delincuencial que de forma insistente intenta hacer daño a la unidad.
“A partir de esta estructura hay una serie de intermediarios, los que posibilitan el modus operandi para introducir el hachís y otros que están buscándolo. ¿Dónde se encuentra Ceuta? Debido a su cercanía con Marruecos, aquí están las principales manos derecha de los dueños de la droga. Los lugartenientes y los que se encargan de la dirección y gestión para llevar a cabo el transporte del hachís a la península, ya sea por vía marítima o terrestre”, añade.
A juicio de la UDYCO, Ceuta es un “punto estratégico” en este negocio. Lo es al menos en personas, no ya en cantidad de hachís que salga desde nuestras costas, ya que Marruecos es la autopista narcótica principal. Pero sí que Ceuta es clave, es punto neurálgico, en cuanto a “las personas involucradas en el tráfico de hachís”, añade el jefe de Grupo.
En la amplia mayoría de las operaciones que se están desarrollando en el Campo de Gibraltar aparece alguien de Ceuta implicado. Y en bastantes de los operativos, no desarrollando el rol de mero gomero, sino de dirigente o cabecilla del negocio del pase de drogas.
“En todas las investigaciones de tráfico de hachís siempre hay personas vinculadas de Ceuta. Otra cosa es que con la cantidad de intermediarios que existen en una organización criminal de tráfico de hachís lleguemos a conseguir la identificación de las personas de Ceuta, pero siempre aparecen”, matiza.
Los titulares periodísticos que recogen grandes intervenciones de droga copan con mayor asiduidad los medios informativos de los últimos meses. Es la escenificación de una auténtica ofensiva. Las narcolanchas se organizan para sacar la mercancía: una porta el alijo, otra le da cobertura y una tercera tiene encomendado el único papel de embestir a las fuerzas de seguridad si los detectan.
"Ceuta maneja un importante número de participantes en el tráfico de hachís"
En cada pase se dispara la carga: más de 4 toneladas de hachís en semirrígidas a las que ahora el Gobierno quiere colocarles la etiqueta de ilegales. Una millonada sobre el mar que en cuestión de minutos debe ser ‘colocada’ desde Marruecos en las costas peninsulares. Una millonada detrás de la cual se mueve una auténtica maquinaria y una logística que permite la cobertura necesaria para el delito.
Blue Whale. Ballena azul. Casi 4 toneladas de hachís decomisadas. Varios detenidos. Un ceutí señalado como presunto cabecilla. Es un ejemplo, una guinda más de la hilera de operativos en los que el trabajo conjunto de las distintas unidades de UDYCO, GRECO y del DAVA ha parido resultados.
“Es evidente que por la cercanía que tenemos con Marruecos, el principal benefactor de hachís a nivel mundial, Ceuta maneja un número importante de participantes en el delito de tráfico de drogas. Eso se va evidenciando a medida que se realizan investigaciones, tanto por parte de nosotros como de unidades periféricas como centrales, donde en el 90% de los casos aparecen personas residentes o vinculadas a la ciudad de Ceuta”, explica el jefe policial.
En esa pretendida burla constante a las fuerzas de seguridad, las organizaciones de tráfico de estupefacientes buscan métodos novedosos para sacar la mercancía. Las narcolanchas aportan la vía de salida de buena parte del hachís, pero no constituyen la única.
Quizá formen el método más burdo: agenciar el comprador, marcar la mercancía, cargar, llegar al destino y repartirla. Rápido, rápido. Pero hay más, hay auténticas ‘obras de arte’ si es que el delito puede etiquetarse de esta forma. El desarrollo de operativos policiales saca a la luz algunos de ellos, los mismos que agotan así sus vidas. Descubiertos ya no funcionan. La UDYCO ha descubierto ya varios, cerrando esas vías.
“Nos encontramos con uno novedoso que consistía en transportar la droga adosada en el casco de barco de embarcaciones de recreo. Llevaban una jaula adosada al casco y ahí transportaban la droga. En el año 2016 hicimos una incautación importante de hachís e iniciamos una investigación sobre el grupo que estaba detrás de ese modus operandi, lo que nos llevó a la desarticulación del grupo, que había sofisticado mucho más ese sistema: habían convertido un barco normal en un doble fondo, lo habían creado con hidráulico perfectamente acondicionado, en donde era imposible la localización de la droga si no hubiera habido una investigación precedente”, reseña el responsable de UDYCO Ceuta. “De esta manera se ha evitado el traslado de importantes cantidades de hachís, podía transportar 600 kilos en cada viaje en una embarcación de recreo normal”.
El tráfico de drogas mueve auténticas fortunas. En torno a las mismas hay organizaciones empleadoras que se nutren de personas con distintos roles. Los más expuestos a las detenciones son los últimos eslabones, mientras que los jefes intentan no verse salpicados jamás por la acción policial.
Cada kilo de droga que toca suelo peninsular supone un beneficio, de entrada, de 500 euros. La calculadora enloquece si empieza a multiplicar las toneladas descargadas, en un negocio que se mueve de forma paralela a otro, mucho más difícil de esclarecer: el blanqueo de esas ganancias.
Ante un tribunal hay que presentar ‘machacada’ la investigación que vincule el tráfico de drogas con el blanqueo. Hay muy pocos precedentes judiciales en la ciudad en los que se haya logrado, por eso la maquinaria que sostiene las fortunas sigue funcionando y busca otras alternativas para seguir moviendo la mercancía.
Si del hachís se pasa a la cocaína las ganancias son mayores. Y en el Campo de Gibraltar y Ceuta las fuerzas de seguridad lo saben, conocen que esa autopista del Estrecho lo es no solo para las plantaciones que crecen en los campos de Marruecos sino para la droga dura: la coca.
“Desde hace años tenemos planteada una colaboración constante con las unidades centrales y DAVA. En esa colaboración también se mantiene el intercambio de información. Llevamos un control de todas las embarcaciones, tanto de recreo como de buques que pasan por el Estrecho, entre los que se incluyen los denominados calientes, que pueden transportar cocaína ya que proceden de países sudamericanos, susceptibles benefactores de esta droga”.
El pasado mes de febrero, el intercambio de información entre las distintas unidades dio como resultado la aprehensión de más de 400 kilos de cocaína en uno de estos buques. “Ese barco llevaba una cantidad importante de cocaína adosada al casco”, reseña.
Ejemplos como este decomiso verifican que la colaboración entre unidades de ambos lados del Estrecho y centrales resultan claves para amedrentar a los narcos o, al menos, para desestabilizar sus infraestructuras respaldadas por un sector social que vive también de ellas. “Por las operaciones que están llevando a cabo compañeros de la península es innegable que el puerto de Algeciras se está convirtiendo en zona de introducción de importantes cantidades de cocaína”.
Los golpes asestados al tráfico de hachís por las fuerzas de seguridad han dado pie a una particular fuga del delincuente. En los últimos operativos desarrollados en Campo del Gibraltar y Costa del Sol se han visto implicados ceutíes marcados por sus delitos en nuestra ciudad, que ahora encuentran su ‘lugar de descanso’ al otro lado. Trabajan la mercancía igual que lo hacían en Ceuta, algunos, incluso, son nuevos en estas lides.
“Los lugartenientes de la droga están a caballo entre Marruecos, Ceuta y la península, el Campo de Gibraltar, Costa del Sol... Si hablamos de las personas intermediarias que tienen un rol importante dentro de la organización criminal, podemos decir que hay muchos ceutíes que se han trasladado sobre todo a la Costa del Sol”. Traficantes solo vinculados al movimiento de la droga pero también pistoleros, algunos con causas pendientes en Ceuta, buscados por las fuerzas de seguridad y con órdenes de detención cursadas por los juzgados de nuestra ciudad. Personas que se han visto implicadas en tiroteos en la península o se han atrincherado en viviendas abriendo fuego contra las fuerzas de seguridad.
Las distintas unidades de lucha contra las organizaciones criminales tienen varias investigaciones abiertas para dar con quienes han trasladado no solo su negocio, sino también su campo de acción, a la península.
Hasta hace unos años los tiroteos vinculados a la guerra abierta por el control del narcotráfico eran una constante en Ceuta. Detrás de los servicios policiales hay muchos crímenes. No solo muertes, sino también heridos graves que han quedado impedidos. Familias enteras rotas, venganzas dormidas derivadas de la confrontación de dos pilares delictivos que van de la mano: el negocio del hachís y el manejo de pistolas.
El desarrollo de investigaciones y la escalada de detenciones ha hecho dormir unas prácticas que, en buena parte, se han extrapolado al Campo de Gibraltar y Costa del Sol, en donde entre los delincuentes más buscados figuran algunos de los pistoleros ‘made in Ceuta’. Aquellos tiroteos eran hasta hace poco constantes.
“Semanal o mensualmente se producían tiroteos y ajustes de cuentas. Eran situaciones muy graves que se producían en nuestra ciudad. Gracias a Dios, gracias a las operaciones policiales, a que judicialmente se han podido establecer todas las pruebas para inculpar a los presuntos autores que en su mayoría han sido condenados, ha habido una paralización total y se puede disfrutar de una ciudad tranquila como puede ser cualquier otra ciudad de España. Actualmente, con el trabajo preventivo que se está haciendo en las barriadas digamos más calientes y las investigaciones que estamos llevando a cabo nosotros, no se llega a ningún punto más donde podamos decir que haya riesgo de enfrentamientos o de vuelta a esa situación”, expone el jefe de UDYCO.
Quedan por juzgar algunos de los crímenes más sangrientos de la reciente historia delincuencial en la ciudad. La reducción de los delitos en Ceuta varía con la visión que se tiene de la península, en donde los ataques además de ser entre bandas son, cada vez con mayor violencia, contra las fuerzas de seguridad. No se ha llegado al nivel que se alcanzó en Ceuta, con enfrentamientos y muertes constantes, con empleo de armas, con zonas de asentamiento de bandas dedicadas al narcotráfico que habían organizado una auténtica guerra de ‘familias’.
“Desgraciadamente esta situación de conflictos se está trasladando a la península. El control del poder sobre el narcotráfico era evidente” en los episodios que se producían en Ceuta; en el caso de la península se ha orientado más ese cruce violento contra las fuerzas de seguridad porque el objetivo es “asegurarse que la droga llegue a la península y poder seguir con el beneficio que reporta a los narcotraficantes, porque ese es el fin”, en detrimento de las guerras entre bandas.
La UDYCO reconoce que el nivel que se alcanzó de violencia en Ceuta, con tiroteos constantes entre bandas rivales, fue demasiado alto en relación, incluso, con el nivel de presión que se está dando en la península.
Hasta este mes de abril se ha procedido a la aprehensión en el Campo de Gibraltar de casi la mitad del hachís que fue decomisado en todo el año 2017. Son datos oficiales: 145 toneladas. Los decomisos de cocaína también sorprenden: ya se ha intervenido la misma cantidad que en todo el año pasado, 11 toneladas.
Esos son los datos oficiales, fruto de las operaciones que se llevan a cabo. Pero no es el reflejo real de la cantidad de droga que es introducida en las costas peninsulares para su reparto en Europa. Hay datos que apuntan a que solo se interviene el 20% de lo que se trafica. Más datos. Solo en un día se ha llegado a captar la implicación en el mismo momento de hasta 20 narcolanchas en el Estrecho, en la misma franja horaria, en similar espacio y con igual objetivo.
A más medios, más traficantes. Si se disponen más efectivos para la persecución, las organizaciones tendrán más cantidad de lancheros, más piezas para colocar sobre el tablero de ajedrez delincuencial. Ellos se defienden mientras la Policía investiga y prepara acciones para combatir la presión existente. Esta misma semana el flamante ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, preñaba su discurso político de promesas: “Se ha declarado la guerra de una forma total y absoluta”, significaba ante los medios de comunicación.
Declarar esa guerra significa no solo fortalecer la labor policial sino reconstruir todo un sistema social que ayuda a sostener esa pirámide del delito cuyos líderes son la obsesión policial.
Gomeros, vigilantes, transportistas, colocadores, intermediarios, dueños de la mercancía, receptores o integrantes del servicio de contrainformación que se dedican a espiar lo que hacen las fuerzas de seguridad para protegerse aún mejor. Son todos ellos roles de un negocio lucrativo que teje sus redes en esos tres vértices que al principio de este reportaje dibujaba la propia UDYCO y en donde Ceuta y los lugartenientes de la droga también ocupan su espacio.
La satisfacción mayor para los agentes que trabajan por tumbar todo este entramado no son las palabras políticas de felicitación sino comprobar, tras la presión, que los delincuentes ingresan en prisión, sobre todo cuando detrás de estas prácticas ha habido muertes.
“Una de las satisfacciones es cuando llegamos al final y se ha posibilitado la detención, reuniendo todos los elementos que pueden llevar al procesamiento. Bien es verdad que de las últimas investigaciones la satisfacción que más nos ha dado ha sido el esclarecimiento de los delitos de homicidio que se han producido en la ciudad. Gracias a Dios en un plazo de 48 o 72 horas los hemos esclarecido y son los que mejor satisfacción nos transmite. Sentimos que a las familias de las víctimas les hemos dado todo lo que hemos podido dar en ese momento”.
Son investigaciones complicadas aunque no siempre las que mayor presión ejercen. En la UDYCO quedan operativos como la Mercado, en donde el trabajo investigador se desarrolló a contrarreloj porque había que dar con los implicados en los disparos a Hicham Mohamed cuando se estaba poniendo en duda a todas las fuerzas de seguridad. Con el arresto de dos legionarios terminó una presión de horas; la misma que ahora se extrapola a un Estrecho, ruta del hachís, que se ha levantado con uno de los temporales más duros de los conocidos en épocas.
En junio del año pasado la UDYCO logró detener a cinco personas presuntamente relacionadas con la venganza que se había ido gestando contra el Grupo. Una venganza materializada en la quema de coches propiedad de los agentes o de propiedades de sus familiares.
Las investigaciones para dar con quienes tenían como único interés amedrentar al Grupo y romperlo llevaron no solo a terminar con estas prácticas sino también a sacar a la luz otras acciones delictivas de los implicados.
Casi un año después aquello se recuerda como la pesadilla que todos querían olvidar pero que sufrieron no solo los integrantes del Grupo sino también las personas más cercanas a ellos.
“Se llevó mal porque dentro de lo que cabe se ve injusto. Nosotros no hacemos más que el trabajo que estamos obligados a hacer y hacemos de la mejor manera posible. Se llevó bastante mal, no obstante gracias a que estamos un grupo de profesionales en esta Unidad, todo el mundo se lo tomó con la importancia que debía, asumiendo que esto podía pasar pero que el objetivo que tenían los narcotraficantes de desmembrar la Unidad no lo consiguieron. Seguimos trabajando e intentamos mejorar y seguir haciendo nuestro trabajo de la mejor manera posible”, explica a FAROTV el jefe del Grupo.
Ceuta se convirtió durante años en un particular cobijo de zulos de droga, de zonas de almacenamiento para la salida de la mercancía por la vía terrestre. Eso ha cambiado y mucho. El hachís sale directamente en grandes cantidades, en semirrígidas hacia la península.
Es más beneficioso que el transporte en coches o camiones que debe burlar más filtros de seguridad y control. De hecho los decomisos en el puerto han bajado de forma notable en detrimento de las aprehensiones que se llevan a cabo por la vía marítima.
La operación Cabracho desarticulada en Ceuta y con flecos en la península sí afloró la existencia de un garaje-zulo en una vivienda del Príncipe, en donde se almacenaba gran cantidad de hachís. No es lo normal. “No entendemos Ceuta como un lugar de almacenamiento de grandes cantidades de droga bien en viviendas, bien en zulos. La cantidad de droga que pasa directamente por vía marítima desde Marruecos es mucho mayor”.
A diario se juzgan asuntos relacionados con el tráfico de drogas. Es el delito que más se repite en Ceuta. Pero ante los magistrados solo se sientan los pasadores, los que aceptan una comisión por hacer el trabajo de las grandes organizaciones.
Sentar a los pesos más relevantes en la estructura criminal resulta complicado. No siempre se consigue. Precisamente porque los dueños de la droga no la tocan. La obsesión policial es llegar hasta allí.
“Necesitamos llegar hasta ahí, es muy complicado llegar a esa cúspide de una organización criminal de tráfico de drogas, porque el que está arriba del todo intenta, por todos los medios, nunca tener contacto con la droga. No la va a tocar. Manejar la relación entre los intermediarios y las personas que están por debajo hacia los que están arriba, hacia el cabecilla de la organización, es bastante complicado. Hemos intentado, intentamos e intentaremos establecer esa conexión con los cabecillas de la organización”, explica el jefe de la UDYCO en Ceuta.
La Dirección Adjunta de Vigilancia Aduanera, las unidades centrales de la UDYCO y el Grupo en Ceuta trabajan de forma coordinada, intercambiando información para avanzar en el fin que todos ellos persiguen: lograr las detenciones.
Las últimas operaciones llevadas a cabo en la zona del Campo de Gibraltar y Costa del Sol han puesto de reflejo ese trabajo, ya que se ha contado con la participación de agentes adscritos a la Jefatura de Ceuta, habiendo siempre implicado algún ceutí en todos esos golpes.
Sobre la mesa hay más investigaciones abiertas, todas orientadas a mermar un lucrativo negocio en el que intervienen con mayor o menor presencia muchas personas. Demasiadas.
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