Ante la declaración del nivel 1 de alerta por rabia en Ceuta, desde la Asociación Chats Noirs queremos expresar nuestra oposición firme a cualquier sacrificio de animales sanos como medida de control sanitario.
Hasta el momento, según la información recibida, no se ha realizado ningún sacrificio, lo cual valoramos positivamente y esperamos que continúe así.
Sin embargo, nos preocupa que esta posibilidad siga sobre la mesa, cuando tanto la Ley 7/2023, de protección de los derechos y el bienestar de los animales, como el Plan de Contingencia para el Control de la Rabia en Animales Domésticos (Ministerio de Sanidad, 2023), establecen que la prevención, la vacunación masiva y la gestión responsable son las únicas vías eficaces y éticas para frenar la propagación de la enfermedad.
Ceuta es una zona de riesgo constante por su frontera con Marruecos, donde la rabia no está erradicada.
Por ello, la responsabilidad recae directamente en el Ayuntamiento, que no ha implementado de forma preventiva ni sostenida campañas amplias de vacunación masiva, a pesar de conocer perfectamente el riesgo estructural de nuestra localización.
Aunque la vacunación es gratuita, la falta de campañas masivas y de personal suficiente impide que llegue realmente a toda la población animal.
El programa CER (Captura, Esterilización y Retorno) que gestiona las colonias felinas carece de medios humanos y materiales para abarcar la enorme cantidad de gatos que viven en las calles de Ceuta, una situación que el Ayuntamiento ya conocía y debía haber previsto.
La consecuencia de esta inacción es la actual vulnerabilidad sanitaria y el riesgo injusto que ahora soportan los animales y la ciudadanía.
Asimismo, el Ayuntamiento no ha ejercido una vigilancia ni sanción efectiva a los dueños que incumplen la ley al no identificar ni vacunar a sus animales, tal y como exige la Ley 7/2023, que establece la obligación de:
> “garantizar la identificación y vacunación de los animales de compañía conforme a la normativa vigente” (artículo 50).
Por otra parte, la ciudad no cuenta con instalaciones adecuadas ni dignas para albergar a los animales que deban pasar cuarentenas o periodos de observación por posible exposición al virus.
El propio Plan de Contingencia establece que estos periodos pueden durar hasta dos años en casos excepcionales, lo que demuestra la falta de previsión e infraestructuras básicas por parte del Ayuntamiento.
No se puede condenar a los animales a ese sufrimiento por no haber hecho antes lo que marca la ley: prevenir y vacunar.
Exigimos:
La rabia se combate con prevención, vacunación y responsabilidad institucional, no con sacrificios ni improvisaciones.
La solución es vacunar, educar y cooperar.
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