El primer ministro marroquí, Saadelddine El Othmani, se ha despachado a su gusto con su exabrupto de que Ceuta y Melilla son marroquíes lo mismo que el Sahara. Ante lo que la ministra de Asuntos Exteriores, UE y Cooperación, Arancha González Laya, ha declarado que la solución al problema del Sáhara Occidental "no depende de la voluntad o de una acción unilateral de un país, por muy grande que este país sea", sino que "el centro de gravedad está en la ONU". Y, respecto a lo afirmado sobre Ceuta y Malilla, la vicepresidenta española, Carmen Calvo, declaró que Ceuta y Melilla son españolas y no era el tema de ahora.Si El Othmani ha querido enmarcar el tema de Ceuta y Melilla dentro del contexto del Sahara, ello no deja de ser preocupante, porque o denota no saber por dónde se anda o simplemente no dice la verdad. Y ambas cosas serían preocupantes en un personaje de su nivel político. Con ello, parece estar indicándonos sobre Ceuta y Malilla que su reivindicación obedece a las conocidas pretensiones expansionistas y anexionistas que Marruecos siempre ha ejercido respecto a su idea del “Gran Magreb”, siempre que España está débil o atraviesa alguna crisis (guerra de Sidi-Ifini, “Marcha Verde” sobre el Sahara exponiendo a una matanza a miles de marroquíes, ampliación de aguas territoriales sobre Ceuta en 1975, ocupación de Isla Perejil, reciente ampliación también ilegal de aguas de Canarias hasta 350 millas, etc), con grave vulneración del Derecho Internacional Marítimo, mediante su política de “hechos consumados”.
Y, respecto a la pretendida propiedad que igualmente Marruecos se arroga sobre Ceuta y Melilla, pues aún resulta más sorprendente, porque nada tiene que ver el Sahara con ambas ciudades españolas, que pertenecen a España en plena soberanía. Me propongo acreditarlo en este artículo desde el punto de vista “histórico” y el próximo lunes también desde la perspectiva “jurídica”.
Sobre Ceuta, que es el caso que más me he ocupado, tengo escrito en múltiples artículos y varios libros que Marruecos no posee ni un solo título que acrediten su propiedad ni soberanía. Sólo suele invocar la “contigüidad” continental, que ni siquiera existe en el Derecho Internacional. Por ejemplo, Egipto es africano y asiático; Turquía y Rusia son europeas y asiáticas; Francia tiene fuera de Europa las islas Guadalupe y la Martinica; EE.UU. tiene Hawai y Alaska en Asia, más también asiáticas las islas Aleuitianas, Micronesia y Guam; Chile, la isla de Pascua; Yemen, la isla Socrota; Portugal Madeira, etc. Por el contrario, España cuenta en su poder, con numerosos tratados internacionales y bilaterales, en los que los propios soberanos marroquíes cedieron a España la plena soberanía de Ceuta, como expondré el siguiente lunes.
Desde el punto de vista “histórico”, Ceuta ya perteneció a la antigua Hispania con anterioridad a la llegada de los árabes al Norte de África. El año 42 de la Era cristiana, el imperio romano creó la provincia española llamada Tingitania, o Hispania Transfretana, que fue adscrita por Roma a la entonces diócesis de Hispania. Es decir, en la época de los romanos, dicha provincia africana ya perteneció a España tanto civil como administrativamente, e integraba entonces los territorios que se hallan situados en el extremo occidental de la costa africana del mar Mediterráneo, que se corresponden con la parte norte del actual Marruecos, incluida Ceuta. Limitaba al Este, con la Mauritania Cesarense (actual Argelia); y al Oeste, con el Océano Atlántico; si bien, el territorio varió a lo largo del imperio romano.
De lo anterior, inequívocamente se colige que Ceuta fue ya española en los siglos I, II, III y siguientes hasta el siglo VII, en el Norte de África existió ya el cristianismo. Es decir, en los ámbitos político, administrativo y religioso, Ceuta fue española y cristiana 300 años antes de que fuera árabe y mahometana.
Se dice también hasta la saciedad que Ceuta y Melilla son ciudades marroquíes “ocupadas” por España, que son “presidios”, “enclaves”, en sentido peyorativo. Pero no se da cuenta Marruecos que es ahí donde precisamente su pretendido argumento se vuelve contra sí mismo. Porque, ¿qué fue lo que hicieron los árabes cuando en el siglo VII invadieron el Norte de África?. Pues que la ocuparon por la fuerza, habiendo expulsado violentamente a los cristianos que ya se encontraban en el territorio desde hacía 300 años. ¿Qué hicieron también el año 711?. Que ocuparon España durante 781 años.
Quisieron también expulsar a los bereberes, que no eran árabes y que convivieron pacíficamente con los españoles. Eran la raza aborigen o autóctona del territorio, que opusieron una tenaz resistencia a los árabes, que durante 50 años fueron incapaces de echarlos, aunque al final no tuvieron más remedio que someterse por la fuerza de las armas, tras sangrientas luchas. Y, como consecuencia de tal sometimiento, luego islamización de dichos bereberes, que hasta el siglo XX no acabaron de someterse por completo, habiendo protagonizado numerosas revueltas independentistas. Entonces, ¿quiénes son los verdaderos invasores y ocupantes, no ya sólo de Ceuta y Melilla, sino de todo el Norte de África y toda España?.
Marruecos, según sus propios historiadores de reconocido prestigio y examinado el caso a la luz del Derecho Internacional, no fue sujeto de Derecho Internacionales hasta el año 1632, reinado de Muley Ismail, que fue cuando consiguió constituirse en Estado independiente y soberano, uniendo las distintas tribus y ejerciendo sobre ellas su plena “autoridad”, sometiéndolas por completo.
Es más, otros autores divergen de los anteriores, aseverando que Marruecos sólo fue Estado independiente y soberano tras haber adquirido la independencia de Francia y España a partir del año 1956, finalizado el Protectorado.
Así, en el libro “Historia de Maroc”, los profesores marroquíes Abdelaziz Amine y Brahine Boutaleb, y franceses Jean Brignon Guy Martinet y Bernard Rosemberguer, señalan que: “En el territorio del actual Marruecos abundaron el tribalismo, los grupos anárquicos incontrolados, la anarquía, y la falta de autoridad central, no llegando a constituir un verdadero Estado, en el mejor de los casos, hasta el Sultán Ahmed el Manssur (1575-1603); y como tal Estado no fue relativamente efectivo hasta Muley Ismail (1672-1727); o quizá más exactamente con el gran Mohamed XVI (1757-1790)”.
El historiador François Bernard, en su libro “Maraoc economique et agricole”, escribió en 1945 que: “Marruecos no es más que un mosaico de grupos elementales de cabilas que tiene cada uno su autonomía, sin que jamás estas agrupaciones hayan formado parte de un auténtico Estado”. Y el historiador francés Pilippe Husson, decía en 1960 que: “Marruecos ha carecido casi toda su historia de una estructura estatal”. Y un Estado que carezca de uno de los tres elementos esenciales que se necesitan para constituir en Estado, pues suele tenerse por “res nullius”, o de nadie. "Ceuta, en el mejor de los casos para Marruecos, sumados los periodos de tiempo que la poseyeron resulta que solamente cuenta con 706 años, contando los Idrissi, árabes y bereberes y Marruecos" Un Estado, para serlo, tiene necesariamente que contar con los cuatro elementos esenciales siguientes: 1) poseer gobierno (poder político), 2) tener un pueblo (como nación); 3) ostentar territorio; y, 4) estar regulado con base en un estado de derecho que lo legitima y que basa su organización en la división de poderes: Ejecutivo, Legislativo y Judicial. Si faltara alguno de tales elementos, al territorio de que se tratara suele considerársele “res nullius”, es decir, de nadie.
Ceuta fue conquistada por Portugal el año 1.415, que ejerció su soberanía sobre ella durante 165 años. Hasta que en 1.580 el rey español Felipe II ciñó a la vez las dos coronas de España y Portugal. Es decir, que Ceuta lleva siendo española desde hace 440 años. Porrugal en 1640 dio un golpe de estado logrando separarse de España por segunda vez. Al golpe se adhirieron a Portugal todos sus territorios de Ultramar, con la sola excepción de Ceuta y Tánger. Los portugueses ceutíes de entonces votaron en plebiscito adherirse a España, solicitaron la carta de naturaleza española, que le fue concedida por el rey Felipe IV. En 1.668, se firmó el tratado de paz hispano-portugués, en cuyo texto se recoge expresamente que la ciudad de Ceuta se integraba en la soberanía española por haberlo así querido votando los propios ceutíes en un plebiscito, siéndole concedida la nacionalidad española por el rey Felipe IV.
Pero, aun en el hipotético supuesto de que admitiéramos la ficción de que Marruecos hubiera sido un Estado en los siglos IX y X, que fue cuando Ceuta estuvo en poder de los Idrissi y Marruecos lo invoca, éstos la poseyeron sólo durante 149 años. Le sucedió Idrissi II en 804, y a partir del año 818 empezaron a gobernar en el territorio de Marruecos y en Ceuta otras familias bereberes y árabes no idrissitas. El tiempo total que estuvo Ceuta en poder de los Idrissi y del reino de Fez, son: los 149 años en manos idrissista, y 92 años bajo el reino de Fez, en total 241 años.
El año 931 Ceuta quedó bajo poder del Califato de Córdoba con Abderramán III, en 1024 cayó bajo la taifa de Málaga, en 1061 la declaró señorío independiente Suqut-Vargawati, en 1084 la conquistaron los almorávides, en 1147 pasó a ser de los almohades, en 1232 se apoderó de ella la taifa de Murcia, en 1233 volvió a ser independiente, en 1236 la ocupó el reino de Fez, en 1242 fue conquistada por los hafsíes, en 1249 cayó en poder de los azafíes, en 1291 pasó a ser de Castilla por el Tratado de Monteagudo de las Vicarías, en 1305 perteneció al reino de Granada, en 1309 al de Fez con ayuda del reino de Aragón, en 1310 la volvieron a ocupar los azafíes, en 1314 cayó de nuevo en poder del reino de Fez, en 1315 bajo los azafíes, en 1327 volvió a Fez, en 1384 bajo el reino de Granada, y en 1385 nuevamente bajo el reino de Fez.
Pero, ya con anterioridad a la invasión árabe, Ceuta dependía desde hacía mucho tiempo de la Península, tanto política como administrativamente, llevando 261 años plenamente integrada en el reino visigodo español, constituido en Estado. Y, si ahora atendemos a la historia de la invasión y ocupación árabe del Norte de África, nos encontramos con que hacia mediados del siglo VIII Berbería (actual Marruecos) aún no estaba completamente vencida ni dominada por los árabes.
El año 755 se fundó el trono del primer Omeya, declarando el califato independiente de Damasco su primer califa Abderramán III, que hizo amistad y alianza con Idriss ben Idris, emir independiente de Bagdad que el año 807 fundó Fez, declarándola capital de Marruecos.
Por entonces Al Mahadi fundó otro estado independiente de Bagdad. Los mahadistas, llamados también fatimistas, sojuzgaron a los idrissitas. Idris, emir de Fez, se sometió a Al Mahadi, pero éste lo arrojó de Fez y aquél pidió el auxilio de los Omeyas de Córdoba. Abderramán III envió entonces una escuadra y un ejército que tomó Ceuta.
El resultado de ello fue que Idriss fijó su residencia en España y Abderramán III hizo depender a Ceuta, incorporándola al Al-Andalus el año 917, y en 931 la hizo depender directamente del califa, con el argumento de que “nunca la ciudad ceutí había dependido antes de poder político alguno norteafricano, sino de los distintos reinos que habían gobernado en la Península”. Bajo dominio español lleva Ceuta en total 1.151 años, sumados los 450 años que la zona del Norte de África, incluida Ceuta, formó parte de la Península Ibérica como una civitas romanorum; otros 261 años que estuvo bajo el reino visigodo español; más otros 440 años que lleva perteneciendo a la soberanía española, desde 1580 hasta la actualidad, de 2020.
Ceuta, en el mejor de los casos para Marruecos, sumados los períodos de tiempo que la poseyeron los Idrissi, árabes, bereberes y Marruecos, resulta que sólo cuenta con 706 años, y ello incluso suponiendo en favor de Marruecos que desde su invasión árabe el año 709 continuó siendo árabe ininterrumpidamente hasta 1415. En el mejor de los casos para Marruecos y en el peor para España, Ceuta lleva siendo española 1.151, o sea, 431 años más que fuera árabe.
(Continuará)