De siempre hemos vivido con la eterna amenaza de las aspiraciones marroquíes sobre Ceuta y Melilla. Con la reciente crisis de mayo, el debate que antes se ceñía al más puro ámbito político se ha extendido a otros foros con un público social mayor de alcance. Lo peligroso de este asunto es la utilización que se lleve a cabo de las valoraciones que, unos y otros, hacen de esa agresión intentada marroquí, hasta el punto de alcanzar la manipulación persiguiendo solo unos fines e intereses muy concretos. Uno de esos fines es el refuerzo de una política agresiva contra un país con el que necesariamente nos tenemos que llevar bien hasta convertirlo en enemigo promoviendo políticas de rechazo. Antes esto lo hacían los asustaviejas afines a unos partidos, ahora la práctica se extiende a más niveles con ‘expertos’ de reciente creación nacidos al calor de las noticias que solo buscan hacer más grande la grieta que nos pueda separar, obviando las obligadas y necesarias colaboraciones a muchos más niveles que el obvio de la seguridad o frontera.
Si ustedes meten en google las palabras Ceuta, Melilla y Marruecos comprobarán cómo se ha disparado el número de profesionales expertos en hablar sobre su futuro, con opiniones siempre tendentes a fortalecer la política agresiva del país vecino, lo que indirectamente no hace sino aumentar la sensación de inseguridad e inestabilidad sobre ambas ciudades españolas hasta el punto, incluso, de convertirlas en un problema. Y esto no es algo casual, es una cadena de reflexión premeditada e interesada.
En medio de tanto ruido asoman voces como la del JEMAD López Calderón, que si bien reconoce momentos críticos como el de mayo, habla abiertamente para negar la amenaza actual de Marruecos sobre Ceuta y Melilla, cargándose el debate, cargándose la corriente de opinión e incluso la línea de flotación de partidos y medios de comunicación afines.
Las corrientes de opinión persiguen, en muchos casos, generar una reacción social de rechazo, de visionar como un problema lo que no lo es. Ahí está el grave peligro para el futuro de Ceuta y Melilla; el grave peligro que parece querer imponerse con premeditación y alevosía.