Aunque el tiempo parecía haber dado una tregua, hoy y mañana miércoles nuestra ciudad volverá a entrar en alerta amarilla, según las previsiones de la Agencia Estatal de Meteorología, AEMET. Entre estos dos días, se prevén intervalos nubosos con alta probabilidad de precipitaciones, aunque las temperaturas no sufrirán considerables descensos, ya que los termómetros se moverán entre los 20º de máxima y los 15 de mínima con viento de poniente que llegará a alcanzar los 25 kilómetros por hora.
Las condiciones climatológicas sufrirán un empeoramiento a partir del jueves, con presencia de fuertes vientos de levante que no abandonarán la ciudad hasta finales de semana, y que podrían alcanzar hasta los 43 kilómetros por hora, aunque la probabilidad de lluvia según las previsiones es baja: entre un 35 y un 45%. Todo lo contrario a lo esperado para hoy y mañana cuyas probabilidades de que se produzcan precipitaciones rondarían entre el 80 y el 100%.
En función del nivel de alerta, amarillo, naranja o rojo, el más alto, se activan distintos tipos de dispositivos. En el más bajo, el amarillo, se da aviso a los servicios y comienza la planificación para que estén prevenidos ante cualquier incidencia. En el nivel naranja o de intensidad media, se produce un refuerzo del personal por parte de cada uno de los servicios implicados. Es el caso de Bomberos, Acemsa o Asuntos Sociales que, en el último temporal, dejó un retén de guardia de trabajadores sociales para actuar de inmediato en el caso de desalojos de familias cuyas viviendas sufrieron desperfectos.
Ya en el último nivel, el rojo, todo el personal se activaría ante las contingencias por lluvia y viento. En los últimos años, nuestra ciudad entró en esta alerta el 28 de septiembre de 2008 por fuertes lluvias que provocaron inundaciones en gran parte de la ciudad. Entonces fue necesario activar los planes de emergencia de manera prácticamente inmediata, según explica el técnico de Protección Civil, Alejandro Vargas Machuca, “se lanzó la alerta amarilla, en media hora entró la naranja, y sólo otra media hora después estábamos en nivel rojo”.
Esas precipitaciones dejaron importantes desperfectos, así como numerosas familias en la calle que tuvieron que ser desalojadas dado el estado en que quedaron sus viviendas.
Este año, el panorama no ha sido tan desolador, la red de pluviales ha soportado mucho mejor la arremetida de agua y las intervenciones han sido de menor consideración que las producidas años atrás.