Hay un movimiento que se hace fuerte en redes sociales que se dedica a acusar de alarmista al mensaje que tan solo describe la realidad, al mensaje que tan solo pone el acento en el “riesgo extremo” al que se ve sometido Ceuta debido a una segunda oleada de
la pandemia que está atacando de forma feroz a los ciudadanos. No hay jornada sin muertes y sin positivos. La tasa de positividad en Ceuta es la mayor de toda España; uno de los dos territorios sobre los que manda sanitariamente el Gobierno carece de los recursos suficientes para hacer frente a un virus descontrolado, a un virus que ha desbordado la capacidad de reacción a todos los niveles.
Las funerarias y los enterradores no pueden más. Nunca se había vivido una situación así en Ceuta, con tantos entierros, con tantos fallecimientos, muchos de ellos provocados por el coronavirus. Detrás de esos números hay familias destrozadas, detrás de esos números hay un sistema sanitario desbordado que atiende como puede a los pacientes sin especialistas suficientes. ¿A cuántos más habrá que enterrar? Por cada grueso de positivos que se conoce aumenta el riesgo. Ya lo advirtieron los especialistas de
Ingesa: a más positividad, más muertes. Y Ceuta atraviesa por su peor momento de la pandemia, por las consecuencias de muchas acciones sociales incontroladas que han terminado por provocar que ya no se pueda hablar de brotes porque el virus está no solo en todos lados sino que además está cobrando una rapidez de transmisión sin igual.
Los mensajes llamando a la concienciación social calan solo en algunos, otros se dedican a no cumplir las normas además de a generar una corriente de opinión contraria a las mismas y a las restricciones.
La
comunidad musulmana se reunió el pasado miércoles para que el sermón de este viernes en las mezquitas esté orientado a concienciar a todos sobre las actitudes que deben tenerse y a pedir responsabilidad para evitar contagios. Es un gesto importante para avanzar en ese blindaje necesario para doblegar la curva de los contagios. De igual manera se controlará más las salidas a la Península, supuestamente restringidas pero que siguen siendo utilizadas por quienes disfrazan de ‘motivo de trabajo’ su marcha sin más de Ceuta. Si todas las fuerzas no se suben al mismo carro difícil es tumbar la estadística para que los curados sean más que los positivos.
Desbordados ante falta de especialistas -no llegan los intensivistas-, ante la falta de recursos y ante la incapacidad de disponer de personal suficiente para el rastreo y la práctica de las pruebas PCR en los domicilios. Esto está llevando a que los propios confinados en sus casas por orden de
Sanidad tengan que ir por su propia cuenta a los centros de salud a hacerse la prueba. Recalcan que no son positivos sino contactos de positivos, que la selección se hace con detalle para evitar más contagios, pero el hecho es que se está violando el confinamiento por orden de las propias instituciones ante la falta de medios para garantizar las pruebas en el propio domicilio.
Ceuta, siendo uno de los peores lugares del país en cuanto a la presión del covid, sigue siendo la más olvidada en cuanto a medios para paliar el terrible panorama que se avecina.