Levantaba la vista para ver en la lejanía,
destellos buscando cobijo donde yacía la Mujer Dormida.
Desde pequeño, anhelaba ‘saltar’ esas colinas;
la leyenda decía que sus sueños se cumplirían.
¿Cueta? ¿Sebta? ¡Ceuta!
No entendía demasiado de geografía,
mas el pequeño Omar sabía que no era la meta.
A la pobreza le huía y entre insultos se escondía,
en las calles de la ciudad que le pintaron como ‘tierra prometida’.
Ya con quince años, añoraba las risas de viejos amigos
Partieron el mismo día ¿y si borraron sus huellas en el camino?
¿Y si silenciaron sus voces? ¡Moro de mierda!, le grita un joven.
Rehenes de su propia ignorancia, ¡pobreza la de aquellos que no ven!
Aparecen viejos conocidos en una esquela del periódico local
sus vidas desembocaron en la orilla del Tarajal.
Ellos no podrán regresar, sólo era un billete de ida.
Eso es todo por hoy, desde el otro lado de la Mujer Dormida.
‘La Mujer Dormida’ es el nombre que recibe este poema de Lucía Alarcón, una ceutí que dejó su ciudad hace ya seis años para embarcarse en una aventura universitaria. Tras finalizar su grado de Estudios Ingleses en Sevilla, esta ceutí cursa el máster de Estudios Lingüísticos, Literarios y Culturales. Pese a la distancia, Ceuta “sigue siendo fuente de inspiración para mi. Sigo teniendo la mirada puesta en el Estrecho”, afirmó.
Tanto es así que su último trabajo de clase está inspirado en ella y en su realidad. “La idea del poema nace de una asignatura del máster que relaciona la literatura con los medios de comunicación”, explicó. En esta materia, según señaló, estuvieron analizando la obra ‘Citizen’ de Claudia Rankine, la cual habla de las injusticias que ha sufrido la comunidad afroamericana en Estados Unidos.
Como actividad de clase, “la profesora nos propuso escribir un poema basado en el racismo y la inmigración”, comentó. Esta ceutí, contactó con una amiga suya que le aconsejó visitar una cuenta de Instagram donde se “había llevado a cabo un proyecto que relacionaba imágenes con historias de inmigrantes”.
En esa cuenta Alarcón encontró la inspiración para su poema. “Leí la historia de un chaval de Guinea que contaba que muchos amigos suyos se habían quedado por el camino y él se sentía afortunado de haber llegado a Ceuta”, comentó. De esta forma, además, esta ceutí encontró la manera de denunciar la situación y de acercar “esa realidad que tenemos en Ceuta a aquellos que la desconocen”, concluyó.