Dentro de la Constitución española, Ceuta es una Ciudad Autónoma, con lo que su Alcalde es también Presidente y el Pleno Municipal es al mismo tiempo la Asamblea, el equivalente al Parlamento en las Autonomías del resto de España. Lo que serían Concejales en un Ayuntamiento, aquí se denominan Diputados porque tienen la doble adscripción de municipalidad-ciudad autónoma y los que forman el Gobierno son Consejeros.
Sin embargo, tras un estudio redactado por especialistas, las autoridades locales han cuidado mucho separar ambos campos porque cada uno de ellos tiene objetivos y facultades distintas, según me explican. El Alcalde, cuando actúa como tal, tiene su sede en el magnífico edificio del viejo Ayuntamiento en la Plaza de África. Allí se tratan todos los asuntos relacionados con las Ordenanzas Municipales y los temas de la vida diaria de la ciudad. Los Concejales son llamados así cuando se celebran reuniones en este edificio y asisten a los Plenos municipales en la sala habilitada para ello, donde en cada escaño se sitúa un ejemplar de la legislación de régimen local y la recopilación de las citadas Ordenanzas Municipales.
Sin embargo, para las reuniones que se refieren al ámbito autonómico, la sede se encuentra en el llamado Chalet de Ybarrola, ahora llamado Sede del Gobierno Autonómico. Se trata de un bello edificio restaurado que se encuentra lejos del centro de la ciudad y alberga un pequeño número de funcionarios especializados en temas que exceden del ámbito municipal.
Las formas son importantes en el Ayuntamiento pero más en la sede del gobierno autonómico. El Presidente es llamado así en el edificio y llegaba dos veces por semana en coche oficial y a hora predeterminada, luciendo en la solapa del traje, al igual que los Consejeros, una pequeña bandera de España, a diferencia de los días dedicados al Ayuntamiento donde era llamado Alcalde y lucía el escudo tradicional de Ceuta.
Asistí a reuniones tanto del Pleno Municipal como a las sesiones de la Asamblea autonómica de Ceuta. En las primeras, los Concejales, la Oposición y el Alcalde trataban del cumplimiento de Ordenanzas Municipales, concursos de obras o servicios, urbanismo, propuestas de los citados concejales y otros asuntos de régimen local. Sin embargo, en las sesiones de la Asamblea, el Presidente y Consejeros repasaban el funcionamiento de las competencias no transferidas y su eficacia con informe de la Representación de Ceuta en Madrid, temas relacionadas con la Unión Aduanera y lectura de sugerencias de la Representación de Ceuta en Bruselas, asuntos varios como la unión por cable con la Península de la que goza Marruecos, la situación de Ceuta ante la OTAN, la implicación de la Unión Europea y otros.
Advertí muy eficaz la labor del Letrado Asesor de la Asamblea, un Abogado del Estado excedente que realizó actividades varias en ministerios y ante la Unión Europea. También se solía leer un Informe del Gabinete de Imagen de la Ciudad de Ceuta, detallando sus apariciones en los medios de comunicación nacionales e internacionales con las respuestas dadas en algunos casos. Y desde luego resultaba definitivo el asesoramiento de un Embajador de España ya retirado, en temas relacionados con el extranjero que aunque residía en Madrid, emitía informes o visitaba Ceuta y siempre con gran interés porque también estaba unido sentimentalmente a la Ciudad.
Como novedad, tanto el Gobierno de Ceuta como la Oposición podían contar sin costo alguno con Informes emitidos por el Instituto de Estudios Ceutíes, ya que en esta altruista institución había especialistas en los temas más variados, desde economía a urbanismo pasando por educación, arqueología, ciencias, conservación de la naturaleza, literatura, música y otros.
Era evidente que el Presidente-Alcalde había contado en las distintas Concejalías/Consejerías con personas de reconocido prestigio en las distintas especialidades, por lo que las decisiones eran en general acertadas y a veces estos políticos sabían más de los temas concretos que el propio responsable máximo del gobierno.
La Delegación del Gobierno tenía gran importancia en Ceuta por cuanto era el nexo de unión con Madrid y administraba además las múltiples competencias no asumidas por la Ciudad. Tenía a su cargo desde Sanidad o Educación hasta Orden Público y Frontera. No obstante, se advertía que sobre todo el Presidente y su Gobierno de Ceuta, apoyados en la Representaciones de Madrid y Bruselas, presionaban al Gobierno central para que esas competencias no transferidas se materializaran con eficacia, dando ejemplo a las que ejecutaban directamente otras Autonomías. Por otra parte, el hecho de que la Asamblea valorara periódicamente el funcionamiento de las distintas competencias no transferidas, con base sobre todo en la opinión de los ciudadanos, aportaba un acicate para que la Delegación del Gobierno mantuviera un férreo control sobre las diferentes dependencias.
En resumen, las Administraciones comunicaban al ciudadano y al observador imparcial una imagen de eficacia, apareciendo ante los ministros o autoridades que visitaban Ceuta como estamentos sólidos, enraizados en el pueblo y que gozaban de general confianza, siempre bajo la vigilancia de los partidos de la Oposición que realizaban su labor también con dureza, pero desde luego guardando las formas.
Las representaciones en el exterior
Aunque tarde, Ceuta había comprendido que no era posible seguir manteniendo una postura pueblerina, realizando las gestiones siempre en el ámbito local y restringiendo las salidas al exterior, siempre sin contar son representantes o lobbys en el resto de España o Europa.
Por ello, se había contratado con una empresa especializada el arrendamiento de una vivienda en sitio céntrico de Madrid que estaba formada por despachos y tres dormitorios en suite para alojar a representantes locales que visitaran la capital. Al frente de esa oficina había un joven y eficaz Abogado especialmente dotado para las relaciones públicas que mantenía excelentes relaciones con los distintos ministerios, siempre apoyado por antiguos residentes en Ceuta. Se había comprobado que con el ahorro de los gastos de hotel de políticos y de funcionarios de organismos dependientes de la Ciudad, se cubría con creces el costo de la sede de la Ciudad en Madrid. Y desde luego el sueldo del Abogado y su Secretario, generaban efectos beneficiosos muy importantes, sobre todo porque abrían las puertas de ministerios y grandes empresas cuando se producía un desplazamiento a Madrid. Esta era la en la capital de España.
Existía otra oficina en Bruselas aún más importante en cuanto a conseguir resultados concretos. Para dedicar al tema un presupuesto ajustado, se contrató con un prestigioso despacho de abogados en aquella ciudad, el arrendamiento de una oficina completamente dotada para que un profesional contratado por la Ciudad de Ceuta y un becario que cambiaba cada año, llevaran a cabo labores representativas, sobre todo ante la Comisión. El despacho de abogados asesoraba en lo necesario por un coste muy razonable y los resultados eran sorprendentes.
Y por último, la Ciudad Autónoma de Ceuta contaba con un Gabinete de Imagen contratado con una empresa especialista en el tema. Por fin resultó evidente que las noticias sobre yihadismo, drogas, blanqueo de capitales, inmigración ilegal, reivindicaciones y otras, perjudicaban la imagen de la Ciudad y el citado Gabinete tenía la misión de salir al paso de informaciones inexactas o sesgadas con notas de prensa o artículos de opinión. Además, se había creado por fin una base de datos de los empresarios, militares, soldados o funcionarios que pasaron por Ceuta y estuvieran dispuestos a colaborar en la defensa de la imagen de la ciudad. Así, con esta tela de araña a nivel europeo, incluso coordinada desde el Gabinete, era posible refutar cualquier noticia negativa y defender la mencionada imagen de Ceuta.