Este eslogan bien podría indicar una ocasión para crear un producto de turismo cultural en consonancia con la riqueza de la naturaleza marina de nuestras costas; podría ser algo interesante que complete y amplíe las posibilidades de turismo cultural y ambiental que podemos ofrecer los ceutíes. Antes se seguir, nos gustaría explicar de donde procede esta modesta idea comentando la génesis y las intenciones que se persiguen. Realmente esta sencilla idea con evidente interés turístico, parte de un programa creado desde el Museo del Mar, para montar esqueletos de ballenas, en lugares emblemáticos de Ceuta. El proyecto se denomina “Gigantes del Mar” y trata fundamentalmente de concienciar en la conservación de los mares y de nuestra región marina tan rica en cuanto a la diversidad biológica se refiere. Es un proyecto emotivo y altamente biofílico que pretende mostrar aspectos biológicos, ecológicos y osteológicos unidos a las incidencias y vicisitudes conocidas o intuidas de cada ballena varada en nuestras costas. Se trata de contar una historia que atienda tanto lo general de la especie como lo particular del individuo; en cierta forma es un homenaje a los mares y a estos fabulosos animales que lo pueblan. Además, lo hemos unido a la memoria de Francisca Serrais, primera secretaria de nuestra asociación en defensa del patrimonio cultural y el medioambiente; nuestra amiga y compañera también ocupó el cargo de presidenta de la Fundación Museo del Mar. Trabajó mucho y bien desde estos cargos y fue siempre una amada esposa, apreciada docente por alumnos y compañeros de trabajo, querida amiga de muchos e hija de Ceuta. Por ello, en cada panel explicativo del varamiento se podrá leer en un recuadro “Natura Artis Magistra Est”: dedicado a la primera presidenta de la Fundación Museo del Mar de Ceuta, Francisca Serrais Benavente. Efectivamente pensamos que la naturaleza es la maestra de las artes y la fuente principal de inspiración de los seres humanos en su búsqueda de respuestas y dar sentido a la existencia; una experiencia plena de la vida pensamos que necesita del sabio concurso de la contemplación de los paisajes, la gea y la diversidad biológica.
Nuestra ciudad está enclavada en un territorio mítico, un verdadero “Axis mundi” bien reflejado desde el Gimalguesh mesopotámico hasta los relatos islámicos del hombre verde y el agua de la vida. La historia del planeta nos indica que estamos rodeados de maravillas naturales míticas; toda historia geológica y natural del territorio y los ecosistemas lo son. Si escuchamos, y vemos con los sentidos del alma, abrimos un portal a un mundo intemporal, para Dios no existe el tiempo, en el que percibimos de una forma trascendente y es posible volar con la imaginación hacia lugares remotos para sentir lo grandioso de contemplar la naturaleza con un sentido más pleno y vigoroso.
Debemos atrevernos a todo por la naturaleza, “Rescatemos la gran historia natural de los gigantes del mar, promontorios fabulosos de carne y grasa que resoplaban a millares por el azul cerca de las embarcaciones, no hace ni un siglo todavía, en el Estrecho de Gibraltar; nuestro medio marino estaba repleto de grandes ballenas hasta que se perpetró la gran matanza de miles de rorcuales comunes (el segundo animal vivo más grande del planeta después de la ballena azul). Los cetáceos nacieron como grupo zoológico en las costas del antiguo Tetis y todavía surcan alrededor de nuestra maltratada costa ceutí y de tantas otras regiones del planeta bendito por la gracia del creador; tengamos la decencia de conservar sus esculturas óseas y señalemos las masacres perpetradas sobre estas joyas de la evolución para concienciar y propiciar la floración perpetua de lo mejor y bello que todo ser humano lleva en su interior”. Demos un mensaje de esperanza y de bondad a las generaciones de ceutíes, y de visitantes por llegar a la ciudad. Las ballenas son la inocencia de la creación, puras y refinadas, nada sofisticadas; hijas del agua y la tierra al mismo tiempo, pues por algo salieron siendo un pequeño pero valeroso ser medio reptante, del que descendemos todos, se transformaron en curiosos vertebrados mamíferos de marismas y volvieron al mar a lo largo de un largo proceso que los reconstruyó bellos, estilizados, alegres y sagrados para siempre. Toleran las pruebas de la vida, no se quejan ni cuando son masacradas y están llenas de templanza y sabiduría. Por todo esto, el hombre solo debe glosar al animal fabuloso y como señala Henry Beston, nunca medirlo, ya que “En un mundo anterior al nuestro y mas pleno, se mueven acabados y completos, dotados con ampliaciones de los sentidos que nosotros hemos perdido o jamás tuvimos, guiados por voces que jamás oiremos” (véase La casa más lejana, Volcano, 2019).
Pensamos que la naturaleza es la maestra de las artes y la fuente principal de inspiración de los seres humanos en su búsqueda de respuestas y dar sentido a la existencia; una experiencia plena de la vida pensamos que necesita del sabio concurso de la contemplación de los paisajes, la gea y la diversidad biológica
Con la instalación de un esqueleto de Rorcual Aliblanco en el Campus Universitario comienza la singladura de este proyecto de promoción y exhibición pública de esculturas naturales. Ha sido posible gracias a la financiación de la Consejería de Educación y Cultura y al empuje de Carlos Rontomé y Adela Nieto. En nuestro panel explicativo contamos lo esencial de esta especie, el rorcual más pequeño del planeta, que parece ocupar el lugar dejado por los grandes rorcuales comunes masacrados por la primera oleada de balleneros instalados en Getares. Su nombre hace referencia a las manchas blancas que portan en las aletas pectorales y que les dan un aire muy elegante a los ejemplares de esta curiosa especie. Su rostro agudísimo indica una gran capacidad para la navegación rápida en aguas abiertas y costeras y le regala el nombre científico latinizado a la especie “Balaenoptera acutorostrata”. Es una especie muy versátil que se mueve con gran rapidez, en las costas del norte de Europa se producen encuentros veraniegos. Tal y como menciona Robert Macfarlane en su libro “The Old Ways”, la denominada Milky-whale por los anglosajones, es un animal curioso, grácil y de movimientos rápidos; la experiencia de navegar a vela por el norte de Escocia sorprendió gratamente al místico de los paisajes y trascendentalista escocés que vivió experiencias de navegación entre ejemplares de esta apacible criatura marina. Nuestro litoral cuenta con el mayor número de varamientos de España y la mayor colección osteológica de esta especie de la que también se cuentan con un par de restos provenientes de las costas marroquíes exploradas tiempo atrás. Canarias es la segunda zona geográfica española en número de ejemplares varados de esta especie.
A este montaje, seguirán el de un Zifio de Cuvier, un raro cetáceo de vida oceánica y que solo posee dos dientes al final de su mandíbula protuberante. Posteriormente el esqueleto de una gran yubarta será instalado en la nueva Estación Marítima. Este será un majestuoso esqueleto (no gratuitamente es el animal con los brazos más grandes del planeta) que recibirá y despedirá a todos aquellos afortunados que vengan y salgan de Ceuta utilizando las modernas embarcaciones rápidas que nos conectan con Algeciras.
¿Que pueden hacer estos esqueletos para contribuir al desarrollo turístico? Para nosotros y para otros muchos, amantes de la belleza y asiduos a la cultura, se entiende que podrían tener un papel relevante. Se podría generar un consistente producto basado en una ruta de turismo cultural y ambiental por lugares emblemáticos donde se situarían las ballenas. Uniendo variados intereses. El Campus universitario está protegido por haber albergado el histórico cuartel del Teniente Ruíz, y en nuestros días, ser la sede de varios organismos de educación e investigación académica, como la UNED y la UGR. La nueva Estación Marítima será un referente de la acogida que ofrece Ceuta a los que la visitan y es un lugar muy indicado para conocer algo de la historia natural marina a través de un embajador excepcional como el precioso ejemplar de Ballena Jorobada. El Zifio de Cuvier todavía debe decidirse donde irá emplazado, pero al tener un esqueleto tan peculiar y raro, es, en sí mismo un espectáculo para la vista y su cráneo una curiosidad extravagante del mundo natural. Mas adelante, cuando avance el proyecto, se desea montar el gran rorcual común de 20 metros, una pieza absolutamente espectacular por su tamaño; también se guardan en las colecciones osteológicas un esqueleto de cachalote. Es decir, con un poco de apoyo institucional y de algunos mecenas empresariales se puede llegar a constituir un recorrido único en su género por el número de especies y la relativa cercanía entre las piezas expuestas. Algo singular en este género de las grandes osamentas, pues además tendrá el aliciente de encontrarse al aire libre con lo cual se podrán ir visitando también los emplazamientos emblemáticos donde quedarían expuestas. Pensamos que a los servicios turísticos y a las empresas privadas dedicadas a estas actividades no les costaría mucho sacar algo de información en un pequeño folleto y ofertar este tipo de visitas bajo el nombre de “Ceuta: Ciudad de las Ballenas”. Si están dispuestos a hacerlo, nosotros pondríamos, sin ningún tipo de compensación a cambio, un sencillo texto general que ellos podrían adaptar a los intereses turísticos.