La presión ejercida sobre las narcolanchas ha llevado al aumento del tráfico de drogas en pequeñas cantidades. Un tráfico que se nutre de los pequeños eslabones, las llamadas ‘mulas’ que se dedican a la carga del hachís para su traslado de Ceuta a Algeciras. Lo llevan en el interior del organismo o adosado, pretendiendo así burlar los controles establecidos por las fuerzas de seguridad a pie de puerto.
En las últimas 24 horas la Guardia Civil ha detenido a tres personas que llevaban adosada la droga al cuerpo. Todos con perfiles distintos pero realizando la misma función: un militar que llevaba dos kilos y dos mujeres que portaban un kilo de hachís cada una. El traslado de la mercancía de esta manera está penado con cárcel siempre que supere los dos kilos, se abre un sendero delictivo para quienes constituyen los pasadores necesarios para sacar el hachís, que procede de Marruecos y se cuela en Ceuta, en pequeñas cantidades pero en constantes viajes.
Al aumento de este tipo de traslados se suma el que se lleva a cabo en coches, manipulados para habilitarles dobles fondos, cuya vía se ha reactivado desde que Interior puso su foco de atención en el sector de las narcolanchas.