César Gómez-Höhr ha puesto cuerpo y alma en la restauración de una de las grandes joyas de la Patrona de Ceuta: su manto blanco. Desde el pasado octubre que arrancó el proyecto, pagado por los ciudadanos y aprobado meses antes, ha estado este ceutí de adopción trabajando a contrarreloj en una de las dependencias de la Iglesia Catedral para lograr acabarlo a tiempo y que la virgen pueda lucirlo en procesión el 5 de agosto que culmina las Fiestas Patronales.
Un trabajo que surgió hace un año como reflejo del anhelo de muchas Juntas de Gobierno de la Cofradía de la Virgen de África por afrontar la restauración del manto blanco de la Patrona. Una intervención complicada, tanto por sus dimensiones como por el coste que suponía su desarrollo. Según explica el bordador, finalmente, la actual Junta decidió afrontar el proyecto y tomó la decisión de que fuera costeado por el pueblo, como tantas veces tradicionalmente se ha hecho con asuntos de la Virgen de África.
“En junio se anunció que las personas que quisieran podían aportar su donación para este trabajo y, en agradecimiento, su nombre iría en el forro del manto una vez estuviese terminado. Por suerte, la gente respondió y se ha podido realizar sin problema”, comenta Gómez-Höhr.
Un trabajo, que arrancó después de verano cuando se compró la tela para la restauración: “El tissue era realmente lo que estaba en peor estado. La antigua tela era de la mejor calidad, realizada con hebras de plata, pero el paso del tiempo y la mala conservación que había tenido durante años al no tener la hermandad un lugar donde colgarlo para guardarlo bien, habían hecho que estuviera desgarrada, corriéndose el peligro de que se rajase durante la procesión”, relata el bordador.
Para la labor de restauración se desmontaron, una a una, las piezas del tejido original, se limpiaron y, poco a poco, se fueron colocando en la nueva superficie: “Siguiendo el diseño proyectado previamente y gracias a un dibujo se fueron colocando las piezas a la vez que se iba abriendo el bastidor y se iban ribeteando. Después se añadían los nervios de lentejuelas y poco más. Previamente, las piezas se limpiaron para eliminar la suciedad del paso del tiempo. Además, se han creado nuevos los galones porque los originales estaban en muy mal estado y eran de una peor calidad por lo que se decidió hacerlos nuevos”, concreta.
Un trabajo de precisión y, sobre todo, de mucha dedicación al ser un manto de grandes dimensiones (cuatro por cuatro metros ) para el que César ha robado tiempo al tiempo con el firme objetivo de lograr acabarlo antes de las fiestas para que, así, la Patrona pueda lucirlo en su procesión del 5 de agosto.
Un reto conseguido del que este ceutí de adopción se siente extremadamente orgulloso: “Nunca pensé que tocaría este manto. Al año de estar viviendo en Ceuta restauré el manto rojo de la familia Cerni y, el año pasado, la hermandad me encargó la realización de la restauración del manto azul de la Virgen, pero éste, sinceramente, siempre se pensaba que sería restaurado en un taller fuera de la ciudad. Es verdad que llevo años en la cofradía como miembro de Junta, pero pensaba que nunca iba a hacer este trabajo. Sin embargo, la actual Hermana Mayor pensó en mi para ejecutarlo y es un privilegio enorme; un regalo que me ha dado la vida”, expresa.
Una de las peculiaridades que convierten a este manto de 1956 realizado en un taller de Sevilla en una joya histórica única es que, en agradecimiento a la ayuda económica recibida para su adquisición, todo el centro tiene bordadas las estrellas que representan a las distintas ciudades y cabilas que donaron dinero para su compra, con la curiosidad de que, debajo de cada estrella, está bordado el nombre del lugar escrito en árabe.
Un manto que, según su restaurador, posee un gran valor más por su simbología que por la complejidad de técnica: “Siempre que lo he estudiado he concluido que las técnicas usadas para crearlo no son complejas pero que es, igualmente, una pieza cuyo diseño y simbología son únicos. En él se combinan dos religiones, mostrando la buena convivencia que existía en aquella época. Es un trabajo irrepetible que, por desgracia, queda eclipsado por el escudo del régimen que lleva en el centro pero que, curiosamente, está unido a una estrella que representa los cinco pilares del Islam junto con la media luna muestra de la unión de culturas”, concluye el profesional.
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