No es la primera vez que sucede. Pero ayer causó mayor indignación porque no se pudo practicar el rezo en el interior de la mezquita de Sidi Embarek antes del enterramiento de una mujer cuyo cadáver había sido expresamente trasladado a Ceuta. La mezquita, la principal de la ciudad junto a la de Mulay Mehdi, la que siempre
ha constituido una referencia para los fieles en la ciudad, permaneció cerrada a cal y canto, obligando a los familiares de la difunta a realizar el rezo en la explanada ubicada en su parte baja, al aire libre.
Los familiares han mostrado a El Faro su malestar por lo sucedido. “Es vergonzoso, que nos lleguemos a comportar así, carecemos de responsables que digan algo. Esto es lamentable”, denunciaron indignados, carentes de cualquier explicación tras enfrentarse a una realidad que no esperaban encontrarse.
En torno a la mezquita se concentraban familiares para participar del rezo de las 14.30 horas, viéndose obligados a bajar a la explanada para realizarlo antes del enterramiento en el cementerio. Un candado evitaba la entrada a la mezquita que permaneció cerrada a los fieles en todo momento. “Nos ha sucedido a nosotros, pero ha pasado más veces. Incluso vecinos que se acercan a esta mezquita para sus rezos no pueden porque se la encuentran cerrada”, explicaban. “La mezquita es pública, si hay leyes internas que obligan a cerrarla deberían informar antes para que todo el mundo lo supiera. Esta situación se ha repetido ya más veces. Sidi Embarek es de todos pero la cierran cuando quieren”, denunciaron a este medio.
La ausencia de responsabilidad es evidente y ayer afectó directamente a los familiares que querían despedir como se debe a un ser querido. No pudieron hacerlo a pesar de que hay un imán que cobra por ofrecer sus servicios al igual que más personal que tiene sus competencias en el templo, pero que ayer estaban ausentes.
Los afectados han querido denunciar públicamente lo que está sucediendo para que, además de que se conozca, fuerce a que las autoridades políticas se impliquen de alguna manera para garantizar que no se adopten este tipo de decisiones que nunca antes se habían visto en la ciudad y que está llevando a situaciones muy graves en el ámbito personal más íntimo y sentimental porque provoca que ni tan siquiera se pueda dar una última despedida.