El centro-guardería de San Ildefonso se ha convertido en víctima de las múltiples emboscadas y apedreamientos que se producen en el Príncipe. Su ubicación la condena no solo a sufrir el lanzamiento de piedras o la quema próxima de contenedores, sino también los gritos de los individuos que las provocan y que asustan a trabajadores y niños acogidos (en la actualidad hay cuatro bebés y tres menores de cinco años).
La Ciudad no dispone de vigilancia privada en este centro como sí, en cambio, existe en otros, a pesar de que se ha solicitado ese apoyo por escrito al área de Menores. La única respuesta ofrecida ha sido el traslado de trabajadores de Amgevicesa, que no tienen la categoría ni los medios de la seguridad privada para dar esa protección.
En el centro hay cuatro bebés y tres menores de cinco años, víctimas de la situación
El pasado fin de semana la situación fue dantesca, con quemas de contenedores y lanzamiento de piedras que iban dirigidos al SEIS y a la Policía Nacional, pero que terminan afectando directamente a los trabajadores del centro. Ya ha habido casos de coches particulares destrozados y amenazas, de cuya existencia son conocedores los vecinos de la barriada, también víctimas de lo que está pasando.
La situación es gravísima.
La puerta de acceso a la guardería es utilizada como diana para efectuar disparos de manera aleatoria por individuos que se dedican a realizar sus ‘prácticas de tiro’ en la explanada del ‘Reina Sofía’. La Policía Nacional ha sido alertada ya en varias ocasiones por estos hechos e incluso ha tenido que ‘escoltar’ a trabajadores para evitar daños. Es una situación de impotencia la registrada en un centro en el que se trata con niños muy pequeños y en donde residentes y los propios trabajadores corren peligro. En su estado nadie repara cuando se pone de manifiesto la existencia de este tipo de actos marcados siempre por una especial virulencia.
Está claro que estos trabajadores y los niños pequeños que residen ahí en ese centro no parecen tener la misma consideración que un bombero.
Todos los trabajadores y personas deberían de valer lo mismo.
Aquí en esta ciudad parece que los únicos que trabajan (nada más lejos de la realidad, es mi opinión y la de muchos) son los policías locales y los bomberos.
Menos mal que tenemos a la policía nacional y guardia civil que está para todo.
Miguel no sabes ni lo que hablas...estos que tiran piedras a unos y otros son unos hijos de puta...TODOS
No todos somos iguales, por mucho interese decir lo contrario.