Mientras algunos salen a manifestarse o disfrutan del día libre, otros deben trabajar y exigir sus reivindicaciones con el uniforme puesto
Mientras algunos aprovechan el festivo del primero de mayo para salir a las calles a pasar un día en familia, montar en bicicleta, pasear o reivindicar los derechos laborales, otro celebran este día del trabajo como su propio nombre indica, trabajando. Son muchos los que han tenido que ponerse hoy el uniforme y desempeñar su jornada laboral como si de otro día cualquiera se tratase. Ya sea encima de un autobús, atendiendo a clientes, reparando una línea telefónica o dando algún servicio a la ciudadanía, estos trabajadores entiende que para ellos no hay festivos y que los 365 días del año pueden ser laborables. Algunos lo tienen más asumido que otros, pero en lo que todos coinciden es que es la familia quien lleva peor que sus seres queridos salgan a trabajar cuando el resto descansa. Por ello, intentan compensar esas horas otros días, aunque no sea lo mismo. Muchos de los trabajadores que hoy han salido a las calles no entienden ni de horarios ni de festivos, un ejemplo de ello es la hostelería. Sin embargo, la ilusión de ser su primer trabajo hace que para Esther Tapia no sea una molestia trabajar el primero de mayo. Para ella, simplemente, es cuestión de echarle ganas. Los servicios técnicos saben lo que es trabajar las 24 horas del día, sea festivo o no. Que un bloque entero de viviendas se quede sin línea telefónica, supone ponerse el uniforme y arreglar la avería, dejando en casa a la familia y permaneciendo atento al teléfono durante toda la jornada. Para la salud no hay festivos y eso lo saben bien los sanitarios del 061. Es un servicio que funciona los 365 días del año y que no puede fallar, ya que las emergencias no pueden esperar. En un día de reivindicaciones. Muchos salen a las calles a manifestarse y otros, desde su puesto de trabajo, no dejan tampoco de exigir lo que les corresponde. Ya sea por su condiciones laborales o por el servicio a la comunidad, trabajando desde cada trinchera también es una forma de demandar un trabajo justo y digno para todos.