La celebración del 46 aniversario de la Constitución marcó una serie de actos en toda España, también en Ceuta, en donde el presidente de la Ciudad apeló al necesario “consenso político” para sacar adelante asuntos de envergadura.
Ceuta presenta riesgos y amenazas que implican el necesario mimo de un Estado que no puede obviar sus obligaciones para con una ciudad frontera marcada por problemas derivados de su ubicación geográfica.
No lo puede hacer el Estado, pero tampoco las distintas comunidades autónomas pueden mirar hacia otro lado en cuanto a la obligada solidaridad y cohesión social y territorial que marca la propia Carta Magna.
Vivas fue claro en su mensaje: “Es hipócrita afirmar que se respeta y defiende la Constitución y, al mismo tiempo, no respetar ni defender los principios y valores que la sustentan como la unidad de España y su rica diversidad, la soberanía nacional, el imperio de la ley y la independencia de la Justicia, la solidaridad como herramienta imprescindible para la cohesión social y territorial, la monarquía parlamentaria, la libertad, en cualquiera de sus manifestaciones, la igualdad de todos los españoles, vivan donde vivan, sin ningún tipo de discriminación por razón de raza, credo, sexo o cualquier otra condición o el compromiso innegociable con la defensa de los derechos humanos y de la dignidad de la persona”.
Son palabras que cobran mayor sentido hoy en día, en plena negociación sobre traslado de menores y asunción de temas enmarcados en la gestión fronteriza. La celebración del aniversario constitucional no puede quedar como una anécdota burocrática o una acción protocolaria. Vital resulta entender que España debe marchar unida en el respeto a los derechos y deberes de los ciudadanos, actuando con lealtad y teniendo en cuenta la necesaria solidaridad territorial en asuntos como el que ahora afecta de manera relevante a las dos ciudades autónomas y a los territorios peninsulares.