“La atención pediátrica corre un grave riesgo en el Instituto de Gestión Sanitaria de Ceuta”. Así de tajante ha sido el delegado sindical por Comisiones Obreras en la Junta de Personal de INGESA, Fernando Alarcón. Una declaración que, según ha explicado el propio Alarcón, se sustenta en los acontecimientos que se han desarrollado desde el pasado jueves.
El delegado sindical ha manifestado que ese día el Hospital Universitario se vio con dificultades para cubrir la guardia correspondiente y que la solución de sus gestores pasó por enviar, a través de un celador, un escrito con acuse de recibo a un pediatra de un centro de salud. El escrito comunicaba al facultativo la necesidad de que, al término de su jornada fijada a las 15:00 horas, se incorporara a la guardia de Pediatría del Hospital Universitario, hasta las 08:00 horas de la siguiente jornada.
Comisiones Obreras ha explicado que las funciones de un pediatra en Atención Primaria difieren, “y mucho”, a las de Atención Especializada, que “nadie tuvo la decencia de contactar con esa persona” y que, si en esa situación de guardia obligada llega a ocurrir una desgracia “ni a la familia ni al juez le va a servir la frase ‘me obligaron’, siendo la responsabilidad exclusiva del profesional”.
Todo ello es muestra, según Fernando Alarcón, “de la actitud despótica y dictatorial de esta gerencia”, así como de “la falta de previsión y afán de ahorro”. Insiste en que la plantilla de Pediatría no está completa, al contar únicamente con cuatro pediatras que pueden hacer guardias.
Por eso, el sindicato exige que se cubra y dimensione adecuadamente la plantilla, precisándose un mínimo de entre seis y ocho pediatras para garantizar la asistencia en cualquier momento: periodos vacacionales, bajas, maternidad y formación.
Comisiones pide, además, que a la dirección del INGESA, encabezada por su director territorial, Fernando Pérez Padilla, y su gerente, Manuel Cabeza, “resuelva el problema de una vez y que dé a los pediatras el trato que se merecen, que no trabajen presionados, agobiados por el número de guardias y que no tengan que depender de que puedan echarles una mano sus compañeros de Atención Primaria”. Alarcón solicita, por otra parte, que la directiva del INGESA “aparte el parcheo” y le insta a que “se tome el tema con la seriedad que se merece” porque, según él, “con los niños se juega, para que se diviertan; pero, con sus vidas y con su integridad física, no”.
El pediatra ha señalado que “la negligencia de los administradores del INGESA está derivando en una situación crítica de la asistencia pediátrica especializada”.