Ceuta, 23 de abril de 2022. Son las 7:55 h de un día fresco y ventoso de plena primavera. Desde este lugar he presenciado el amanecer y en este preciso instante siento el cálido abrazo de los primeros rayos del sol de la mañana. Ha sido un espectáculo conmovedor que me ha recordado la figura divina y su indescriptible fuerza.
El aliento de céfiro eriza la superficie de un mar lapislázuli dando nacimiento a incontables olas que de manera disciplinada se dirigen hacia el astro rey atraídos por su potencia.
Presto mi atención al incesante rumor del mar que en todo momento me recuerda el carácter marinero de esta ciudad. A este sonido se suma el graznido de las gaviotas que sobrevuelan las escaleras en la que me encuentro escribiendo y reencontrándome con la naturaleza ceutí. Tengo que entrecerrar mis párpados para protegerlos de la cegadora luz solar. Las nubes dispersas sobre el celeste cielo amortiguan a intervalos el efecto de los rayos solares a intervalos, lo que supone un cierto alivio.
"Mi paciente espera obtiene su recompensa y puedo ver y fotografiar un arcoíris bajo el frente nubes que avanza sobre la bahía sur de Ceuta. Ha durado poco, pero lo suficiente para que mi corazón se alegrara con su presencia. Estar aquí ha merecido la pena"
Llegan refuerzos desde Occidente con amenazantes nubes grisáceas cargadas de agua. Las espero desde esta atalaya expectante ante la posibilidad de que a su paso dibujen algún bello arcoíris. Mientras tanto sigo absorto contemplando la curva línea del horizonte y disfrutando de la compañía de las ruidosas gaviotas.
Mi paciente espera obtiene su recompensa y puedo ver y fotografiar un arcoíris bajo el frente nubes que avanza sobre la bahía sur de Ceuta. Ha durado poco, pero lo suficiente para que mi corazón se alegrara con su presencia. Estar aquí ha merecido la pena.
Permanezco atento, pues el arcoíris aparece y desaparece por momentos. La caza de arcoíris es así de exigente. Cuando siento algunas gotas en mi rostro sé que un arcoíris está cerca y me pongo en alerta. Al verlo disparo una y otra vez con mi cámara fotográfica para inmortalizar la estampa. Un buen cazador de arcoíris sabe que no debe distraerse, ya que, cuando menos te lo esperas, te sorprende un hermoso arcoíris trazado en el cielo.