Cataluña, (con ñ) es España, nunca tuve dudas y sigo sin ellas. La ciudadanía catalana se considera parte del Estado y por tanto, españoles. En muchas ocasiones se pone en duda este concepto nacional por parte de aquellos que pretenden la secesión en aras de una construcción nacionalista que dado como andan las cosas en “la construcción” mal les puede llevar…Los catalanes no son tontos -y conste que no pronuncio el gentilicio con desdén ni desaire alguno-, si acaso siempre han sido listos, para bien de ellos y del resto. Si Cataluña funciona, el pais funciona porque, al peso específico empresarial, se une el interés por las ciencias y el conocimiento, algo que nos humaniza y da entendederas a esta vida loca, loca, loca, que cantaría Paco Cespedes…
Cataluña ha sido promotora de una Cultura sin precedentes, donde las Artes han sido mimadas y amadas. Les viene de antaño, de la Occitania y los viejos condados, sobretodo de las “viejas condesas” que ya entonces cuidaban a poetas y trovadores, a pintores y artistas. Con ese morral cargado de sensaciones y sentimientos, muchos peregrinos, cortesanos y mercaderes, dieron vuelo a su Cultura que se trasladó al resto de los reinos hispanos, se mezcló, se fundió y creció, como ocurre siempre. Y a mi, particularmente, me honra saber que compartimos casa, o Estado, con quienes son capaces de crear para el espíritu más que de destruir el alma.
Tienen sus cosas los catalanes, claro que sí; pero no más que las que tiene un andaluz de Vejer o un gallego en Corcubión. Son raros? Pués .., puede que incluso lo seamos más nosotros que no nos miramos en el espejo salvo para peinarnos y decirnos lo guapos que somos. ¿Son muy suyos? Como lo puede ser Septem Nostra con la defensa del litoral o de los yacimientos caballas. ¿Son Cerrados? No más que un hebreo en sabat; que un Hindú regateando; que un Musulmán en una manifestación o que un cristiano hablando de fútbol…En definitiva, como cualquiera.
No me asustan los referéndums de ERC. No me asustan ni me hieren. Creo en la libertad de cada pueblo para decidir sobre su futuro. Y me alegra, enormemente, que el interés del paisanaje se constriña a un 20% en poblaciones donde “condesean” con los ideales pancatalanistas. Lo lastimoso es que nadie dentro de estas organizaciones reivindicantes, con dos dedos de frente –que los hay- analice friamente la situación y por ende los resultados y consiga llegar a la conclusión de que “Catalunya is Spain manque pierda” (que diría un bético) y deje de cansar al ciudadano con referéndums agotadores, al menos, eso dicen los números y hasta la fecha, Pitagoras nunca se equivoca.