El poeta mejicano Francisco de Icaza dedicó a su mujer en Granada el siguiente verso cuando ambos pasaban ante un ciego pidiendo: “¡Dale una limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada!”. Y quien escribe, sin ser poeta, parodiando a Icaza, escribe la siguiente rima para todos los catalanes de buena fe: “¡Dadles unas gafas, a Mas, Puigdemont y Junqueras, que no hay nada como la pena de ver a tres ciegos que no ven la locura que a Cataluña llevan!”. Me preocupa mucho que unos cuantos exaltados, envueltos en la estelada estrellada, terminen estrellando a Cataluña. Eso lo ve hasta el más ciego. Jordi Pujol la gobernó con CiU desde 1980 a 2003. Dimitió quizá pensando que ya podía vivir con sólo administrar en Andorra, Suiza, etc, la millonaria “herencia” oculta que dicen dejó a la familia el patriarca y abuelo, Florenci. En 2004 designó a dedo al mayor campeón en fracasos: Artur Mas; quien entró perdiendo el Gobierno al formar Maragal su “tripartito”. En 2010, lo recuperó con 62 de los 135 diputados; pero como no tenía mayoría absoluta, enaltecido por la Diada de 2012 convocó elecciones para proclamar la independencia si le votaba el 50%. Fracasó de nuevo, porque sólo obtuvo 50 diputados, perdiendo 12. Por un mínimo de dignidad política debería haber dimitido; pero se aferró al sillón aliándose con la Ezquerra de Junqueras. En 2014, creyéndose Mas el “mesías prometido”, desobedeció al Tribunal Constitucional, celebrando el 9-N un referéndum con urnas de cartón para “dignificar” a Cataluña. Votó sólo el 37,02% del censo; sin mostrar ningún interés por la independencia el 62,8 restante. No hubo interventores. Ellos introdujeron los votos en las urnas y sin ningún control los contaron. Se fiaban entre ellos mismos. En 2016 convocó elecciones plebiscitarias para proclamar de nuevo la independencia, inventándose una lista única con todos los partidos soberanistas (Junst pel Sí). Obtuvo sólo 62 diputados. Votó independencia el 47,8%, y no independencia el 52,2%. Pactó con la CUP, que en pocos días lo echó. Nombró a dedo a Puigdemont, más separatista que él todavía. Intentó refundar CiU con el PDiCAT, y la rompió en pedazos. Ahora, condenado por desobediente, él, Puigdemont y Junqueras, tienen la “genial idea” de estar tramando otro referéndum a la “escocesa”, tras haber llevado a Cataluña a la ruina y a los catalanes a la pobreza nunca antes conocida. En 2014 el anterior líder escocés Alex Salmont ya les advirtió que el caso de Cataluña es diferente al de Escocia, y su sucesora Nicola Sturgeon acaba de decírselo más claro todavía. Y, mientras ellos no dejen de engañar a los catalanes y de ocultarles las gravísimas consecuencias que acarrearía una Cataluña independiente y, también, las grandes diferencias entre Cataluña y Escocia, trataré de replicarles con la verdad, exponiendo tales diferencias. Primera.- Escocia fue nación y reino independiente durante siglos, hasta que en 1707 acordó unirse a Gran Bretaña. Por eso, puede ahora pedir la recuperación de su pasado soberano histórico. Los separatistas, retorciendo la Historia y engañando a los catalanes de buena fe, les venden que tienen derecho a ser un Estado independiente para vivir mejor cuando España deje de vivir de Cataluña. Todo es mentira y al revés. Sólo el Fondo de Financiación Autonómica les lleva ya entregados 66.500 millones de euros. Ellos lo que arrastran desde siglos es tal complejo de inferioridad, que no soportan que otras regiones españolas durante siglos fueran reinos independientes, pese a que ahora nada reclaman ni protestan. Y quieren independizarse sólo para curarse esa acomplejada frustración que padecen. Cataluña sólo fue un condado dependiente del reino de Aragón; jamás fue país, ni nación, ni reino, ni Estado, ni independiente, ni soberano. Su soñada independencia nunca podrán plantearla como la restitución de un status anterior que jamás tuvieron. Decir lo contrario, es una mera falacia, invento, engaño y el más burdo ataque a la Historia, que tanto retuercen, haciendo el ridículo y desacreditándose ante el mundo. Segunda.- Gran Bretaña no tiene Constitución escrita. Se rige por normas consuetudinarias (costumbre). Ninguna prohíbe a Escocia separarse, y su ley autonómica le autoriza a realizar un referéndum, aunque debiendo consensuarlo con Gran Bretaña. Así celebró el de 2014, que perdieron. En España, un referéndum sobre la independencia es inconstitucional; está prohibido al proclamar la Constitución la “indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. La soberanía nacional reside en el pueblo español”; reservando al Estado la competencia exclusiva para celebrar referéndums. El único referéndum que a Cataluña podría autorizársele sería el que votáramos en él todos los españoles para cambiar la Constitución. El Catedrático de Derecho Constitucional, Revorio, escribe: «Se pueden proponer ideas contrarias a la Constitución para reformarla, que tendría que ser por un procedimiento agravado. Habría que disolver las Cortes y la intervención de dos legislaturas distintas y dos consultas al electorado. Y aun si en el referéndum todos votáramos que Cataluña se separara, el mismo tendría carácter consultivo y no vinculante. El Gobierno no estaría obligado a asumirlo”. Tercera.-El grado de autonomía de Escocia es muy inferior al de Cataluña. Escocia ni siquiera pidió el referéndum para independizarse, sólo mayor autonomía. Pero Camerón, en un ataque de arrogancia, les dijo: “o todo o nada”, pensando que los escoceses no se atreverían con su órdago. Cataluña tiene mayor autonomía que la concedida por ningún otro país a sus regiones, porque España es el Estado más descentralizado. Ya quisiera Escocia tener la amplia autonomía y descentralización de que gozan las Autonomías españolas, siendo Cataluña a la que más competencias ha transferido el Estado. Aunque eso a ellos no les vale. Quieren tener un Estado propio para dominar al resto de España. Lo dijo Unamuno: “El deber patriótico de los catalanes consiste en catalanizar España”, como hacen con el idioma y con todo, que también pretenden imponerle a Aragón, Valencia, Baleares, Murcia, etc, bajo su lema del “imperio de los países catalanes”, que tampoco existió. Cuarta.-Escocia es una región pobre y discriminada respecto de Inglaterra y País de Gales. Mientras Cataluña es la región más rica de España, cuya riqueza recibió de las grandes inversiones del Estado con dinero de todos los españoles. La España que odian, les llevó industrias desmanteladas en otros lugares, infraestructuras, vías férreas, autovías, autopistas, puertos, aeropuertos, Exposición Universal, Universidades, dinero de bancos ingresado en otras regiones y llevado a Cataluña, mano de obra barata de millones de obreros que en la década de 1960 emigraron siendo los que más contribuyeron a su “milagro económico”. Y ahora a los que no sean independentistas quieren convertirlos en “extranjeros” de peor derecho que los inmigrantes. Los gobiernos de CiU, “tripartito”, Junts pel sí, tan mal uso, abuso y despilfarro hicieron de tanta riqueza, que ahora Cataluña está siendo rescatada por el resto de España para que no quiebre. Es la Comunidad a la que más dinero del Estado ha ido a parar. Y, encima, los separatistas catalanes van de víctimas por el mundo quejándose de que “España les roba”. ¿Será porque no les paga el 3 y 4 % de comisión que recientemente Macià Alavedra declaró en juicio que él y otros habitualmente cobraban a las empresas constructoras?. Quinta.-El referéndum de Escocia fue autorizado por el Parlamento británico, tras una propuesta escocesa pacífica, civilizada, razonable y no beligerante. En cambio, en Cataluña, Mas, Puigdemont, Junqueras y otros, traicionando la Constitución y el Estatuto que juraron, pese a haber sido aprobada aquélla por más del 90 % de los catalanes, han retado, desafiado y provocado al Estado, amenazando con que van a crear el ejército catalán y su marina de guerra, que internacionalizarán el problema pidiendo ayuda a Francia, Gran Bretaña o EEUU; que los mossos de escuadra defenderán a Cataluña; que si se les niega el referéndum, se echarán a la calle en desobediencia civil y se formarán grupos de defensa de la república catalana contra el Estado; sitúan sus leyes por encima de las españolas, de la Constitución y del Tribunal Constitucional. Desoyen hasta los dictámenes del propio gabinete jurídico de la Generalidad que reiteradamente les advierten que no pueden ejecutar normas suspendidas por el Tribunal Constitucional sin incurrir en responsabilidad penal. Pero de eso, se ríen ellos a carcajadas. Mas y Puidemont van por el mundo descalificando y desacreditando a España, pregonando que es un país atrasado y opresivo al que compara con Turquía, que dice ahoga las aspiraciones políticas, económicas y sociales de Cataluña, que tiene las manos de los catalanes atadas, dibujando una España negra frente a una Cataluña blanca, “colaboracionistas, leal y ejemplar”, a la que no les deja votar en libertad y se ven forzados a separarse. Están ya al borde de la rebelión. Van por el extranjero desacreditando a España tildándola de opresora en visitas, conferencias y otros actos. Y el Estado, repitiendo una y mil veces que aplicará la ley y que el referéndum no se celebrará; pero luego se ríen y lo celebran. ¿Para qué están los instrumentos jurídicos disponibles en la Constitución y las leyes?. Que se les aplique sólo el más razonable: De todo el dineral que se les entrega, descuéntesele el dilapidado ilegalmente en “embajadas” fantasmas, organismos y propaganda para romper el Estado con dinero del propio Estado. Sexta.- Los independentistas escoceses, no desafían la legalidad británica, no se salen del marco constitucional; mientras que los separatistas catalanes quieren romper España; amenazan con que proclamarán la independencia “lo quiera o no el Estado”; que el referéndum lo celebrarán “sí o sí”; aseverando en el Congreso, con prepotencia y arrogancia que “le tienen tomada la medida al Estado”. En cualquier país democrático quienes así echan el pulso al Estado, estarían encarcelados. Gran Bretaña suspendió la autonomía del Ulster cuatro veces de 1998 a 2001. Fingen querer dialogar, pero su único diálogo son imposiciones: “O nos dais lo que queremos o desconectamos de España”. Y para intentar callarlos, venga más inversiones para Cataluña, en detrimento de otras regiones. Séptima.- Cataluña tiene su PIB un 117,8% superior a la media española, mientras que Escocia está por debajo de la media británica: el 99%. El peso de Escocia en el Reino Unido supone el 8,4% del PIB británico, mientras que Cataluña tiene el 16% del español. Poblacionalmente, el Reino Unido cuenta con 65,1 millones de habitantes, de los que 53,1 millones son ingleses y solo 5,4 escocesas. Cataluña tiene una población de 7,5 millones de personas, en un país de 46,7 millones. Escocia no se ha beneficiado históricamente de aranceles monopolistas como los que concedió en su día España al textil catalán. Única coincidencia.- Con tal de romper España, Mas, Puigdemont y Junqueras mienten descaradamente, engañando una y mil veces a los catalanes honestos, trabajadores y de bien, asegurándoles que continuarán en la UE. La propia Comisión les advirtió el 30-10-2016 que Cataluña independiente saldría de Europa, como prevé el Tratado, que no permite que una región se independice de ningún Estado-miembro. El ingreso de un nuevo Estado exige la unanimidad del Consejo. Y los países miembros se opondrían a su entrada. Éste es el único punto en común que tienen Escocia y Cataluña. Ambas quieren independizarse, pero seguir en Europa. Por eso perdieron los escoceses el referéndum en 2014, por el temor a quedarse fuera de Europa, porque fuera de ella no serían nada. Y a toda esa falsa información separatista, el Estado no contrapone la información veraz. Puigdemont, Junquera y Mas, se hacen pasar por pacíficos ciudadanos y chicos buenos a los que España les impide votar democráticamente. Pero los condenados por desobediencia, no lo fueron por sus ideas, como se quejan, sino por desobedecer al Tribunal Constitucional y votar lo que la Constitución, la Ley y los Tribunales prohíben. ¿Qué Estado europeo que su Constitución prohíba a una región separarse, autoriza a sus nacionales a romper el propio Estado?. ¿Si, por ejemplo, Tarragona quisiera organizar un referéndum para separarse de Cataluña, lo autorizaría su Generalidad?.
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