Lo escribí en 2017. El poeta mejicano Francisco Icaza dedicó a su mujer en Granada el siguiente verso, ante un ciego pidiendo: “¡Dale una limosna, mujer, que no hay en la vida nada como la pena de ser ciego en Granada!”. Ahora que los separatistas piden otro referéndum de autodeterminación, esta vez “a la escocesa”, ni soy poeta ni político, pero entran ganas de rimar: “¡Dadles unas gafas, a Mas, Puigdemont, Torra y Aragonés, que no hay mayor pena que la de ver, a cuatro ciegos ante la locura que a Cataluña quieren meter!”.
Recordarán que Jordi Pujol gobernó Cataluña de 1980 a 2003. Dimitió, quizá pensando que ya podía vivir tranquilo con sólo administrar la millonaria herencia que “dice” le dejó su abuelo, Florenci. En 2004 designó a dedo al mayor campeón en fracasos: Artur Mas; quien entró perdiendo el Gobierno al formar su tripartito Maragal. En 2010, lo recuperó con 62 de 135 diputados; pero como no tenía mayoría absoluta, convocó para proclamar la independencia si le votaba el 50%. Fracasó de nuevo, sólo obtuvo 50 diputados, perdiendo 12. Por un mínimo de dignidad debió dimitir; pero ese verbo no debe existir en catalán y se aferró al sillón aliándose con la Ezquerra de Junqueras. Y ahora a Aragonés, casi todos los días amenazan los radicales con romper su coalición.
En 2014, creyéndose Mas el “mesías prometido” de Cataluña, desobedeció al Tribunal Constitucional, celebrando el 9-N un referéndum con urnas de cartón para “dignificarla”. Votó sólo el 37,02% del censo; sin haber mostrado ningún interés por la independencia el 62,8 restante. No hubo interventores. Ellos solos votaron y contaron los votos, porque se fiaban unos de otros sin ningún control. En 2016 convocó elecciones plebiscitarias para proclamar nuevamente la independencia, inventándose una lista única con todos los partidos soberanistas. Obtuvo sólo 62 diputados. Votó independencia el 47,8%. No independencia el 52,2%. Pactó con la CUP, que en pocos días lo echó. Nombró a dedo a Puigdemont, todavía más separatista que él, que intentó refundar CiU con el PDiCAT, y la rompió en pedazos.
Cuando escribo, el 3-12-2021, el Instituto de Ciencias de la misma Generalidad, publica que sólo el 39,4 % de los catalanes apoyaría la independencia, mientras el 59,9 % es partidario de seguir unidos a España. Según el INE, en 2019, tras el golpe del “1-O” de 2017, emigraron a Aragón 4.337 personas. A Madrid: 8.407, a Valencia: 8.729; y más de 8.000 de las mayores empresas. Antes, era al revés, llegaban a Cataluña de esas mismas regiones.
Pero Aragonés insiste: Referéndum de autodeterminación “sí o sí”, probando otro, ahora “a la escocesa”, tras haber llevado a Cataluña a la ruina y a la pobreza nunca antes conocida. En 2014 el anterior líder escocés Alex Salmont se lo advirtió: “Cataluña es diferente a Escocia”, y su sucesora, Nicola Sturgeon, se lo repitió todavía más alto y claro. Pero no hay quien les haga desistir y quieren volver a las andadas, engañando a los catalanes y ocultándoles el grave retroceso que acarrearía una Cataluña independiente. Pero Cataluña no puede equipararse nunca a Escocia, por los motivos siguientes:
Primero. Escocia fue nación y reino independiente durante siglos, Pero en 1707 se unió voluntariamente a Gran Bretaña. Por eso, puede ahora, voluntariamente, pedir y recuperar su pasado soberano histórico. Los separatistas catalanes, retorciendo la Historia, engañando a los catalanes de buena fe, les venden que Cataluña tiene derecho a ser un Estado independiente para vivir mejor cuando “España deje de vivir de Cataluña”. Es mentira y al revés. Sólo el Fondo de Financiación Autonómica les lleva ya entregados unos 80.000 millones de euros, que mantienen de deuda con el Estado y que, con sólo pagárselos, podrían resolverse muchos problemas de España.
Quieren independizarse sólo para curarse la frustración que padecen porque Cataluña sólo fue un condado dependiente del reino de Aragón; jamás fue país, ni nación, ni reino, ni Estado, ni independiente, ni soberano. Su soñada independencia nunca podrán plantearla como la restitución de un status anterior que jamás tuvieron. Decir lo contrario, es mera falacia, invento, engaño y el más burdo ataque a la Historia, que tanto retuercen, haciendo el ridículo y desacreditándose ante el mundo.
Segundo. Gran Bretaña no tiene Constitución escrita. Se rige por normas consuetudinarias (costumbre), que no prohíben a Escocia separarse, y su ley autonómica le autoriza a realizar un referéndum consensuándolo con Gran Bretaña. Así celebró el de 2014, que perdieron. Mientras en España, un referéndum sobre la independencia es inconstitucional; está prohibido al proclamar la Constitución la “indisoluble unidad de la Nación española, patria común e indivisible de todos los españoles. La soberanía nacional reside en el pueblo español”.
El único referéndum que a Cataluña podría autorizársele sería en el que votáramos todos los españoles para cambiar la Constitución. El Catedrático de Derecho Constitucional, Revorio, escribe: «Se pueden proponer ideas contrarias a la Constitución para reformarla, que tendría que ser por un procedimiento agravado. Habría que disolver las Cortes y la intervención de dos legislaturas distintas y dos consultas al electorado. Y aun si en el referéndum todos votáramos que Cataluña se separara, el mismo tendría carácter consultivo y no vinculante. El Gobierno no estaría obligado a asumirlo”.
Tercero. El grado de autonomía de Escocia es muy inferior al de Cataluña. Escocia ni siquiera pidió el referéndum anterior para independizarse, sólo pidió mayor autonomía. Pero Camerón, en un ataque de arrogancia inglesa, les dijo: “o todo o nada”, pensando que los escoceses no se atreverían con su órdago. Cataluña tiene mayor autonomía que la concedida por ningún otro país a sus regiones, porque España es el Estado europeo más descentralizado.
Ya quisiera Escocia tener la amplia autonomía y descentralización de que gozan las Autonomías españolas, siendo Cataluña a la que más competencias ha transferido el Estado. Pero quieren lo imposible, tener, un Estado propio para dominar al resto de España. Lo dijo Unamuno: “El deber patriótico de los catalanes consiste en catalanizar España”, como hacen con el idioma y con todo, que también pretenden imponerle a Aragón, Valencia, Baleares, Murcia, etc, bajo su lema del “imperio de los países catalanes”, que tampoco existió nunca.
Cuarto. Escocia es una región pobre y discriminada por Inglaterra y País de Gales. Mientras Cataluña es la región más privilegiada por España con grandes inversiones del Estado (dinero de todos los españoles y regiones con iguales derechos). La España que los separatistas odian, les puso industrias desmanteladas en otros lugares, infraestructuras, vías férreas, autovías, AVE, autopistas, puertos, aeropuertos, Exposición Universal, Universidades, dinero de bancos ingresado en otras regiones, mano de obra barata de millones de obreros que en la década 1960 emigraron, siendo los que hicieron su “milagro económico”.
Y ahora a los que no sean independentistas quieren convertirlos en “extranjeros” de peor derecho que los inmigrantes. Los gobiernos de CiU, “tripartito”, Junts pel sí, tan mal uso, abuso y despilfarro hicieron de tanta riqueza, que ahora Cataluña está siendo rescatada por el resto de España para que no quiebre. Es la Comunidad a la que más dinero del Estado ha ido a parar. Y, encima, los separatistas catalanes van de víctimas por el mundo quejándose del “España les roba”. ¿Será porque no les paga el 3 y 4 % de comisión que Macià Alavedra declaró en juicio que él y otros habitualmente cobraban a las empresas constructoras?
Escocia es una región pobre y discriminada por Inglaterra y País de Gales. Mientras Cataluña es la región más privilegiada por España con grandes inversiones del Estado (dinero de todos los españoles
y regiones con iguales derechos)
Quinto. El referéndum de Escocia fue autorizado por el Parlamento británico, tras una propuesta escocesa pacífica, civilizada, razonable y no beligerante. En cambio, en Cataluña, Mas, Puigdemont, Torra, Junqueras y Aragonés, traicionando la Constitución y el Estatuto que prometieron, pese a haber sido aprobada aquélla por el 90,2 % de “síes”, han retado, desafiado y provocado al Estado, amenazando con que quieren crear el ejército catalán y su marina de guerra, que, si no lo consigues, internacionalizarán el problema pidiendo ayuda a Francia, Gran Bretaña o EEUU; que los mossos de escuadra defenderán a Cataluña; que, si se les niega el referéndum, se echarán a la calle en desobediencia civil y se formarán grupos de defensa de la república catalana contra el Estado; sitúan sus leyes por encima de las españolas, de la Constitución y del Tribunal Constitucional, a los que desobedecen descaradamente y riéndose de ellos.
Desoyen hasta los dictámenes de su propio gabinete jurídico cuando les advierte que no pueden ejecutar normas suspendidas por el Tribunal Constitucional sin incurrir en responsabilidad penal. Pero de eso, se ríen ellos a carcajadas. Mas y Puidemont van por el mundo descalificando y desacreditando a España, pregonando que es un país atrasado y opresivo al que comparan con Turquía, que dice ahoga las aspiraciones políticas, económicas y sociales de Cataluña, que tiene las manos de los catalanes atadas, dibujando una España negra frente a una Cataluña blanca, “colaboracionistas, leal y democrática”, a la que no les deja votar en libertad viéndose por ello forzados a separarse.
Están ya al borde de la rebelión. Y el Estado, repitiendo una y mil veces que aplicará la ley y que el referéndum no se celebrará; pero luego se ríen y lo celebran. ¿Para qué están los instrumentos jurídicos disponibles en la Constitución y las leyes?. Sugiero modestamente que se les aplique sólo un criterio razonable: que de todo el dineral que se les entrega, descuéntesele el dilapidado ilegalmente en “embajadas” fantasmas, organismos y propaganda ilegales para romper el Estado con dinero del propio Estado.
Sexto. Los independentistas escoceses, no desafían nunca la legalidad británica, no se salen del marco constitucional; mientras que los separatistas persiguen romper España; amenazan con que proclamarán la independencia “lo quiera o no el Estado”; que el referéndum lo celebrarán “sí o sí”; que lo “volverán a hacer”, con prepotencia, arrogancia y que “le tienen tomada la medida al Estado”. En cualquier país democrático quienes así echan el pulso al Estado, estarían encarcelados. Gran Bretaña suspendió la autonomía del Ulster cuatro veces de 1998 a 2001. Fingen querer dialogar, pero su único diálogo son imposiciones: “O nos dais lo que queremos o desconectamos de España”. Y para intentar callarlos, todos los gobiernos dan más dinero a Cataluña, en detrimento de otras regiones pacíficas.
Séptima. Cataluña tiene su PIB un 117,8% superior a la media española, mientras que Escocia está por debajo de la media británica: el 99%. El peso de Escocia en el Reino Unido supone el 8,4% del PIB británico, mientras que Cataluña tiene el 16% del español. Poblacionalmente, el Reino Unido cuenta con 65,1 millones de habitantes, de los que 53,1 millones son ingleses y solo 5,4 escoceses. Cataluña tiene una población de 7,5 millones de personas, en un país de 46,7 millones. Escocia no se ha beneficiado históricamente de aranceles monopolistas como los que concedió en su día España al textil catalán.
Con tal de romper España, Mas, Puigdemont, Torra, Junqueras y Aragonés mienten descaradamente, engañando una y mil veces a los catalanes honestos, trabajadores y de bien, asegurándoles que continuarán en la UE. La propia Comisión les advirtió el 30-10-2016 que Cataluña independiente saldría de Europa, como prevé el Tratado, que no permite que una región se independice de ningún Estado-miembro. El ingreso de un nuevo Estado exige la unanimidad del Consejo. Y los países miembros se opondrían a su entrada. Escocia ya ni siquiera quiere separarse. ¿Por qué?. Porque, ya saben que automáticamente quedarían fuera del paraguas de la U.E. Por eso perdieron los escoceses el referéndum en 2014, por temor a quedarse fuera de Europa. Y fuera de ella, no serían nada.
Mas, Puigdemont, Torra y Junquera, se hacen pasar por pacíficos ciudadanos y chicos buenos a los que España les impide votar democráticamente. Y alguien tiene que decirles a la buena gente catalana la verdad. ¿Qué Estado europeo que su Constitución prohíba separarse a sus regiones, autoriza a sus nacionales a romper el Estado a costa del propio Estado, como ellos quieren?. ¿Pero es que creen que los demás somos tan irresponsables como ellos? ¿Si Tarragona quisiera independizarse de Cataluña, lo autorizaría su Generalidad?.