Cataluña, Berlanga, ignorancia y conversos

Leyendo hace unos días el twitter del enclaustrado Julian Assange, fundador de Wikileaks: ”El día 1 de octubre, si gana el si, Europa verá una nueva nación de 7,5 millones de personas o una guerra civil", me preocupé. Hace bastantes años, a finales de agosto, en el llano amarillo del campamento de milicias de Talarn, en Lérida, juré según la fórmula habitual, defender España “hasta la última gota de sangre” y la perspectiva no era agradable. Seguro que no va a ocurrir ninguna de las dos opciones de la boutade del reclamado, pero es indudable que estamos viviendo una de las situaciones mas complicadas de nuestra reciente democracia.

Tradicionalmente es cierto que en Cataluña ha existido siempre una cierta ilusión o entelequia de independentismo en algún sector de la población que ha provocado, en varias ocasiones, situaciones históricas de consecuencias dolorosas. Hay que recordar el discurso de Ortega y Gasset sobre el Estatuto de Cataluña, el 13 de mayo de 1932:“El problema catalán, como todos los parejos a él, que han existido y existen en otras naciones, es un problema que no se puede resolver, que solo se puede conllevar”

La situación es grave y la solución difícil. Sea cual sea y acabe como acabe, va a dejar heridas sangrantes de difícil de cicatrización. Los orígenes de la situación actual son muy variados y no es el objeto de este artículo analizarlos y discutirlos. Solo pretendo poner en evidencia algunas ignorancias, falacias y situaciones que han estado aderezando, de forma falsaria e interesada, la conflictiva situación.

A pesar de lo doloroso, grave y complicado no quiero obviar el toque humorístico que ha adornado lo ocurrido los últimos días. Viene a cuento aquí mi referencia al genial Luis Berlanga, en el título del artículo. Desde su tumba ha tenido que retorcerse de risa con episodios que hubieran sido protagonistas cinematográficos de su guasona mente creativa. La llegada a un puerto, con unas tropas organizadas, a bordo de un buque ilustrado con las gigantescas estampas de Piolín, el Correcaminos, el Pato Lucas o el Gato Silvestre, como ha ocurrido en realidad, hubiera sido una secuencia genial. Y que decir de la impagable escena de un benemérito, arrancándose por un fandango de Huelva, frente a la cacerolada y el escrache que estaba recibiendo. Sin duda España es diferente.

Uno de los factores que están siendo utilizados en la manipulación de la enseñanza es desvirtuar los hechos históricos, eliminando todas las referencias de españolidad que han existido en la historia y en los personajes de Cataluña y que, de manera no exhaustiva, quiero señalar como deficiencias y falacias culturales.

La celebración de la Diada rememora, para ¡ncrementar el victimismo, no una victoria sino una derrota. El 11 de septiembre de 1714 no fue la toma de Barcelona por las tropas de Felipe V, en las que por cierto figuraban bastantes catalanes borbónicos, una guerra de España contra Cataluña. Fue una guerra de Sucesión en la que había dos bandos que defendían a España, unos con la opción del archiduque Carlos, en la que estaba Cataluña y otra que defendía el trono del borbón Felipe V. Se ha magnificado la imagen de Rafael Casanova como un patriota, solo catalán, en lucha contra España y es totalmente falso. No hay mas que leer el bando de guerra de ese 11 de septiembre donde se anima a defender Barcelona:"(…) salvar la libertad del Principado y de toda España; evitar la esclavitud que espera a los catalanes y al resto de los españoles bajo el dominio francés; derramar la sangre gloriosamente por el rey, por su honor, por la Patria y por la libertad de toda España". Fue tan mártir y represaliado que, después de huir disfrazado de monje, fue amnistiado, volvió, ejerció como abogado, y murió en Sant Boi de Llobregat, mas de treinta años después de la caída de Barcelona .

Presumen los independentistas y hacen ostentación del “hecho diferencial” que los caracteriza aunque, como manifiesta Boadella, un catalán de pro, aún lo está buscando. Hay que hacer referencia a algunos hechos, que en la ignorancia propagandística, hacen figurar como genuinamente catalanes y que son o ajenos o adoptados.

El cuerpo policial Mozos de Escuadra, tan representativo, resulta que fue creado por la administración del malévolo vencedor Felipe V, concretamente por Francisco Pio de Saboya y Moura, marqués de Castell Rodrigo, militar italiano y precisamente para combatir a los catalanes austracistas que persistían en su lucha.

La danza popular de la sardana, que tanto me gusta, fue creada en su versión moderna, incluyendo además instrumentos de viento en la cobla, por el andaluz José María Ventura, nacido en Alcalá la Real, provincia de Jaén. Es cierto que nació allí de casualidad, de padres catalanes, pero fue a consecuencia de estar su progenitor en su destino militar, por pertenecer al ejército español.

Los celebrados castells, esas torres humanas, tampoco son auténticamente catalanes sino que proceden de una modificación de la Muixeranga de Algemesí (Valencia) introducida en Cataluña con los llamados Ball dels Valencians (bailes de los valencianos) arribados a las explotaciones de los cultivos de arroz en el delta del Ebro.

Se obvia y se ignora, en la educación y la cultura, la españolidad de muchos de los insignes catalanes. Sería una lista interminable pero, a titulo ilustrativo, pueden recogerse algunos casos.

En la guerra de la Independencia defendiendo la integridad de España surge el tambor del Bruch, la defensa valerosa de Gerona, la imagen de Agustina Saragossa, una auténtica catalana y española, que hizo huir a cañonazos a los franceses invasores en Zaragoza, combatiendo además en la guerrilla y en la batalla final de Vitoria, que expulsó al ejército napoleónico.

El general Prim fue otro gran patriota que luchó por España y participó en su política. Cuando en 1859 se produjo el asedio a Ceuta y Melilla, comenzó la guerra de Africa. Hubo una movilización patriótica en toda España y con especial entusiasmo en Cataluña. Además de aportaciones económicas se constituyó una tropa de voluntarios catalanes, repito, voluntarios, que a las órdenes de Prim lucharon con inmenso ardor, acreditado por ser los que sufrieron mas bajas en las batallas de Tetuán y Wad Ras.

El poeta más representativo de la poesía en lengua catalana, Jacinto Verdaguer, manipulado por el nacionalismo, hace en su obra frecuentemente elogios a España y a sus méritos históricos: Lepanto, el Bruc, Colón... Valga una muestra:”Aquel gegant-exclaman- ès un gegant d`Espanya, d`Espanya i català”

Cómo ignorar a Isaac Albéniz y sus Suites Españolas y Suite Ibérica retratando a Cádiz, Asturias, Sevilla, Aragón,... y a Enrique Granados con sus Goyescas y Danzas Españolas.

Montserrat Caballé, excepcional soprano, se ha paseado, por todo el mundo, orgullosa de ser española y le gustaba interpretar un género tan genuinamente español como es la zarzuela. Carmen Amaya, una gitana catalana del Somorrostro, mostró con insuperable maestría por todo el orbe el denostado, por español, baile flamenco.

Por si no lo saben fueron los hermanos Padrós, catalanes, los fundadores y primeros presidentes de club que ha dado mas prestigio a España en el mundo: el Real Madrid, mientras que el que consideran más que un club fue obra no de un catalán sino de un suizo. Abundando en la historia, una de las manifestaciones con más españolismo y resonancia mundial, como es la Feria de Sevilla, se inició por idea de un concejal de la ciudad, Narciso Bonaplata, catalán por más señas, y otro vasco.

Finalmente, como colofón de este artículo, debo referirrne a los conversos. El honorable Puigdemont lleva en sus genes la herencia de su abuela materna, andaluza, de orígenes almerienses nacida en La Carolina (Jaén). La “cupera” radical, de apellido arcangélico, resulta que proviene de Minas de Riotinto y de otros lugares de Huelva. Y que decir del diputado, que con tanta coherencia lleva su apellido, nieto de Juan el de la Frasca y de María la de los Borregueros, de Bobadilla (Jaén). Pero no me extrañaría que, a pesar de su ostentación, sigan siendo considerados charnegos.

La opción independentista es, sin duda, respetable pero no lo es tanto que acopie a sus acólitos a partir falacias, ignorancias y exacerbación interesada de los sentimientos.