Al otro lado de la frontera, en la vecina localidad de Castillejos, sus vecinos también se suman a esa ‘moda’ de salir a los balcones, aunque de otra forma, para luchar con gestos contra la expansión del coronavirus. Al grito de Alah es grande, los vecinos se levantan y piden que termine el coronavirus, además de que reclaman que se abra la frontera y se ayude a todos para que no se pase hambre.
¿Y cómo lo hacen? Sacan sus teléfonos móviles por las ventanas y encienden la luz del flash a la vez que gritan dios es grande. Y así en todas las barriadas de Marruecos, reclamando que se cure esta enfermedad para que todos estén sanos. La población marroquí sufre también los efectos devastadores de esta pandemia. Allí ha habido decenas de infectados y se han producido muertes. Marruecos, al igual que España, se ha tenido que blindar suspendiendo enlaces, todos los trayectos posibles, reduciendo al máximo la flota del servicio público o cerrando, desde el pasado día 13 de marzo, la frontera impidiendo cualquier comunicación con Ceuta por vía terrestre.
La población marroquí, la que reside en la vecina Castillejos en donde muchos ceutíes tienen familia o amigos, también está confinada en sus casas y, al igual que los españoles, idean la forma de expresar sus sentimientos solidarios con los demás vecinos al igual que expresan sus deseos de que esto termine y que el virus no haga demasiado daño.
El coronavirus avanza sin piedad y deja muchas muertes en el camino, destrozando familias y parando el mundo. Los cortes enmarcados en el estado de alarma perdurarán en el tiempo. En el caso de la frontera entre Ceuta y Marruecos, permanecerá cerrada hasta que el rey Mohamed VI autorice las comunicaciones de nuevo. Y para eso queda mucho, por eso los marroquíes hacen público sus rezos para pedir la mediación divina.