Es viernes y desde hace tres semanas significa que este día de la semana es el elegido para los ciudadanos de Castillejos de salir a la calle y mostrar su hartazgo y cabreo por lo que llevan viviendo ya desde hace muchos meses, una situación de pobreza, tristeza y en muchos casos desesperación que llevan a los dramas humanos. Cada viernes, desde hace tres, la población de esta ciudad al norte de Marruecos, cuyas familias depende mucho de que la frontera con Ceuta esté abierta, salen a la calle a gritar, cantar y quejarse. Como hace una semana, de forma pacífica.
Y es que es eso lo que piden, que la frontera con nuestra ciudad vuelva a abrir, que se haga con seguridad, conscientes de que la situación sanitaria a uno y otro lado del Tarajal no es sencilla. Pero han pasado ya más de once meses de que se cerrara y no hay ni una solución, tampoco un avance, ni siquiera un plan que pueda al menos hacer ilusionarse a miles de ciudadanos que están en Marruecos.
Las concentraciones siempre han sido espontáneas, no organizadas por ningún partido o asociación política, únicamente reunidos por la fuerza que actualmente tienen las redes sociales. El primer día, el viernes 5 de febrero, hubo muchos incidentes, con la policía actuando, pedradas y varios detenidos. Precisamente cuatro de esos detenidos, símbolo de la lucha del pueblo de Castillejos, quedaron en libertad esta semana tras el apoyo popular. Uno, eso sí, fue condenado a seis meses de prisión (que no cumplirá) por ser acusado de pertenecer a un grupo prohibido.
Sin embargo, este viernes 19 como el anterior, el día 12, las manifestaciones y concentraciones han sido totalmente pacíficas. Los jóvenes de Castillejos, que son los predominantes en este tipo de protestas, han salido a cantar, a gritar, a mostrar su desesperación. Muchas de sus familias, o ellos mismos, están ya al borde de la miseria por la situación en la que viven. Dependen de la frontera, de su reapertura, de que el flujo de personas y comercios vuelva al menos a tener actividad, aunque no sea como antes. Hay que recordar que a esta crisis sanitaria ya se le unió antes el cierre como tal de la frontera comercial, del porteo, del paso de mercancías.
Antes vivían de ello o del contrabando o de los trabajos que tenían en Ceuta, bien en los hogares como amas de casa o bien en la construcción, sobre todo. Todo está parado, nadie puede pasar a nuestra ciudad, aunque disponga de contratos legalizados en casas o en otros lugares. Esto se agotó y ha hundido en la miseria a los vecinos de Castillejos y también de otras zonas del norte de Marruecos.
Con teléfonos al viento, encendiendo las luces de los mismos, han creado un ambiente de protesta pero nada violento. Nadie quiere ir contra la policía ni crear ningún conflicto. Cantan canciones que se han convertido ya en especies de himnos en estas protestas, las mismas que hace siete días también sonaban en las calles de esta localidad.
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