Que los inmigrantes no quieren quedarse en Ceuta, una vez consiguen bordear la frontera con
Marruecos, es de libro. Pero hay quienes se dan demasiada prisa por intentarlo. Al menos es lo que les pasó en la mañana de ayer a dos marroquíes que primero se colaron bordeando el espigón del
Tarajal, enfundados en trajes de neopreno. Salieron de Castillejos y, a nado, lograron pasar a Ceuta. Aquí, se cambiaron de ropa, y pasaron a su siguiente ‘estación’ de viaje: intentar en tiempo récord llegar a la Península. Fueron al puerto y se arrojaron al agua para, también a nado, aproximarse a uno de los
ferry que enlaza la ciudad autónoma con Algeciras. Tampoco lo lograron, allí fueron interceptados por las fuerzas de seguridad que los trasladaron a la nave del Tarajal para cumplir la obligada cuarentena, en prevención de posibles contagios de coronavirus.
Esto sucedía a primera hora de la mañana. Pero, pasado el mediodía, se volvía a producir el pase de otro magrebí más, también a nado y con traje de neopreno, que se ayudaba de elementos para conseguir cierta flotabilidad. Fue interceptado por la Guardia Civil en la explanada del Chorrillo. Allí, tras ser reconocido, fue atendido por el ERIE de la Cruz Roja y filiado, trasladándolo en una de las unidades de la entidad humanitaria a la nave del Tarajal.
Los tres magrebíes cruzaron en cuestión de horas, siguiendo la misma ruta que los nadadores que bordean los espigones fronterizos arriesgando sus vidas, a pesar de que se han producido ya varias desapariciones en este tipo de rutas así como fallecimientos constatados.
Con el mal tiempo y a pesar de las duras condiciones climatológicas, aumentan este tipo de pases precisamente porque sospechan que puede haber un menor control en la costa y resulta más provechoso intentar el pase. Una vez que hayan cumplido el periodo de aislamiento preventivo en la nave del Tarajal, solo en contados casos son acogidos en el CETI. Muchos de estos inmigrantes lo que intentan es llegar a la Península en expediciones que parten de la propia Ceuta.