Fatma fue interceptada en el mar por la Guardia Civil junto a su marido Hicham tras cinco horas de trayecto a nado desde Castillejos a Ceuta. Ella tiene 26 años y su esposo Hicham, 33. Ambos querían llegar a este lado para tener en España a su hijo.
Embarazada prácticamente de ocho meses, antes de lanzarse al mar, Fatma preguntó a un médico si nadar suponía un problema para el bebé, éste le indicó que no había riesgos.
Así, el matrimonio inició la travesía una tarde en la que el mar estaba tranquilo. Ella consiguió quedarse en Ceuta por su nacionalidad argelina, pero su marido, marroquí, fue devuelto a su país de origen.
¿Qué llevaría a este matrimonio a lanzarse al mar y poner en riesgo tanto su vida como la de su futuro hijo? Fatma tiene clara la respuesta. “No quiero que mi hijo viva como han vivido sus padres”.
Fatma ha relatado a FaroTv que en Marruecos no hay estabilidad laboral y que el salario máximo al que aspira el matrimonio son 100 dírhams mensuales, lo equivalente a 10 euros. “¿Qué hace una familia con 10 euros?”, ha recalcado esta madre.
“He visto cómo se vive en Marruecos, sé lo que es nacer allí y la vida que se vive cuando no tienes recursos”, añade.
Además, su condición de argelina no le facilita las cosas en Marruecos, donde tuvo bastantes trabas en relación a los documentos cuando se casó con su pareja.
De España, esta familia espera encontrar un trabajo y poder prosperar. Tener agua y comida en el CETI no es suficiente para el futuro de una familia, por lo que no quiere permanecer mucho tiempo en este centro.
Su trato positivo en el lugar tiene más que ver con los trabajadores y seguridad del centro que con la propia organización, como indica.
A Fatma le facilitaron un carrito para el bebé desde el CETI que “no cabía” en su habitación, por lo que no pudo hacer uso de él. Fue una extrabajadora del centro, a la que agradece muchísimo su ayuda desinteresada, la que le ofreció otro carrito en el que actualmente traslada y duerme a su hijo, el pequeño Islam.
Un interno del CETI que estudió Enfermería en su país de origen también está siendo de gran ayuda para esta madre, pues le ofrece su atención en todo momento.
Fue justo cuando Fatma dio a luz a su pequeño y salió del hospital cuando su marido consiguió entrar a Ceuta a nado. Era su quinto intento. Actualmente se encuentra en la calle. Hasta ahora todos los intentos para entrar en el CETI junto a su mujer han sido en vano.
Fatma no quiere permanecer mucho más tiempo en el Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, a ella le gustaría poder comenzar la búsqueda de un futuro mejor dentro de la legalidad junto a su marido y criar así a Islam con el calor de ambos.
Esta mujer y madre que se lanzó al mar por su hijo pide ayuda para cambiar el rumbo de la situación de su marido. “Necesito ayuda para que mi marido entre en el CETI conmigo y me ayude con nuestro hijo. Aquí estoy sola, mi marido tiene la entrada prohibida, y aunque me ayudan, necesito a mi marido para el cuidado de mi hijo”.
La nacionalidad del pequeño Islam es un tema que no preocupa demasiado por el momento a Fatma, pues todas sus preocupaciones están enfocadas en la situación de su marido, que se encuentra en la calle.
Asegura que no sintió frío ni miedo cuando se lanzó al mar, pues ya lo había intentado en otra ocasión, aunque sin éxito. “En mi cabeza solo estaba, o pierdo al niño o llego a Ceuta”.
La travesía de Fatma desde Castillejos a nuestra ciudad la inició por el futuro de su hijo, para el que quiere una vida distinta y mejor que la de sus progenitores. “Lo hice por mi hijo”.
A pesar de todas las connotaciones negativas de esta historia, la llegada del recién nacido Islam ha regalado felicidad al CETI. “Es el niño del CETI, todos se ponen muy contentos cuando lo ven. Si me ven cansada me preguntan si lo pueden coger para que yo descanse. Le traen regalos, se mueren por él, le tienen mucho cariño”.
Tanto enfermeras como guardias e internos están volcados con Fatma e Islam, este bebé ha llevado un haz de luz al CETI, despertando la solidaridad y afecto de los allí presentes.
A pesar de todo el cariño y ayuda recibidos, no cuenta con el mayor apoyo que se necesita tras un parto, el padre del recién nacido.
Fatma agradece todo el calor que está recibiendo, pero necesita a su marido junto a ella. Islam también necesita sentir el calor de su padre Hicham en sus primeras semanas de vida.
La situación del matrimonio formado por la argelina Fatma y el marroquí Hicham es otra de las historias que nacen en el mar, y aunque aparentemente ha tenido un final positivo por su llegada a tierra, el matrimonio está sufriendo la distancia y la tristeza en lo que debería ser el momento más feliz de sus vidas, el nacimiento de su hijo.
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