Rafael Herrera, (Málaga, 1985) es otorrinolaringólo y cirujano de cabeza y cuello. Además, cuenta con la especialidad en medicina estética. En la actualidad trabaja en el Hospital Universitario de Ceuta y la clínica Septem. Hace unos años regresó a la ciudad autónoma, lugar que lo vio crecer, pese a que sus raíces provengan de Andalucía.
–¿Qué problemas acarrea una otitis?
–Las consecuencias que trae son la inflamación de la piel, el enrojecimiento, dolor o la otorrea. Es decir, la salida del líquido del oído.
–¿A qué se debe?
–A la contaminación de bacterias u hongos. Y todo ello favorecido por la entrada de humedad, calor o el daño provocado por un objeto externo como un bastoncillo. Esto inflama al conducto y acarrea esos síntomas.
–No solo existe un tipo de otitis.
–Claro que no. Lo primero es saber diferenciar los tipos que pueden darse. Cuando nos referimos a esta etapa del año, princilamente, la que suele predominar es la otitis externa. Esta son infecciones del conducto auditivo a causa de la humedad o el calor. Esta la diferenciamos de la otitis media-aguda que se da en la parte del oído medio y que son más comunes durante el invierno, cuando se producen los cuadros catarrales.
–También encontramos la afección que recibe el nombre de “otitis del nadador”.
–Sí. Esta es un subtipo de otitis externa, que se da en pacientes que pasan muchas horas bajo el agua.
–¿Existe un perfil de paciente?
–La otitis media-aguda es más típica de niños. Pero la externa predomina en todo aquel que tenga tendencia a tener humedad en el oído. Es verdad que la otitis es más común en agua dulce o piscina y no tanto en el mar. Luego, las personas que padecen problemas como la perforación del tímpano, se haya sometido a una cirugía previa o sufra alguna infección crónica. Esta persona tendrá más probabilidad de padecerla.
–A largo plazo, y si una persona padece con frecuencia esta inflamación auditia, ¿qué problemas puede acarrear?
–En principio, una otitis aguda, ya sea de oído medio o externo no es preocupante. Pero, cuando el paciente la tiene de manera recurrente, sí que puede producir problemas como la perforación del tímpano, patologías en el conducto auditivo externo o afectar a la cadena de huesecitos del oído medio, así como a las funciones principales de este órgano sensorial.
"En Ceuta es común que asciendan los casos de otitis en verano por su climatología y por la cercanía del mar"
–En caso de padecer una otitis, ¿qué se recomienda hacer?
–Tomar antibióticos si se trata de una otitis que no es complicada.
–¿Y para prevenirla?
–Hay que evitar los baños muy prolongados. Si sabemos que nos ha entrado agua, secarlo en el momento o, cuando lleguemos a casa, con la toalla o un secador que nos debemos poner a una distancia prudencial. Evitar meternos en aguas sucias y no tocarse o rascarse. De entrada no es necesario el usar tapones, salvo en pacientes que ya sabemos que son propensos a que se les quede el agua dentro y haya sufrido anteriormente varios episodios.
–¿Cuánto aumenta la otitis durante la temporada de verano?
–Más de un 70%. La otitis externa se da principalmente en verano. Esto es algo que también se puede dar en invierno, pero durante la época estival es cuando más aumentan los casos.
–En clave ceutí, ¿es común esta dolencia?
–Sí. Sin duda es proporcional. Esta es una zona con clima cálido y además tiene mar, esto es motivo de que se multipliquen los casos. Además, el hecho de que haya mar está asociado a otras patologías del oído, que se ven comúnmente en estos sitios.
–¿Por ejemplo?
–La exostosis. Es decir, el crecimiento del conducto auditivo externo, el cual está compuesto de hueso y cartílago. El hueso crece mucho más y tiende a cerrarse. Esta es común en los pescadores, pero no tiene repercusión si no que es algo más anecdótico.
"Tampoco nos podemos olvidar del ruido, el cual acarrea estrés, ansiedad y otros daños para el oído"
–¿Alguna otra?
–Sí. El paciente debe saber si tiene alergias o rinitis o si ha estado resfriado o no en caso de que quiera bucear. Esta inflamación se da en gente que practica esta actividad, que tiene barcos y que está en contacto estrecho con el mar. Por lo que en Ceuta esto es muy común. Del mismo modo, es importante saber si se sufre o no la sinusitis. Esta se da mucho más en invierno, pero el que la tiene crónica debe tenerla en cuenta para que en verano, cuando nade y se sumerja, reciba un tratamiento avalado por el otorrino. En el caso contrario, puede acarrear problemas. Al igual que digo una sumersión, puede darse cuando se viaja o trabaja en avión o vas en coche y asciendes a una montaña con una altura pronunciada. Tampoco nos podemos olvidar del ruido, el cual trae como consecuencias el estrés, la ansiedad y otros daños en el oído.
–¿Con qué frecuencia se debe ir al otorrino?
–El paciente que no padece ninguna patología del oído, con que vaya dos veces al año está bien. Una antes del verano para comprobar si se tiene o no tapones de cerumen; si los paranasales están bien o si se ha padecido un resfriado hace poco. Y luego otra en invierno, cuando se da la sinusitis o la otitis medio-aguda o laringitis. Cuando el paciente tiene debilidad en el oído, garganta o nariz, lo oportuno es que acuda cada tres o cuatro meses. El perfil del paciente es importante, si nada o no o si vuela mucho. Y al igual que se dice para los mayores, no nos podemos olvidar de los más pequeños.