A veces una expresión lo dice todo. Es una sentencia que resume lo que pensaba la mayoría de los ciudadanos que querían que se les adjudicara una vivienda de protección oficial. Si querías una vivienda “había que pasar por el aro”. Esa fue la respuesta de uno de los ciudadanos que ha declarado en el caso Emvicesa.
La expresión “pasar por el aro” viene del mundo del circo cuando los domadores obligaban a los animales a cruzar un aro envuelto en llamas y esa expresión con el tiempo se empezó a utilizar para referirse a algo que no se quiere hacer, pero que se hace obligatorio para poder conseguir lo que deseas.
Ese era el sentimiento de los que presuntamente entregaron dinero al promotor o intermediario, “tenían que pasar por el aro” de esta vergonzosa venta de vivienda pública, pero también era el sentimiento de muchos de los solicitantes que año tras año quedaban sin la adjudicación de una vivienda pública. Otros utilizaban otra expresión “tener enchufe”.
Pero volviendo al circo mediático de este espectáculo vergonzoso todos conocían presuntamente al domador y a los presuntos ayudantes y las víctimas solo tenían que poner el dinero de las entradas. Y eso ocurría en una ciudad pequeña donde no hay secretos o parecía que no había secretos, porque solo los compañeros del Cuerpo Nacional de Policía se enteraron de lo que pasaba. Nadie más, eso es lo más preocupante.
Sin embargo, pasar por el aro, es el camino que muchos toman en muchos aspectos de la vida, porque en lugar de exigir lo que les pertenece prefieren pasar por el aro.
"Solo los compañeros del Cuerpo Nacional de Policía se enteraron de lo que pasaba. Nadie más, eso es lo preocupante"
En lo laboral pides algo que te pertenece y no te lo dan, te das de baja y todo resuelto, aunque le dejas el problema al siguiente. Son cosas que pasan y de las que todos somos responsables, porque pasar por el aro no es otra cosa que fomentar las corruptelas y los abusos de autoridad.
Hace unos días hablaba con una persona de este tema y tomó por el camino fácil, pasar por el aro, porque era el camino más corto y resolvía su problema. Le dije que me decepcionaba, porque estaba renunciando a algo que era suyo, que con un solo escrito se solucionaba, pero tomo el camino más sencillo, someterse a una injusticia en lugar de exigir lo que le pertenecía.
Vivimos en una sociedad que fomenta pasar por el aro en lugar de enfrentarnos a las injusticias, de poner sobre la mesa lo que ocurre, de denunciar a los responsables de las cosas que no se ajustan a la legalidad.
Pero siempre quedarán personas que piensan que venimos al mundo con la obligación de dejar una sociedad mejor para nuestros hijos y que todos debemos poner nuestro granito en educar a los nuestros a pedir y exigir lo que les pertenece en lugar de pasar por el aro. Ese aro en el que los indeseables se afanan en educarnos y someternos.