El Juzgado de Instrucción número 1 de Ceuta dictó el sobreseimiento provisional de la causa seguida por el crimen de Ibrahim Buselham, el adolescente asesinado de un disparo en la cabeza en el puente del Quemadero el 15 de abril cuando ocupaba una motocicleta como ‘paquete’.
Ante la falta de pruebas que puedan servir para avanzar en las investigaciones y después de que a finales de agosto quienes denunciaron la supuesta autoría de aquel asesinato se retractaran argumentando que habían declarado coaccionados, el Juzgado acordó dictar un sobreseimiento de manera provisional a la espera de que se pueda contar con las declaraciones de las dos personas que continúan en busca y captura, ‘Piolín’ y ‘Laika’, que fueron involucrados en este suceso y que siguen ocultos en la barriada del Príncipe.
Así lo han verificado fuentes judiciales a El Faro de Ceuta, después de meses en los que no se pudo contar con mayores pruebas que unas manifestaciones incriminatorias a las que después sus propios autores dieron la vuelta.
Ese revés tuvo lugar a finales de agosto, cuando los tres jóvenes que habían denunciado la presunta autoría del crimen -entre ellos el menor que acompañaba a la víctima conduciendo la moto- lo negaron todo ante el juez, confesando que si antes habían dado ese paso fue porque les instaron bajo amenazas a hacerlo.
Los detalles que marcaron las primeras denuncias fueron anulados con una versión completamente opuesta, erradicando de un plumazo la identificación de quienes en un principio fueron situados en el escenario de los hechos.
Sin mayor avance en las indagaciones para sentar ante la Justicia a quienes le quitaron la vida al adolescente aquella noche de Viernes Santo, la Justicia no ha podido más que dictar esta resolución ya que, ante la inexistencia de elementos de prueba, no se puede continuar, de momento, con el proceso penal.
Se trata un archivo temporal de la causa hasta que se dé con indicios de peso que permitan continuar con un proceso que la Justicia no da por terminado.
En mayo de este año, el propio jefe superior de la Policía Nacional, Javier Nogueroles, comparecía en la única rueda de prensa que ofreció para hablar de este crimen, reclamando paciencia ya que se necesitaban “pruebas” que permitieran la detención de los participantes y su presentación en los juzgados.
Esas pruebas nunca fueron encontradas más allá de unas declaraciones que solo se mantuvieron vivas unos meses y que han dejado el caso congelado, sin avances.
La petición de Justicia de su familia
Fue lo que pidieron y es lo que hoy siguen reclamando: justicia. La familia de Ibrahim, un apasionado de las motos que terminó su vida tras recibir un disparo en la cabeza, reclamaba horas después de aquel suceso que la Policía diera con los implicados. Pedían que Ceuta no se convirtiera en una ciudad sin ley.
A aquel crimen le siguieron noches de puro vandalismo, con quemas de coches y contenedores, con emboscadas y con disparos durante horas y horas por las calles del Príncipe y Los Rosales con empleo de subfusiles.
Lo que no hubo fueron detenciones. Ni entonces ni ahora. A los señalados por su presunta relación con aquel suceso los dejaron de marcar judicialmente meses después y el manejo que policialmente se tuvo de las pruebas entregadas, como por ejemplo la moto en donde viajaba el menor, tuvo también sus complicaciones iniciales.
La prioridad absoluta que se marcó para dar con el esclarecimiento de los hechos no tuvo sus frutos.
En el IES Almina, donde el menor de 16 años estudiaba un ciclo de Cocina, lo recordaron con un minuto de silencio en el patio del centro al que se sumó un acto de recuerdo.
Que se haya dictado un sobreseimiento provisional no significa que las investigaciones se agoten, pero sí que han derivado por un camino mucho más complicado.