Durante meses la Protectora de Animales ha preparado el viaje que trasladará a 71 perros y 23 gatos al país galo donde se han encontrado con sus nuevos dueños. Ahora empieza una nueva etapa de su vida
Son 71 perros y 23 gatos los que el viernes iniciaron una nueva etapa de su vida en Francia. Varias asociaciones de animales del país galo se fijaron en ellos y decidieron ofrecerles un pedazo de su hogar y su corazón. Su periplo comenzó el viernes a las 6 de la mañana, hora en que el camión en que viajaban con tres voluntarios inició trayecto para recorrer casi 2.000 kilómetros hasta llegar a su nueva casa.
Hasta hace poco algunos perros sólo conocían las cuatro paredes de la Protectora, los gatos sus colonias o en el peor de los casos la calle donde malvivían. Un día fueron rescatados y los perros conocieron las caricias de los voluntarios, los gatos supieron lo que era una casa de acogida y ahora tendrán la suerte de viajar hasta varias localidades francesas donde conocerán a su familia definitiva.
Es el segundo viaje que se realiza en lo que va de año. Aunque el destino de algunos es un albergue o casas de acogida, la mayoría se traslada hasta Francia con adopción definitiva.
“Lo que piden, sobre todo, son perros pequeños. Los gatos los eligen en las páginas. Son las asociaciones francesas las que deciden y se lo van comentando al presidente de la Protectora de Animales de Ceuta”, apunta la tesorera de la asociación, Macarena Sánchez.
Al contrario de lo que ocurre en España, donde las cifras de abandono son desorbitadas, en Francia el número de adopciones aumenta día a día. “Supongo que será porque tienen otra mentalidad. Allí viven en casas grandes y se pueden permitir tener más animales. Además les gusta tener perros y gatos, se nota porque nos piden perros que se lleven bien con gatos y con otros perros para evitar que se peleen”, apunta Sánchez.
Los días previos al viaje, las dependencias de la Protectora han sido un ir y venir de personas para que los preparativos estuvieran listos en el momento de la partida. Los voluntarios han jugado un importante papel y cualquier mano ha sido bien recibida para que todo estuviera en condiciones la madrugada del viernes, cuando los animales comenzaban a instalarse en el camión.
“Organizar un viaje es muy complicado y el que más se mueve es el presidente. Hay que preparar a los perros y medirlos porque los nuevos dueños les quieren comprar un arnés. A partir de las 4 de la madrugada del viernes vienen los voluntarios y les dan pastillas para que se relajen, los desparasitan y cogen el primer barco del viernes”, explica Sánchez.
Una de las voluntarias no faltaba a su cita, pero en esta ocasión, la tarea era algo diferente a lo habitual. “Hoy me he dedicado a preparar las jaulas del camión, ponerle cacharros para el agua y periódicos por si hacen sus necesidades. También he bañado a los perros y los he paseado”, explica Carmen Sánchez.
Pero el verdadero trabajo comienza meses antes. Es la ardua tarea de vacunar, preparar cartillas y realizar pruebas para descartar cualquier tipo de enfermedad. “Lo importante es que tengan sus papeles en regla, el microchip, las vacunas y la cartilla. Lo mismo que necesita cualquier animal que podamos tener en casa, pero en este caso es más importante porque van a viajar al extranjero”, explica la veterinaria de la Protectora de Animales, Ledicia Vázquez.
El vicepresidente de la Protectora, Miguel Leiva, el trabajador Juan Carlos Vallejo y la voluntaria Erika Ayora, han sido los encargados de trasladar hasta Francia a los casi cien animales que hoy ya habrán conocido a sus nuevas familias. “Para mí es mi primera experiencia en un viaje y estoy muy ilusionado. Es duro porque son varias protectoras que están muy distanciadas entre sí, a unos 300 kilómetros más o menos, pero lo afrontamos con la mayor ilusión posible”. Eran las palabras de Vallejo horas antes de iniciar el trayecto que llevaría a estos animales a sus nuevos hogares.
Tres son las paradas que harán estos animalistas y en los que se irán quedando perros y gatos, los elegidos por las asociaciones colaboradoras con la Protectora ceutí, como SPA o Alerte. Allí por fin conocerán a sus nuevos familiares humanos.
La despedida en la madrugada del viernes fue dura. Las lágrimas de los voluntarios que los han cuidado en casas de acogida o en las dependencias de la asociación marcaban la marcha demostrando los fuertes lazos de amor surgidos entre ambas partes.
Seguramente, se repetirán las imágenes cuando los voluntarios que han viajado hasta Francia tengan que despedirse definitivamente de estos animales, algunos de los cuales han pasado toda su vida en las instalaciones de la Protectora. Lo realmente importante es que ellos por fin han encontrado un hogar donde ser felices, aunque sea a miles de kilómetros.
Ningún PPP entre las adopciones
Pese a los esfuerzos de la Protectora de Animales por fomentar la adopción de los conocidos como Perros Potencialmente Peligrosos (PPP), ningún animal de esta raza saldrá en este viaje. “Por desgracia tienen sus inconvenientes ya que hay que sacarse una licencia, aunque la mayoría son animales muy buenos y tranquilos y no causan problemas. Es complicado que la gente llegue a aceptarlos porque hay que cumplir unos requisitos que mucha gente no está dispuesta a realizar”, asevera la veterinaria de la entidad animalista.
No todos los PPP que se han destinado a peleas son irrecuperables. Incluso éstos pueden volver a tener una vida totalmente normal, al ser reeducados. Es el caso de un perro rescatado, en cuyo rostro aún quedan marcas de su pasado en el ring. Su nuevo entrenamiento le está ayudando a dejar atrás la agresividad que sentía hacia otros perros. No obstante, desde el primer instante, dejó bien claro que su dura vida no le impedía seguir siendo cariñoso con las personas que le rodeaban.
Celeste, una perra todo cariño y nobleza
Celeste llegó hace un tiempo en unas “condiciones lamentables”, con una terrible infección de piel de la que se ha ido recuperando progresivamente. “Es un cruce y es una perra muy buena y cariñosa. Es un verdadero encanto”.
Con un carácter tranquilo y noble, todos los que la han conocido coinciden en lo mismo. “Todos se lo merecen, pero siempre hay perro especial que, aunque sepamos que lo vamos a echar de menos, queremos que lo adopten”. Es el caso de Celeste, una perra que, finalmente, encontró su hogar en otro país y que, según asegura Vallejo “a mí personalmente me tiene loco”.
Buddy llegó con un año de edad a la Protectora y se va con cinco
Vanesa es voluntaria de la Protectora de Animales desde hace unos meses. Cuando comenzó a acudir para pasear a los perros lo tenía claro. “Quería al perro más grande que había”. Y ese era Buddy, un mastín de 5 años de edad, que llegó a la Protectora, procedente de la Perrera cuando solo tenía un año.
“Es super bueno, muy noble y obediente. Ahora va a tener una oportunidad muy grande”, explica.
Sabe que le va a echar de menos pero se alegra de que finalmente haya encontrado un hogar. “Le he preparado una plaquita para que la lleve y también mando una carta a sus nuevos dueños para que conozcan cómo es y sepan que es un tragón. Además que no se lleva demasiado bien con los gatos”.
Vanesa siempre tendrá en su corazón a esta enorme perro que es todo corazón, pero ahora su deseo es que “lo quieran mucho en su nueva casa”.
Brandy, un gato que sólo busca caricias
A Brandy lo abandonaron cuando aún no había cumplido un año, pese a tratarse de un gato “super cariñoso y encantador que sólo busca las caricias de la gente. Incluso se pone bocarriba para que le den mimos”, señala Vallejo.
Se trata otro más de los gatos elegidos para ir a Francia. “Es muy especial y tiene costumbres muy graciosas como beber directamente del grifo, algo que suelen hacer muchos gatos, pero es que a él también le gusta beber de los vasos de la gente”.
Este precioso animal de grandes y expresivos ojos verdes también tiene sus pequeños momentos de independencia. “De su casa de acogida se solía escapar para dar pequeños paseos por las escaleras, pero en unos minutos volvía”.
Oddy, un abuelo con ‘mucha marcha’
Oddy fue abandonado en la Perrera y allí pasó un tiempo hasta que fue recuperado por la Protectora. “Tiene 9 años pero lo metimos en la jaula de los cachorros y allí actúa de padre y se lleva bien con todos”.
Pese a su edad, Vallejo asegura que “no pierde la vitalidad y juega con ellos”. Y a la hora de los paseos, es un perro muy obediente que atiende todas las órdenes de la personas que lo acompaña.
Otto, la ternura convertida en gato
Otto era un gato callejero que vivía en una de las colonias autorizadas de la ciudad. Pero pronto comenzó a llamar la atención de sus cuidadores cuando reclamaba cariño entre todos los que se acercaban por la zona. “Sólo viene buscando calor humano, que jueguen con él y que lo acaricien. Se lo llevaron de acogida y es un amor de gato. Entra en el corazón de las personas”.
Su tierno carácter que le lleva a acercarse a los humanos buscando cariño le han hecho merecedor de ser uno de los elegidos para vivir en un hogar francés.