La fotografía de Abou, introducido en una maleta para alcanzar de forma irregular la ciudad a cambio de 5.000 euros, ha convertido la historia de esta familia en foco de atención mediática.
Casi 62.000 firmas, recogidas a través de la plataforma change.org, sirven para hacer un plante contra la administración judicial, de la que esperan una mayor sensibilidad que se traduzca en la puesta en libertad provisional del padre del pequeño costamarfileño, así como la entrega de Abou a su madre, residente en Puerto del Rosario (Fuerteventura).
El Ministerio Fiscal, lejos de someterse a presiones mediatico-políticas de ésta u otra índole, mantiene su petición de cárcel sin fianza hasta que se aclare, primero, que en todo este asunto no hay un caso de trata de menores y, segundo, que Abou es hijo de quienes dicen ser documentalmente sus padres. Las pruebas de ADN ya están hechas y a la espera de los resultados y de la nueva declaración que Alí Ouattara preste mañana en los juzgados, se determinará qué postura se adopta hasta que tenga lugar el juicio sobre este asunto.
Mientras, en la cárcel de Los Rosales, en una de sus celdas, permanece presa Fatima, la joven de Castillejos de 19 años que, al igual que el padre de Abou, dice que la engañaron, que desconocía que la maleta de ruedas que empujaba porque una señora se lo pidió en la frontera marroquí, ocultaba un menor. De Fatima nadie habla, ni nadie pide su libertad. Es la gran olvidada en un caso convertido ya en el gran show mediático del mes.