Han pasado cuatro décadas desde que los españoles y las españolas ratificaran la Constitución en diciembre de 1978. Lo hicieron con un entusiasmo que reflejaba el anhelo de democracia que sentían tras casi cuarenta años de dictadura.
Y los ceutíes estuvieron entre los más favorables a la recuperación de las libertades. Participaron el 72,8% de los ciudadanos de Ceuta con derecho a voto, frente a un 67,1% del conjunto del país. Y su clamoroso 88,2% de votos afirmativos la situaron por encima de una media nacional ya de por sí muy alta.
Las cifras de Ceuta eran símbolo de un gran deseo colectivo. El deseo por construir un país democrático, por integrarnos en Europa, por progresar económica y socialmente. Pero también por conseguir la concordia entre los españoles y recuperar la autoestima como país. Esta Constitución fue de todos y todas porque mandó un mensaje claro en su elaboración, el de que todos cabíamos aquí, con nuestras diferencias políticas y nuestros distintos sentimientos de pertenencia.
La Constitución de 1978 recogió una realidad sencilla, pero de una importancia clave para explicar nuestro progreso desde entonces: que nuestra complejidad y nuestra pluralidad es también nuestra riqueza. La letra y el espíritu de la Constitución son inseparables.
Y con el mismo ánimo debemos afrontar los retos del presente y del futuro. Muchos de ellos tienen que ver con los que entonces, hace cuarenta años, hubimos de enfrentar: la entrada en las instituciones europeas, la cohesión territorial y social o la modernización económica.
Por eso esta Constitución está tan viva como hace 40 años. Pero también afrontamos otros desafíos impensables entonces, como el cambio climático, la lucha por la igualdad entre hombres y mujeres o la gestión de una revolución digital con grandes efectos en todos los sectores económicos y sociales.
Por eso, queremos dar un impulso a la Constitución a través de una reforma que nos garantice otras décadas igual de buenas como las que conmemoramos estos días con orgullo y justicia. Uno de los objetivos prioritarios del Gobierno es el de recuperar y fortalecer la confianza de los ciudadanos y las ciudadanas en sus instituciones.
Una relación que se deterioró mucho durante y tras la crisis económica. La Constitución de 1978 es el mejor proyecto compartido de la historia de España, y reformarla para reforzarla es el mejor homenaje que podemos hacer para celebrar su 40 aniversario. Hagámoslo entre todos y todas, como entonces, con el mismo espíritu de concordia y diálogo, y con la misma ambición y el mismo entusiasmo.
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