El consejero de gobernación, Jacob Hachuel, ha anunciado la creación de una unidad de policías locales para controlar a los MENA. El control de estos menores lo debería de llevar una unidad de educadores sociales, que son los que saben del tema de educar a personas en situación de exclusión social. Lo mismo que se hace dentro del Centro de la Esperanza, pero en este caso en la calle. Dicha unidad de educadores sociales lo más normal es que pertenezca al área de menores.
El centro de menores debería de tener todo lo necesario (personal, instalaciones...) para poder acoger y controlar a los menores que presenten problemas de adaptación y comportamiento, ya que muchos de estos menores no quieren permanecer en el centro y terminan, una y otra vez, volviendo a la calle. La calle no es lugar apropiado para que ningún menor viva, pues lo único que puede ocurrir son cosas malas tanto para ellos como para los ciudadanos. No son pocos los grupos de MENA que viven descontrolados en la calle que se drogan y causan alarma social.
La educación y control de los MENA no debe de estar en manos de policías, eso es competencia exclusiva de los educadores. Otra cosa es que la policía de seguridad en los lugares que puedan ser más conflictivos o que lleven al centro de menores a cualquier menor que no esté plenamente identificado y controlado por el área de menores, para que comiencen los educadores a trabajar con ese menor para su posterior reinserción en la sociedad. Lo que no debe ocurrir bajo ningún concepto es que en la calle haya grupos de MENA descontrolados que hacen lo que quieren. La responsabilidad de los MENA la tiene la Ciudad, que es quien tiene su tutela, y debe de poner remedio cuanto antes mejor.
Por otro lado, no estaría nada mal que España llegase a un acuerdo con Marruecos para que los centros de menores estuviese en territorio marroquí, para que esos niños no pierdan su arraigo y sea mucho más fácil encontrar a sus familiares.
También se da el caso de que algunos familiares acompañan a estos menores, me refiero a los marroquíes, hasta Ceuta y los dejan aquí para que sean acogidos en el Centro de La Esperanza. Esto posiblemente no pasaría si dicho centro de acogida estuviese en el lugar de donde vienen estos menores.
Lo curioso del tema es que de Marruecos vienen niños a Ceuta, pero no vienen niñas. ¿Cuál es el motivo?, ¿es que todas las niñas están bien allí? En mi opinión, seguro que habrá montones de niñas que lo pasen tan mal como estos menores que llegan a la ciudad, o incuso mucho peor, pero no tienen o no le dan la oportunidad de venir a Ceuta, lo que supondría para ellas un mundo mejor. Al final, la discriminación de género aparece por todos los sitios.