El pasado 26 de julio falleció mi marido; no puedo dejar pasar un día más sin dar las gracias en mi nombre y en el de mi familia por la presteza y atención recibida en los días más difíciles que como familia tuvimos que enfrentar.
Hemos tenido toda la atención que un enfermo y su entorno más cercano pueden recibir, un trato exquisito con continuas e innumerables muestras de cariño, lo cual, dentro del pesar imaginable por esta situación, nos ayudó y acompañó en todo momento, siendo todo el personal interviniente, desde su médica, Dues, Auxiliares y celadores/as un enorme alivio dentro de nuestro gran pesar.
Cercanía, empatía, saber estar y un sinfín de cualidades que creo necesario resaltar, reconocer y agradecer de por vida.
Ahora y siempre nuestro agradecimiento, cariño y distinción al personal del HUCE; muy especialmente al que desempeña su labor en la 2ª planta conocida como la quirúrgica.
Mil gracias a Raúl y Paco, dos ángeles disfrazados de D.U.E.
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