En estos momentos se está produciendo una fuerte polémica sobre la nueva Ley de Educación. Desde Ceuta podemos oír con nitidez su voz enarbolando palabras y conceptos hermosos que, a su juicio, adornan el documento que está llamado a regular el sistema educativo en un futuro muy inmediato; sin embargo, los sindicatos que formamos parte de la Junta de Personal Docente y representamos al conjunto del profesorado ceutí, debemos reprobar públicamente su incoherencia. Cuando un político no refrenda su discurso con sus propios actos, se desliza hacía el descrédito
Porque usted, señora Ministra, mantiene al frente de la Educación en Ceuta (cuya gestión le compete en exclusiva) a una persona cuyo comportamiento dista mucho, no solo de la ejemplaridad y moralidad, sino también de la más mínima capacidad de gestión y organización. Como Debe usted saber, a nuestro alumnado le inculcamos principios y valores democráticos, entre los que destaca la honradez. Son corregidos y sancionados cuando actúan indebidamente; sin embargo, quien ostenta la máxima responsabilidad de su Ministerio en Ceuta se puede permitir el lujo, bajo su amparo y protección, de evadir las normas y los procedimientos, en beneficio de su pareja, a través de una contratación irregular. Es difícil, muy difícil, digerir esta contradicción ética y seguir enseñando como si no pasara nada.
El profesorado, en una situación de extrema complejidad, derivada del impacto ocasionado por la pandemia, está llevando a cabo un enorme esfuerzo. Hasta el límite de sus posibilidades. Con jornadas interminables y dedicación exhaustivamente intensa, un día tras otro, para suplir las carencias de recursos y conseguir que los procesos enseñanza aprendizaje de cada uno de nuestras alumnas y alumnos se resienta lo menos posible. En este contexto resulta sumamente desmoralizante que la persona que nos dirige, quien debería ser un ejemplo, utilice su cargo, con el aval del Ministerio, para privilegiar a sus allegados. Al mismo tiempo que por incompetencia o desgana, abandona sus responsabilidades, ocasionando el impago de las retribuciones de centenares de profesores, múltiples errores y retrasos en la convocatoria de bolsas de interinos, ausencia en los centros de las medidas de protección frente a la pandemia, alumnos sin profesor en varias especialidades. Todo ello a pesar del esfuerzo impagable que, la escasísima y mal pagada plantilla de Funcionarios de la Dirección Provincial, está haciendo.
Sólo usted puede saber por qué se mantiene en el cargo el Director Provincial del Ministerio de Educación y Formación Profesional en Ceuta, conociendo, como conoce, unos hechos absolutamente inaceptables que avergonzarían a cualquier persona, además de la nefasta gestión, que está destruyendo la ya maltrecha organización educativa de nuestra Ciudad. Ceuta no se merece este desprecio.
Ya no puede argumentar que desconoce lo que está sucediendo en Ceuta, una de las dos ciudades de su competencia directa. Las palabras y las leyes solo tienen valor si son coherentes con los actos. Por ello, desde el espacio público de opinión (ante la imposibilidad de hacerlo directamente) le pedimos que devuelva a esta Dirección Provincial de Ceuta la dignidad que siempre ha tenido. Le pedimos que la persona que dirige y representa a su Ministerio en nuestra Ciudad esté dotada de los atributos que usted ensalza.