Quiero salir al paso de aquellos que piensan que los que tenemos un pensamiento de izquierda no hemos dicho nada, o lo suficiente, o de manera cobarde nos hemos callado acerca de los crímenes cometidos contra los cristianos en Irak y otros lugares del mundo, y, en cambio, hemos criticado la barbarie del Ejército de Israel en Gaza. Pues nada más lejos de la realidad,
pues en mi caso, si bien mi pensamiento es de izquierdas, también soy cristiano, y no deseo que se cometan ningún crimen ni ninguna atrocidad contra ningún ser humano y, es claro, que tampoco contra aquellas personas que tenemos a Cristo como nuestro Señor.
Si bien, he de decir, que Israel es un estado reconocido en la ONU y como tal, debe de acatar la Carta de Naciones Unidas sobre Derechos Humanos, que no las acata y emplea métodos de destrucción bombardeando las poblaciones palestinas hasta no dejar piedra sobre piedra. Y, un estado que se sienta en la ONU, no debe ni puede provocar tanto sufrimiento innecesario a otro pueblo. Y, porque a nuestro entender nos parece otro holocausto, como el que su día se cometió sobre el pueblo judío, que hoy también denunciamos sobre el palestino…
Y, si bien Israel es un estado, las milicias de Yihad del pretendido Estado Islámico, no tiene ningún reconocimiento internacional, ni en la ONU, y están instaladas en la barbarie más absoluta, llena de una crueldad imposible de soportar por más tiempo. Que la compasión nos haga comprender el sufrimiento de los palestinos, no nos impide que también la sintamos por los cristianos de Siria o de Irak. No, no, de ningunas de las maneras, pues sentimos el mismo dolor se llamen palestinos o cristianos, porque el dolor de los hombres no tiene raza, color o religión.
Y, aquellos que tenemos un pensamiento de izquierdas, lo somos porque pensamos que estas inquietudes sociales van más acordes con las ideas de solidaridad y de justicia social que con otras ideologías del entramado político. De tal manera, que no nos duelen prendas en ¡maldecir! Y en señalar a voces –si hiciese falta– las atrocidades sanguinarias que han perpetrado lo yihadistas contra una población cristiana indefensa. Nada justifica tanta perversión y tanta maldad, pues no existe mayor desolación que ver la cabeza sangrante de un cristiano levantada, en señal de trofeo, por un niño de apenas unos años…
Dios es amor, consuelo, amparo y sobre todo “compasión”… Y, ninguna religión que se precie puede ser buena si en ella no habita la compasión. Es verdad que la tierra no es el cielo, y aquí los hombres luchamos por imponer nuestra filosofía sobre los demás; sin embargo, todo tiene un límite y no todo vale, hay líneas que no se pueden traspasar, porque entonces no nos podríamos llamar hijos de Dios, sino hijos de los infiernos…
Y, algo tendrán que reflexionar los musulmanes que llevan a estos fanáticos a invocar el nombre de “Al lahu-àkbar” para llenarse las manos con la sangre de sus semejantes… Sí, verdaderamente, algo tendrán que reflexionar los musulmanes, para apartar del pensamiento generoso del “Profeta”, a estos idólatras de la muerte donde la crueldad tiene su rostro más macabro…