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Juan Antonio Artiel, Javier Téllez y Francisco Javier Pérez, galardonados con el carnavalero de oro del 2018
Fotos: Quino
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Juan Antonio Artiel: “Estoy sin palabras, este reconocimiento es lo más grande”
Han sido 23 años dedicados a un pasión, porque “el carnaval nunca termina”. Implicación, esfuerzo, perseverancia, constancia y “el apoyo incondicional de mi mujer e hijas, solo ellas saben lo que es, y siempre me han apoyado”, confesaba Juan Antonio Artiel.
Después de más de dos décadas, el veterano carnavalero se subía nuevamente a las tablas del Revellín pero, en esta ocasión, antes de que comenzase el concurso. Había llegado la hora de reconocerle su aportación al carnaval caballa y él, uno de los protagonistas, no podía articular palabra. “Estoy mudo, es un gran orgullo, no me lo creo, esto es lo más grande”.
Han sido dos décadas entregado. Su andadura comenzó en el año 95 con los ensayos que le llevarían un año más tarde a debutar en la gran cuna del carnaval, el Falla. Permanecería una década haciendo reír en la modalidad de chirigotas con diferentes autores. Pero desde hace 13 está volcado con su “debilidad”, la comparsa, en la que asegura que, después de tantos años, “me puedo permitir elegir salir con los mejores”. Ayer lo hizo con la que se ha presentado durante los últimos años, la comparsa ‘Hasta el sol’, dirigida por Alfredo Luque y con letras de Valeriano Hoyos.
Confiesa que todos los años dice que “éste será el último, pero luego llega agosto, te empiezan a animar y te dejas camelar”. Para no perder la costumbre vuelve a repetirlo y, asegura, que tanto por él como por su familia “puede que éste sea el definitivo”.
Javier Téllez: Después de 30 años “no necesito demostrar nada”
Javier Téllez es uno de los nombres más reconocidos del Carnaval y al que este año le imponían la Caballa de Oro, ya era hora, pensaban algunos. Sin embargo, el carnavalero reconocía, después de 30 años sobre las tablas, que “no necesito demostrarle nada a nadie”. Pese a ello, ayer, cuando su nombre resonó por los altavoces del Auditorio, no podía ocultar la satisfacción de recibir el mayor galardón del carnaval. Téllez insistía en que el nombramiento tiene “muy poco interés porque es como la lotería, lo cual no significa que no se lo merezca todo aquel que lo ha recibido a lo largo de la historia del galardón”.
En un par de ocasiones prometió que nunca recogería la Caballa, pero no pudo oponerse a “las niñas de sus ojos”, sus hijas, que “casi me han obligado a hacerlo”, se sinceraba. Y a ellas les dedicaba anoche, sumergido en una estela de emoción, este honorable reconocimiento que compartía con “dos grandes amigos”, Francisco Javier Pérez y Juan Antonio Artiel.
El veterano carnavalero debutó con agrupaciones callejeras, curtido en cuartetos, comenzó con la agrupación callejera ‘Payasos serán ustedes’ para, al año siguiente, fundar y despuntar con la mítica chirigota ‘Las plantas’. Pero la fama no fue inminente, tardó 9 años en hacerse con su primer premio. Y es que para Téllez “hay mucha gente que se queja y no lleva ni tres días”.
Como hombre de retos pasó a la modalidad de cuartetos donde ganó dos años consecutivos, hasta que regresó a sus orígenes: a la calle. La experiencia sobre las tablas la proyectó con las agrupaciones callejeras donde ha disfrutado durante cuatro años caldeando “el verdadero carnaval”, como muchos señalan.
Francisco Javier Pérez “Es para mi familia, son los que me han aguantado siempre”
Veintidós años entregado en “cuerpo y alma “ al Carnaval se dice rápido, pero tan solo él, Francisco Javier Pérez, más conocido como ‘El Chaqueta’, y su familia, son conocedores del esfuerzo que requiere. Por eso anoche cuando Pérez recibió la máxima distinción de la fiesta de febrero, la Caballa de Oro, destacó que los otros protagonistas y merecedores de la misma eran los que siempre le habían “apoyado y aguantado”: su familia.
De él han dicho que “es un hombre comprometido con la fiesta”, merecedor de la Caballa y, sobre todo, por “su humildad, su voz y sus bromas”.
‘El Chaqueta’ debutó en el carnaval por la puerta grande, al igual que su primo y compañero de distinción anoche, Juan Antonio Artiel. El olimpo de esta fiesta, el escenario del gran teatro Falla, se erigía ante un jovencísimo Pérez que cruzaba el Estrecho con una chirigota en la categoría de juveniles. Corría entonces el año 96, pero no sería la última vez que actuaría en Cádiz, donde regresaría con ‘Los discípulos y la gran comilona’.
Estas más de dos décadas dejándose la voz sobre el escenario las ha repartido en dos modalidades. Sus primeros pasos los dio con Pepe Romero en la chirigota de O’Donnell y, más tarde, con Pepe Pozo. Su registro aparece en ‘La senda de los elefantes’, en la de los policías o ‘Las Aguasvivas’ y, así hasta 2008 cuando comenzó en la modalidad de comparsa, en la que continúa y anoche regresó al escenario del Revellín.
Sin embargo, asegura que “el gusanillo del carnaval lo he mamado de mi barriada, en O’Donnell”, cuna de chirigoteros que este año ha abandonado el concurso.
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