Carme Chacón, una ministra con gran corazón

• En este testimonio se hace alusión a un gesto de Chacón que intervino para que se le facilitara una vivienda adaptada a un guardia civil de Ceuta que padecía una grave enfermedad

Esta semana hemos conocido la perdida de Carme Chacón, la primera mujer ministra de Defensa y destacada dirigente del Partido Socialista Obrero Español. Una noticia que ha convulsionado los medios de comunicación y el panorama político de nuestro país. Dirigentes de todos los partidos  han elogiado su valía como política y han mostrado su pesar por la muerte de una mujer joven, pero también de la madre, del ser humano, algo más importante que la política.

Nadie la criticó públicamente, porque hablar bien de una recién fallecida es una simple cuestión de respeto y educación. Nadie la criticó públicamente, pero en la intimidad de los WhatsApp los “guasosos” no pararon de enviar mensajes con textos como “conviene recordar que fue la que suprimió los honores el Ejército en los actos religiosos. Desde entonces no se le puede hacer el saludo al Santísimo ni a las imágenes. Quitó la Misa del Carmen en Marín en la entrega de despachos. Prohibió a los Cadetes desfilar en el Corpus y en la procesión de la Virgen del Alcázar, etc”.

Los contenidos de estos WhatsApp pueden ser ciertos, pero se omite que España es un país aconfesional desde 1978, con la aprobación de la Constitución Española y, por tanto, no se reconoce una religión oficial. Nadie dudará que una orden que rompe con una tradición de cientos de años se decide colegiadamente con los oportunos informes jurídicos que avalan la necesidad y la legalidad de tomarla, porque tienen una repercusión social y mediática muy importante.

No tenía intención de escribir sobre Carme Chacón, pero al ver los WhatsApps que circulan sin pararnos a  reflexionar sobre la certeza, ni la oportunidad de lanzar mensajes que trasladan una imagen negativa de una persona que no se lo merece, me decidí a contar una vivencia que tuve con Carme Chacón, que define con nitidez, la calidad humana de una mujer, que en esos momentos, era ministra de Defensa.

Hace unos años un joven guardia civil destinado en Ceuta tuvo la desgracia de padecer una grave enfermedad que le cambio la vida a él y a su familia. Desgraciadamente los médicos le dieron pocos meses de vida y comenzó a necesitar de una silla de ruedas. Tenía vivienda en Ceuta, pero la vivienda era otro impedimento más, porque necesitaba un domicilio adaptado, cosa que le era imposible en Ceuta. Después de mucho buscar se enteraron que en el Patronato Militar había una vivienda adaptada sin habitar por lo que la familia intentó conseguir que se la asignara provisionalmente por las razones narradas y la cercanía entre el Ejército y la Guardia Civil. Se trataba de una circunstancia especial que debía tener –entiendo- un trato diferencial por razones humanitarias.

La familia lo intentó, pero le fue imposible. Todo eran normas, zancadillas e impedimentos que podían salvarse si había voluntad de ayudar. El propio coronel Ramón Cortes, una persona humana y especial que mandó la Comandancia de Ceuta, intentó remover los corazones y los obstáculos que impedían que este guardia civil pudiera vivir más dignamente hasta que Dios decidiera. Las respuestas eran las mismas, NO.

La familia se dirigió a mí para ver si quedaba alguna posibilidad legal. Yo sabía que lo habían intentado todo y tenía la certeza que había que hacerlo en otro ámbito. Fue entonces cuando hable con Mamen Sánchez, diputada del Partido Socialista Obrero Español, con la que había tenido algunas reuniones y le explique el tema. Ella me dijo: “Hablaré con Carme Chacón, pero te digo de antemano que si se puede lo hará, porque es una persona especial y muy humana, pero si no se puede no se puede”. Finalizó diciéndome redáctame un correo explicándome el tema, le contesté, ya lo he hecho y está mandado.

Carme Chacón se preocupó personalmente de este caso y les facilitó la vivienda, además se preocupó por el estado de la casa para evitarles gastos de acondicionamiento; autorizando una partida especial para la reparación y compra de los enseres necesarios. Se interesó por la salud y la situación de la familia con la discreción que caracteriza a las personas que no quieren sacar rédito de estas cuestiones, como también lo hizo Mamen Sánchez.

Cuando me enteré de la muerte de Carme Chacón lo sentí profundamente, porque se ha marchado una mujer con un gran corazón, con una humanidad extraordinaria. Desconozco si era creyente o atea, pero si Dios existe, ella ya lo sabrá y, por supuesto, Él la recibirá con regocijo, porque corazones de esa talla no se reciben todos los días. Aquí estamos tristes, porque cuando muere un ser humano extraordinario todos morimos un poco y la sociedad pierde la oportunidad de poder recurrir a personas que hacen más de lo que pueden. Eso es lo que las hace especiales y Carmen Chacón, lo era.

Que corran los WhatsApp.