La Guardia Civil ha decomisado en lo que va de año prácticamente tonelada y media de hachís que intentaba ser introducida desde Ceuta a Algeciras en su amplia mayoría en dobles fondos de vehículos. Conforman la caravana de la droga, una suerte de camino constante para sacar mercancía.
A falta del cierre oficial de las actuaciones enmarcadas en la lucha contra el narcotráfico, son más de 60 los detenidos este 2024 por delitos contra la salud pública y unos 1.500 kilos de hachís los aprehendidos, según fuentes oficiales consultadas por El Faro.
Hay mil maneras de pasar hachís, pero también mil maneras de abortar ese delito. Los vehículos transformados en particulares pateras de la droga siguen utilizándose para intentar burlar el control en el embarque, amoldando huecos naturales para servir de depósitos de la droga.
También creando dobles fondos, caleteando el coche para ocultar la mercancía. Así, autónomos cuyo negocio ha fracasado, jubilados con deudas imposibles de afrontar, jóvenes engañados para servir de cabeza de turco de las redes del narcotráfico llenan las celdas tras ser sentenciados por los juzgados de Ceuta. Ellos son los que tocan la droga y los que pagan con presidio. Con sus arrestos terminan los servicios.
Tres filtros son los que deben pasar para cobrar su porcentaje: la frontera, el embarque de Ceuta y el de Algeciras. Tres filtros, tres controles y tres posibilidades de terminar con los grilletes puestos.
A pesar de ello, siguen produciéndose este tipo de pases, usando todos los escondites posibles para buscar el despiste: las ruedas, el techo, el piso, el salpicadero, tanque de gasolina… cualquier amasijo de hierro para cargar los bloques que conforman los alijos.
En Marruecos la guerra contra el narcotráfico se ha saldado con el decomiso de más de 249 toneladas de hachís. En ese montante de kilos y kilos se incluyen las aprehensiones ejecutadas en Bab Sebta, en donde cada vez son más habituales los servicios antidroga.
El empleo de semirrígidas, las conocidas como narcolanchas, así como el fondeo de la droga son alternativas para el pase de la narcótica sustancia en grandes cantidades con más beneficios, aún así la ruta de los coches, como si se trata de una cadena de hormigas, sigue siendo una constante.
A lo conocido se suman vías sorprendentes que incongruentemente no han concluido con arrestos de implicados. Sucedió las pasadas navidades. La Guardia Civil interceptó 3.000 kilos de hachís ocultos en una de las cargas de animales muertos y restos cárnicos que se trasladan a la Península para su destrucción.
El destino final era la planta incineradora de Zaragoza, la mercancía terminó en el puerto de Algeciras. No eran cuatro fardos, sino una de las mayores cargas de hachís que se ha conocido, nada menos que 3 toneladas utilizando el traslado de animales muertos, ya que en Ceuta no se permiten entierros ni hay modo de incinerarlos.
Este tipo de cargas vienen selladas con unas bridas especiales y no se abren en los embarques porque supuestamente han pasado un control previo. En este caso ese control no existió como se debía, puesto que se intentó pasar la mercancía.
Se sabe que la Policía Judicial de la Guardia Civil abrió una investigación sobre los hechos, pero un año después no hay detenidos ni se ha dado con los artífices de una operación que iba a salir redonda.
El negocio del narcotráfico genera beneficios y tiene extensiones a todos los niveles.
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