Hace poco tiempo se presentaba por parte de la Cámara de Comercio de Ceuta, el resultado de una encuesta que se había venido realizando unos meses atrás por parte de la secretaria de Estado de Comercio. El estudio versa sobre el impacto del cliente marroquí en el comercio minorista de Ceuta. Se le había encargado a una consultora privada. Junto a este hay otro, no sé si de la misma fecha, en el que se hace un diagnóstico de la situación del comercio minorista en Ceuta. Aunque a ambos trabajos no se les ha dado excesiva difusión, es relativamente fácil encontrarlos en la red. En el caso del diagnóstico de la situación del comercio minorista en Ceuta se hace jun minucioso análisis descriptivo de la situación, partiendo para ello de fuentes primarias (encuesta a comerciantes censados) y de fuentes secundarias (estadísticas oficiales). Lo primero que destaca, justo al comenzar el mismo, es la terrible sentencia que se realiza: “…el comercio minorista de Ceuta, al igual que ocurre en muchos territorios, está mostrando síntomas de agotamiento…”. Sin embargo, a lo largo de sus páginas descubre uno afirmaciones satisfactorias y esperanzadoras: “…El 39,66% de los empresarios del sector comercial minorista de Ceuta tiene previsto aumentar el personal en el plazo de uno a dos años, respecto al 1,72% de los mismos que considera que tendrá que reducir personal…”. Y a continuación el tópico de siempre: “…Frontera y aduana. Factores externos que limitan el sector…”. Todo lo anterior viene acompañado de muchos datos sacados de estadísticas oficiales. Merece una especial atención el apartado de conclusiones. “El comercio minorista de Ceuta constituye un sector en pleno proceso de adaptación a las necesidades de su clientela actual, compuesta de forma mayoritaria por los propios habitantes de Ceuta y con una fuerte y creciente presencia del cliente marroquí, siendo intrascendente la aportación de los procedentes dela península”. O lo que es lo mismo. Ceuta se ha quedado para vender productos a sus propios habitantes y también a Marruecos. Por esta razón, hubiera sido muy importante haber incluido en este estudio un análisis del impacto que pueda tener el desarme arancelario de Marruecos en el futuro económico de Ceuta. O al menos, haber hecho mención a los estudios ya realizados al respecto. En lo referente a las propuestas que se realizan para dinamizar el comercio, destacan algunas. Bajar el precio de los barcos para las mercancías. ¿Y por qué no para las personas, dada la baja afluencia de viajantes de la península?. Menos impuestos. ¿Se refieren al IPSI, que es un impuesto claramente inflacionario?. Facilitar los trámites aduaneros y bajar costes. De acuerdo. Pero, ¿no sería mejor integrarnos en la Unión Aduanera, mediante alguno de los mecanismos transitorios existentes y/o en su caso desarrollar el mecanismo de las reglas de origen? Potenciación del turismo comercial. De acuerdo. Pero ¿cómo? El otro estudio es el referido al impacto del cliente marroquí en el comercio minorista de Ceuta. Un aspecto destacable del mismo es la referida al horario de apertura y cierre de los comercios de Ceuta. Indican que el 72,73% se encuadran en lo que se denomina “forma tradicional”, que deciden voluntariamente no abrir los sábados por la tarde. Al contrario de lo que ocurre en la Zona del Puerto, en la que el 62,5% abren todos los sábados. Respecto a la apertura en domingos y festivos, se resalta que Ceuta tiene libertad de apertura, aunque el 43,64% no abren nunca, salvo el 18,8% que abren todo el año, fundamentalmente en la Zona del Puerto. Las razones que nos dan los autores del estudio es que la falta de clientes por la salida masiva de los ceutís a la península o a Marruecos los fines de semana, junto con la escasa rentabilidad constituyen los motivos más recurrentes. De hecho, del escaso porcentaje del 40% de clientes marroquíes que se quedan a pernoctar el fin de semana, sólo el 10% manifestaron su interés en que los comercios abrieran los domingos, y un 40% que se ampliaran al sábado por la tarde. Esto corroboraría la postura de los comerciantes ceutíes. Pero además, hay una importante cantidad de empresas que entienden que no abren los fines de semana porque no lo consideran necesario, pues opinan que el cliente debe adaptarse también a sus necesidades. Sin embargo, en el estudio sorprenden dos afirmaciones. Una, referida a que esta mentalidad no es acorde con las tendencias actuales. Otra, que los costes de personal para abrir un día festivo son “muy elevados” por lo estipulado en el convenio colectivo. Ambas sin base alguna que las sustente. Respecto a la primera, no hay evidencias científicas que avalen que la apertura comercial los días festivos es más beneficiosa para la economía. Ello depende de las zonas, las estaciones y las condiciones comerciales que se fijen. La segunda es más sorprendente. Si accedemos al convenio colectivo del comercio ceutí podremos ver que en su artículo 9 se establecen las condiciones de la jornada laboral. Añadir a un exiguo sueldo de apenas 1.000 euros 47,99 euros por domingo trabajado, 1 día de asuntos propios por cada 12 tardes de sábado y un plus del 10% al salario base, entiendo que no se compadece con la afirmación de que “los costes de personal por abrir un día festivo son muy elevados”. Máxime cuando las grandes cadenas abren en esos días sin problema alguno. Que estas afirmaciones se contengan en un estudio avalado por la Secretaría de Estado de Comercio, entiendo que es un error de bulto, que no hace más que corroborar el sectarismo ideológico de sus promotores, lo que sin duda contribuye a devaluar la solvencia técnica del mismo.