La capitán (como ella se presenta, sin a al final) Domínguez Alcaraz (Ceuta, 1987) ascendió a ese rango el año pasado y salió destinada como jefe de la Compañía de Mar de la ciudad. Caballa de familia militar, casada con un militar y con dos hijos pequeños, es licenciada en Economía por la UGR y Máster en Gestión y Dirección Financiera.
Aprobó la oposición de intendencia en 2015 y, tras dos años en la Academia General, en 2017 se hizo cargo del mando de la Sección de Abastecimiento de la Compañía de Mar de la ULOG 23 antes de pasar por la Sección de Asuntos Económicos de la Comandancia General.
En mayo será una de las cinco mujeres que formarán parte del contingente ceutí destinado a Irak. Es “feliz” en su trabajo, no percibe ningún ‘techo de cristal’ y opina que en el Ejército no queda más machismo por “pulir”.
– ¿Usted se presenta como capitán o como capitana?
– Realmente está bien dicho de las dos formas según la RAE, pero yo prefiero capitán.
– ¿Por qué?
– Tradicional... Aquí no miramos el sexo, somos todos iguales. Prefiero capitán.
– ¿Qué significa para usted el 8 de marzo?
– Es un día importante. Para mí representa los logros conseguidos por la igualdad de la mujer, que es bastante importante, y cómo ha evolucionado con el paso del tiempo.
– ¿A qué edad decidió ser militar?
– Realmente no lo recuerdo. Yo creo que siempre lo quise. El hecho de venir de una familia militar y verlo desde pequeña creo que fue inculcando en mí cierta vocación.
"Nuestro trabajo, plan de estudios, carrera, no contemplan diferencias entre hombres y mujeres"
– Antes apelaba a la’tradición’. ¿Cómo sentó en casa que usted también quisiese llevar uniforme?
– Bastante bien. Somos tres hermanas y el hecho de que una de sus hijas también quisiera ser militar, como mi padre, creo que fue un gran orgullo. Por lo menos eso es lo que me han demostrado.
– Antes de hablar de los cuarteles, ¿en la vida en general percibe todavía mucho machismo?
– Realmente no. Creo que hay que pulir, y no tanto por el ambiente o la sociedad, sino por las personas, porque como con todo hay a quien le cuesta más o menos avanzar.
– ¿Hay más por ‘pulir’ dentro de las Fuerzas Armadas que fuera?
– No. En mi opinión yo creo que dentro del Ejército no hay más que pulir. Tenemos unos derechos y unas obligaciones que son iguales para todos. Nuestro trabajo, nuestro plan de estudios, nuestra carrera, no contemplan diferencias entre hombres y mujeres.
– ¿No percibe, entonces, que tenga un ‘techo de cristal’ en lo que a su progresión profesional se refiere?
– Para nada. Todo depende de los gustos de las personas. Yo me metí en el Ejército, estoy ejerciendo, sé cuál es mi carrera como teniente, como capitán... Voy haciendo mis cursos y no creo que tengamos ningún tope, todo depende de adónde quiere llegar cada uno. Hay mujeres que son generales, coroneles... Incluso aquí.
– ¿Dónde se ve usted en tres o cinco años?
– Seguiré con el mismo empleo dentro de tres años porque soy muy moderna, pero supongo que mi destino estará fuera de Ceuta cambiando, progresando y mejorando.
– ¿Cuál es su horizonte? ¿General?
– No creo que llegue por la edad, pero me gustaría alcanzar lo máximo que pueda valorando la familia y la carrera. Mis límites me los iré poniendo yo misma.
– A nivel nacional las mujeres suponen casi el 13% de los efectivos de las Fuerzas Armadas. ¿En Ceuta se replica ese porcentaje?
– Yo creo que sí, quizá incluso superior. No creo que sean pocas ni muchas porque depende del gusto individual. Hemos llegado más tarde, a finales de los ochenta, y hemos ido aumentando constantemente, cada año.
– ¿Es distinto ejercer la autoridad que recibirla como mujer en el Ejército?
– Es lo mismo. No creo que el sexo tenga nada que ver. Yo estuve de teniente en la Sección de Abastecimiento en la Compañía de Mar y tenía un capitán, pero lo importante es lo que hace cada uno, los objetivos y las metas de cada persona.
– ¿Si estuviera en infantería cree que podría haber llegado a ser jefa del Tercio o el Grupo de Regulares?
– Por supuesto. En Ceuta tengo compañeras que son capitán en Regulares, Caballería... Depende de cada persona. Yo elegí intendencia.
"En mi caso ha sido mi marido [también militar] quien ha solicitado ejercer las opciones para conciliar"
– ¿No tiene la sensación de que algo le podría haber resultado o más fácil en su carrera siendo hombre?
– Para nada. En el Ejército hacemos todo igual. Tenemos unos objetivos y avanzamos o no, sin distinción alguna.
– Su pareja también es militar y tienen ustedes dos hijos muy pequeños. ¿Cómo es la conciliación en el Ejército?
– Tenemos una normativa regulada que contempla ascensos, cambios de destino, niños pequeños... No tengo ninguna queja.
– Está todo “regulado”, pero ¿no ha echado nada de menos?
– Nada. He tenido opciones para conciliar y en mi caso ha sido mi marido quien ha solicitado ejercerlas.
– Ahora está preparándose para ir a Irak. ¿Qué la mueve a involucrarse en esa misión?
– La vocación. Yo soy muy feliz siendo militar, es la mía. No todo el mundo puede decir que es feliz en su trabajo. Yo sí. Ser militar no es solo levantarse a las 7.00, estar hasta las 15.00 y un uniforme. Conlleva saber que tienes que estar fuera de casa, tus maniobras, tus guardias... Y las misiones. La confianza que te da un mando para irte es lo mejor que pude haber.
– ¿Cuántas mujeres viajarán desde Ceuta a Irak?
– El contingente está formándose. Creo que seremos unas cinco.
– ¿Su papel será distinto por ser un mujer en un país donde la presencia de las féminas en la esfera pública es tan limitado?
– Para nada. Creo que en ese país ya están acostumbrados a ver a las mujeres con uniforme. No voy a ser la primera ni la última. Intentaré hacer mi trabajo lo mejor que sé, como me han enseñado aquí, con respeto a su cultura y a sus tradiciones, pero sin que tenga que cambiar mi forma de trabajo.
ole mi Maria !!!!!
Para los mismos trabajos el mismo baremo eso si es igualdad lo demás es favoritismo y discriminación
Paso corto y vista larga VALIENTE!!!!!!