Con la Virgen del Carmen ya en la Catedral y los feligreses sin misa en su templo, la capilla de la Almadraba es el vivo ejemplo del olvido y de la ausencia de mimo de un Obispado de Cádiz en Ceuta que parece tener a esta ciudad como mera coletilla. Se olvidó de ella la Ciudad Autónoma que anunció múltiples inversiones nunca cumplidas. Y se olvidó de ella el Obispado y, por ende, el vicario como principal autoridad religiosa en nuestra ciudad. Ese olvido se ha traducido en deterioro y ese deterioro en la situación que se padece actualmente: el templo cerrado y amenazado con su derribo. De no ser porque los feligreses se movilizaron en su crítica, a buen seguro que ese habría sido el destino final ya que la propia Ciudad así lo confirmó en una nota de prensa remitida a los medios de comunicación tras desprenderse parte del techado.
En esos días proliferaron las fotografías en redes sociales de ‘amantes’ de este templo posando con él de fondo. También se colocaron fotocopias muy críticas con la gestión del obispado y del vicario que, curiosamente, han sido arrancadas. El anuncio oficial quedó congelado, salvándose 81 años de historia... al menos de acuerdo con el compromiso político hecho público.
“Lo único que nosotros queremos es que se cumpla con el acuerdo plasmado en la reunión entre Ciudad, Delegación y Obispado”, reconocen los feligreses con los que ha contactado este periódico. Ese acuerdo no es otro que la restauración de la capilla. Porque estos devotos huyen de lujos, de reformas de envergadura, solo quieren su capilla digna, que pueda ser utilizada, que puedan rezar allí a su virgen del Carmen y que puedan cuidarla como ellos saben.
Que ahora no lo puedan hacer tiene una doble culpa: la del Gobierno local por no cumplir con lo que dijo en su día y, sobre todo, la del Obispado, que ya generado demasiados malestares con algunas de sus gestiones en nuestra ciudad estando Rafael Zornoza a la cabeza. La falta de preocupación que ha demostrado por este templo religioso ha llevado precisamente a su cierre sine die.
“Nosotros solo queremos que se restaure la capilla, no queremos lujos ni altas consideraciones”, añaden. Los feligreses aluden a la “humildad” que durante 81 años ha caracterizado a este lugar que ha albergado bautizos y comuniones y hasta donde han acudido multitud de personas para participar de los quinarios, “para la eucaristía de la playa”... y sobre todo, como escenario más relevante, de la celebración de la Virgen del Carmen más marinera, con su misa, la entrada en el mar y su posterior procesión por las calles del barrio.
Ahora nada es como antes. La misa de los domingos a las 11:00 horas tiene lugar en la Catedral, la capilla cierra a expensas del inicio de una obra comprometida, pero quienes se han partido el pecho por cuidar de este templo temen que esos compromisos se desarrollen como hasta ahora: con lentitud, sin llegar a tiempo, sin la celeridad debida y esperada.
El Obispado ya cedió la titularidad de la capilla al Gobierno local para que así pudieran iniciarse las obras, tomando como referencia un proyecto de remodelación de este templo. Los fieles esperan que esos compromisos no se pierdan para evitar que se tenga que soportar otra pérdida más del templo que pueda ser irreversible.
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