Los ferrocarriles españoles pueden presumir de haber creado el lunes 8 de agosto y en la Estación de Atocha de Madrid, un caos que afectó a miles de viajeros. La razón parece que fue el robo de fibra óptica en la línea de Barcelona, pero lo cierto es que el desconcierto y la falta de información, afectó a numerosas ciudades españolas, también del sur. Incluso estaba cerrado el local de la Clase Club de la Estación y las colas para el control de equipajes eran interminables.
Concretamente en el caso de Málaga, el Ave que debía salir a las 18:13 se retrasó sin información alguna sobre el tiempo de demora ni las razones del retraso. Junto a la muchedumbre de la sala de embarque en la primera planta, estaban los viajeros con destino a Málaga. Había extranjeros perplejos, personas con minusvalías en sus sillas de ruedas, madres con sus hijos en los cochecitos, trabajadores de Atendo conduciendo a personas con discapacidades, junto a hombres mujeres y niños abandonados a su suerte, muchos sentados en el suelo.
Y aunque los altavoces repetían una y otra vez que se debían guardar las distancias de seguridad por el Covid, ello era imposible, porque en el salón se agolpaban masas de personas que respiraban forzosamente unas sobre otras.
Lo curioso por no decir indignante, es que el siguiente Ave con destino a Málaga y con horario a las 19:35 fue llamado al embarque a su hora, pasando por delante del demorado de las 18:13. Ante el silencio de los teléfonos de información de Renfe, mi opinión es que, al dar por perdidas las indemnizaciones del compromiso de puntualidad por el retrasado, optaron porque saliera el de las 19:35 a su hora, para así ahorrarse miles de euros. De haber hecho lo correcto, primero el de las 18:13 y después el de las 19:35, habrían tenido que indemnizar seguramente a los viajeros de los dos trenes. Y desde luego nada se dijo de las cantidades que pagaron los de clases especiales y no recibieron ni el sitio adecuado ni la alimentación abonada.
"Los sufridos malagueños y extranjeros del Ave de las 18:13 fueron llamados cerca de las 20:00 horas sin controlarles los billetes, lo que produjo una avalancha hacia el andén"
Los sufridos malagueños y extranjeros del Ave de las 18:13 fueron llamados cerca de las 20:00 horas sin controlarles los billetes, lo que produjo una avalancha hacia el andén. La nueva sorpresa fue que habían habilitado un tren Avlo pintado de rojo que son los utilizados para viajes de bajo coste. Por los altavoces anunciaron que no existían reservas de plazas, así que cada viajero podía sentarse donde quisiera. Esto generó otra carrera de hombres, mujeres y niños hacia los sillones vacíos y los que compraron primera clase, se encontraron al mismo nivel de los demás de clase turista. El rojizo Avlo salió por fin a las ocho de la noche, sin que Renfe ni Adif hubieran facilitado información alguna del desaguisado múltiple.
Y al llegar a Málaga, era difícil por no decir imposible localizar a los empleados de Atendo que ayudan a las personas en dificultades físicas o con coches de bebé porque, ante tal desconcierto, no se podía encontrar a los necesitados de ayuda.
Un desastre de organización y comunicación que no solo perjudicó a los viajeros que aguantaron horas de espera y a la propia Renfe que deberá abonar miles de euros de indemnización, sino también a diversas ciudades como destino turístico, al resto de Andalucía e incluso a Ceuta y Melilla, por la falta de coordinación, de informe a los pasajeros y la sensación de desorden caótico que se respiró en el tren de las 18:13 a Málaga.
Y como siempre, el caso de Ceuta es especial por cuanto el perjuicio para un residente peninsular fue de unas dos horas de retraso más las incomodidades citadas, pero en lo referente a los viajeros ceutíes, pudieron perder su conexión de barco o incluso tener que pernoctar en Algeciras o alrededores con el consiguiente gasto adicional. Un día para recordar.