Se llama Mustapha Aghylane y es un auténtico campeón. Ejemplo de lucha y superación, algo que ha demostrado en el instituto en donde se forma desde hace dos años, el ‘Almina’, en donde ha logrado la Medalla de oro en la XVIII Olimpiada matemática en la categoría de 1º y 2º de ESO.
Mustapha nació en Marruecos pero se encuentra acogido como muchos otros menores del vecino país en el centro ‘La Esperanza’. Enamorado del fútbol, le gustaría poder ser un astro del balón como su ídolo Neymar, pero además de sus sueños tiene los pies en la tierra y quiere aprovechar los recursos educativos que le ofrecen en la ciudad. En el ‘Almina’ cuentan que le encanta las matemáticas, de hecho su diploma como campeón demuestra que ese gusto se traduce en reconocimientos. Sus profesores dicen de él que tiene una gran capacidad lógico-matemática y que destaca sobre sus compañeros de clase en la resolución de problemas.
Con 14 años, representa ese perfil, ese rostro que debería tener también su hueco en el pensamiento social genérico porque el pensamiento único y cerrado en torno a los menores que se atienden en ‘La Esperanza’ es, además de absurdo, injusto. Educado, cariñoso, risueño y tímido. Así es Mustapha. “De hecho, el otro día lo pasó regular cuando el director pidió un aplauso especial y le dio un abrazo delante de los demás” por sus logros. Sus compañeros de clase, con los que tiene una gran relación y con los que queda los fines de semana para pasear por el centro, se sumaron al cariño que es mutuo entre todos y que hacen del ‘Almina’ un ejemplo de instituto integrador.
Este es el primer curso que Mustapha recibe clases en un grupo “normal”, ya que el anterior solo asistía a las clases de inmersión lingüística. Su equipo docente decidió apostar por él y que en algunas asignaturas como matemáticas, lengua castellana, geografía, educación física y educación plástica y audiovisual intentara seguir el ritmo de sus compañeros e integrarse con los demás. “Esta decisión fue todo un acierto y sus beneficios se notan día a día”, exponen en el centro, algo que quedó de manifiesto cuando el jefe del departamento de matemáticas lo llamó junto a su compañero José Antonio Espinosa, para que subiera a recoger la Medalla de oro de la XVIII Olimpiada matemática.
Como Mustapha hay muchos más chicos luchadores, con ganas de aprender, integrados, con objetivos en la vida que huyen de siglas y de prejuicios. Son el ejemplo que rompe los generalismos y que debieran romper también las barreras.
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